CUESTIÓN de ÉTICA
Si las personas deseamos
comunicarnos bien, sólo es cuestión de algo
tan simple como ponerse de acuerdo. Pero, si “ponerse de acuerdo”
fuera tan simple no habría tantos problemas en la comunicación interpersonal.
No siempre los
mensajes son correctamente emitidos o comprendidos. Con
razón decía Blas Pascal: “nos persuaden mejor las razones que
encontramos por nosotros mismos que las que provienen de los demás”.
Siguiendo esta
línea de pensamiento, la comunicación eficaz se puede lograr, aprendiendo y practicando técnicas de comunicación que
respeten el derecho del otro a pensar de forma diferente, afirma Pedro
Meireles Sobral.
Se dice que los pilares básicos de una comunicación interpersonal
son:
• Respeto: al “otro” en cuanto tal y sus
manifestaciones, ideas, creencias, etc.
• Pluralismo: frente a toda postura de
intransigencia y de dogmatismo. Coexistimos gente con ideas disímiles.
• Diálogo: como posibilidad de encuentro entre
personas de una sociedad pluralista y convergente. (Podemos tenemos ideas distintas).
• Servicio: aceptando la definición del hombre como
“ser para los demás”
• Igualdad: como valoración
del hombre en su radical y unitario valor
frente a todos los “muros de clase” creados por la injusticia y
creadores de injusticia.
• Acogida de todo hombre, sobre todo del marginado,
para lograr la Amistad, que es la estructura fundamental de la relación propia
de persona a persona.
La ética de la persona encuentra en las actitudes
del diálogo interpersonal un ámbito importantísimo para su realización personal.
Se dialoga con el creyente, con el médico, con el
religioso, con los grupos sociales de diversas culturas, con nosotros mismos,
con Dios. A propósito, dice Mario Ramos Reyes:
“En una
república, un bien intangible, es el de la confianza, sin la cual los gobiernos
pierden autoridad, genera incertidumbre. Ser ético no es sólo cumplir reglas o
normas, sino estar revestidos de confiabilidad.
Y uno
de esos bienes intangibles (que no se puede medir, ni reglar, ni codificar) es
la confianza. “Por eso es intangible como la reputación, o el prestigio
personal. Una democracia es muy frágil y depende de este tipo de bienes.
Si los
gobernados pierden la confianza en sus gobernantes por sospecha de que en vez
de ser “cosa de todos” (res-pública) el Estado no es sino cosa de algunos
(grupos de poder) los cimientos éticos comienzan a erosionarse”.
No pocas veces
las personas “más capaces” caen en posibles tendencias de utilizar artificios
retóricos manipuladores (japú ha pokaré) que llevan
inevitablemente a desencuentros de puntos de vista...
Entonces, sana
relación interpersonal significa renunciar a hablar con mentiras y prepotencia... y privilegiar el arte de dialogar con la verdadera intención de conocer la
perspectiva del otro, antes que intentar el diálogo desde la perspectiva: “Yo
tengo razón”.
El Papa Francisco nos sugiere en esta Cuaresma: “Convirtámonos a un diálogo abierto
y sincero con el Señor”. ¡Ña ñemonguetá porá mina lo mitá!
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