viernes, 12 de junio de 2020

CRISIS DEL HOMBRE ACTUAL

Crisis de valores 
Hoy sufre la humanidad una crisis que acaso la historia no haya tenido otra igual. Esa crisis, política-social-religiosa, se corresponde con la crisis de la razón, que pretendió guiar y ordenar la vida humana.

Esta crisis de la razón derivó en crisis de la autoridad, de la convivencia, de las ideas mismas. ¿Qué ideas se respetan o se salvan en esta confusión, qué ideas hay de Dios que con su luz pueda orientar y encauzar la humanidad?

Estamos en este “océano de escepticismo” en cuyo cielo no hay ninguna estrella que pueda orientar al hombre en su rumbo. La crisis que atraviesa la humanidad es, por lo tanto, crisis de fe y, al mismo tiempo, crisis de la razón proclamada autosuficiente.

“Mi inteligencia en mí, lo mismo que mi corazón, es parte interesada y no puede sustraerse a los intereses que ventilan mi cuerpo o mi corazón. No puede ser un juez imparcial  sino siempre es elemento interesado”. La sola razón no basta si no hay radical apertura hacia la naturaleza humana. 

Pascal dice, <no puede definirse al hombre como animal racional, sino como un animal racional y religioso, que está llamado a lo infinito. El hombre por sí mismo no puede alcanzar el infinito: es una mezcla misteriosa, inexplicable, de grandeza y de miseria; de bestia y de ángel>.

No puede menos que reconocer su debilidad. <El último acto de su razón es saber que no puede saber todo> Pero desde el momento en que la razón llega a reconocer su propia limitación, queda abierto el camino para que la verdad nos sea revelada.

El hombre, por la sola razón es incapaz de descubrir su real dignidad humana. El caos y confusión de ideas, derechos y deberes, seguirá hasta que reconocer que el otro -pobre, rico, amigo o no, compatriota o no-, tiene derechos… dignos de nuestro respeto.

“No pocas veces el hombre de hoy se ignora a sí mismo, se desconoce a sí mismo, desconoce su dignidad y es un juguete cuando no una piltrafa, o una cosa cualquiera que no merece respeto ni se hace respetar 

Luego, no queda ya principio, ni autoridad moral alguna, en esta sociedad en conflictos. La autoridad perdió credibilidad. El terrícola -en general-, hoy está vacío de ideales y se convirtió en un animal que persigue sus instintos sin frenos ni barreras.

¿En nombre de qué o de quién se va a proceder a poner orden, a establecer la justicia, si la justicia para unos es sed de venganza, y para otros, aniquilación del prójimo?   

¿Qué hacer? Esta crisis tendrá solución en el retorno de la humanidad a los principios de la fe. La razón humana débil y enferma encontrará su curación en el retorno a Dios; La inteligencia necesita creer y cuando no cree en Dios… cree en el hombre.

Por tanto, la sociedad está constituida de hombres con acceso y exceso de lamentable delirio. Esta explosión de egoísmo y desatino es proclamada como valor supremo, quedando la verdad y la ley supeditada al hombre. (Ej. en nuestra fauna guaraní sobran)

La crisis sólo será superada por el espíritu cristiano del amor y fraternidad, basado en la conciencia de la igualdad de todos los hombres. Cuando nuestras acciones no sean  motivadas por ambiciones particulares, sino enfocadas hacia el bien comunitario.

Solo poniendo fin a arrogancias, envidias y odios, puede venir la solución de este caos. Sólo la fe y el amor al prójimo, pueden ser la base fundamental  de u n nuevo orden al que todos estamos llamados: "humanizar al hombre y a la sociedad". (cf. Arizmendiarrieta-El hombre cooperativo p. 56) continuará... 

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