Cuando alguien te calumnia, sobre todo, si eres inocente de los cargos que te imputan, y sabes que te juzgaron equivocadamente? No es raro que nos difamen, que sospechen de nuestras acciones, cuando se trata de ayudar a alguien, por ejemplo, realizando una pollada u otras actividades en el barrio.
Desde el extremo de falsa acusación por asesinato o robo, hasta grescas entre familiares, compañeros de trabajo o vecinos, el impacto negativo, es lo mismo. ¿Cómo reaccionas ante estos casos?. James A. Cress nos regala algunas sugerencias:
- Identifica a tu adversario. Puede ser alguien visible quien moleste. Sin embargo, no siempre el enemigo es una persona. El enemigo puede ser la falta de ocasión para explicar oportunamente los hechos que “produjeron las apariencias” de algún error. Las personas con mentes “cerradas”, imprudentes, abrirán el “pico” sin analizar lo que van a decir. Entonces, ¿cuál es el desafío?. ¿Hacer tiempo para revisar toda la información disponible o, son los preconceptos, la baja autoestima y las mentes cerradas?
- Si decides enfrentar hablando, una declaración cuidadosamente razonada, es preferible a una letanía e insultos con excesiva carga emocional. Cuando se trata de problemas con la gente, es necesario prestar mucha atención para evitar opiniones equivocadas. Las suposiciones no tienen lugar en este momento. El tiempo, puede ser una solución o un enemigo.
- Llegado a este punto, es conveniente recordar que cada uno tenemos opciones. Aceptar el reto, o no responder a la agresión. Acaso Jesús, el hombre más justo del mundo muchas veces, rehusó contestar a sus acusadores? Mi opción puede ser: “No digo nada”. Recordemos que las palabras, una vez pronunciadas, no pueden retirarse. Por tanto, nosotros decidimos ¡enfrentar o guardar silencio!
- Evita presentarte como superior en categoría, pretendiendo conocer todo del “otro”. Sólo define tu posición y deja que los otros respondan por sus propias creencias. Una creencia u opinión, nunca es la verdad revelada. Es bueno recordar que el que “escupe hacia arriba” lo hace sobre su propia cara, y que siempre perderá terreno, al echar "tierra" sobre los demás.
- Considera la situación y mantén una visión clara. Nada es eterno, todo es pasajero. Pregúntate. ¿Vale la pena hacer o decir lo que quiero? ¿Qué gano o pierdo si hablo o callo? La carta de Pablo a los romanos (8,28) dice: “Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes les aman, a los cuales Él ha llamado de acuerdo con su propósito”
- Evaluar cada situación antes de actuar es una opción ante cada crisis de relacionamiento interpersonal. Además, ¿qué importa la consideración del otro si obramos bien? ¿Qué importa la falsa acusación del injusto, a personas inocentes?.
Finalmente, no olvides que todo, por muy amargo sea, pasará, sólo las buenas obras que hicimos perdurará, y en aquella hora del juicio final, será de mucho provecho.
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