miércoles, 26 de febrero de 2020

DIÁLOGO INTERPERSONAL

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  CUESTIÓN de ÉTICA
Si las personas deseamos comunicarnos bien,  sólo es cuestión de algo tan simple como ponerse de acuerdo. Pero, si “ponerse de acuerdo” fuera tan simple no habría tantos problemas en la comunicación interpersonal.

No siempre los mensajes son correctamente emitidos o comprendidos. Con razón decía Blas Pascal: “nos persuaden mejor las razones que encontramos por nosotros mismos que las que provienen de los demás”.

Siguiendo esta línea de pensamiento, la comunicación eficaz se puede lograr, aprendiendo y practicando técnicas de comunicación que respeten el derecho del otro a pensar de forma diferente, afirma Pedro Meireles Sobral.

Se dice que los pilares básicos de una comunicación interpersonal son:

• Respeto: al “otro” en cuanto tal y sus manifestaciones, ideas, creencias, etc.
• Pluralismo: frente a toda postura de intransigencia y de dogmatismo. Coexistimos gente con ideas disímiles.

• Diálogo: como posibilidad de encuentro entre personas de una sociedad pluralista y convergente. (Podemos tenemos ideas distintas).

• Servicio: aceptando la definición del hombre como “ser para los demás”
• Igualdad: como valoración del hombre en su radical y unitario valor  frente a todos los “muros de clase” creados por la injusticia y creadores de injusticia.

• Acogida de todo hombre, sobre todo del marginado, para lograr la Amistad, que es la estructura fundamental de la relación propia de persona a persona.

La ética de la persona encuentra en las actitudes del diálogo interpersonal un ámbito importantísimo para su realización personal.

Se dialoga con el creyente, con el médico, con el religioso, con los grupos sociales de diversas culturas, con nosotros mismos, con Dios. A propósito, dice Mario Ramos Reyes:

En una república, un bien intangible, es el de la confianza, sin la cual los gobiernos pierden autoridad, genera incertidumbre. Ser ético no es sólo cumplir reglas o normas, sino estar revestidos de confiabilidad.

Y uno de esos bienes intangibles (que no se puede medir, ni reglar, ni codificar) es la confianza. “Por eso es intangible como la reputación, o el prestigio personal. Una democracia es muy frágil y depende de este tipo de bienes.

Si los gobernados pierden la confianza en sus gobernantes por sospecha de que en vez de ser “cosa de todos” (res-pública) el Estado no es sino cosa de algunos (grupos de poder) los cimientos éticos comienzan a erosionarse”.

No pocas veces las personas “más capaces” caen en posibles tendencias de utilizar artificios retóricos manipuladores (japú ha pokaré) que llevan inevitablemente a desencuentros de puntos de vista...

Entonces, sana relación interpersonal significa renunciar a hablar con mentiras y prepotencia... y privilegiar el arte de dialogar con la verdadera intención de conocer la perspectiva del otro, antes que intentar el diálogo desde la perspectiva: “Yo tengo razón”.

El Papa Francisco nos sugiere en esta Cuaresma: “Convirtámonos a un diálogo abierto y sincero con el Señor”.  ¡Ña ñemonguetá porá mina lo mitá!

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