El pensamiento de
Mounier (1905-1950)
es conocido
como “personalismo comunitario”. Esta doctrina ético-política diferencia la persona del
individuo. Pone a la persona y sus relaciones solidarias con los
demás como centro de interés en todos los entornos de la vida.
Ser cristiano para Mounier, es ser rebelde. El Manifiesto al servicio del personalismo (MSP) ensayo publicado en 1936. Interpretó la crisis de la civilización del siglo XX, es uno de los intelectuales que mejor comprendió las principales corrientes del pensamiento actual.
El
humanismo de Marx o el comunismo, en su misma esencia, es violenta crítica
contra la religión, y el de Nietzsche o el nihilismo, es el odio más absoluto y
brutal contra la fe en Dios, es decir, contra el cristianismo.
Un
enfoque de la Psicología Cristiana comprometida con las personas y sus
comunidades, es capaz de responder a las exigencias esenciales del espíritu
humano desde una óptica personal, social y comunitaria.
El personalismo cristiano es uno de los fundamentos que permitieron la renovación de la vida social. Luego de la IIª Guerra Mundial apostó en favor de la integridad de la persona, hasta nuestros días.
La
influencia de la publicación de la Revista “Esprit” que plantea debates en
campos de la política, filosofía y movimientos sociales, ... hacen de su
fundador (Mounier) uno de los pensadores cristianos más influyentes del siglo
XX.
Persona
es vocación, esta es una de las afirmaciones en las que se apoya el
personalismo cristiano, que en lo más profundo de nuestro ser humano nos llama
a la superación, y que el hombre escucha en cuerpo y alma porque es un ser
encarnado.
La
profunda vida espiritual de Mounier, que sobre todo se esforzó en la meditación
y oración, da a luz una filosofía que aparece como una síntesis de los valores
del humanismo contemporáneo, y que en un acto de fe afirma el valor absoluto de
la persona humana.
El personalismo cristiano rechaza a la vez los materialismos históricos o polémicos
que rebajan al hombre a la materia, y las ideologías sociales que lo reducen a
una idea, y apoya un “realismo espiritual”.
Mediante
el pensamiento y la acción, Mounier pretendió promover una nueva civilización
del mañana, basada en valores individuales y privados, fueron elogiados y que a
la luz de la Doctrina Social de la Iglesia, lograron el valor de
la persona humana y el bien común.
Mounier
cree necesario restablecer la jerarquía moral de las necesidades, reformar las
estructuras y una comunidad basada en el respeto de las personas. Su afirmación
radical es que los cristianos son los más indicados para llevar a cabo esta
tarea.
Por
otra parte, no se puede aspirar al progreso sin un fin determinado en nombre de
la fe. Mounier ve en Dios la finalidad suprema del avance del mundo, por el que
el hombre se entrega a lo esencial de su dignidad personal entera y absoluta.
La persona con vocación y carisma en una comunidad cristiana al servicio de la Iglesia. Las estructuras cambian a las personas y las personas pueden cambiar las estructuras. Para esto, una revolución es necesaria, ha de ser personal y comunitaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario