Las personas actuamos de manera oportuna, necesaria o inevitable, basándonos en motivaciones, dice entre otras cosas, Ciriaco Izquierdo Moreno, en “La Autoestima”. Por consiguiente, saludable será actuar empujados por sublimes motivaciones.
En el nivel consciente esto parece fácil, sin embargo en la importancia de la motivación intervienen gran cantidad de factores de tipo subconsciente que van desde la negación y la renuncia, hasta el “no puedo” o, el “es demasiado difícil” y frases por el estilo. ¡DESMOTIVANTE!
Por ejemplo, cuando digo que para mejorar mis relaciones necesito ser empático con mis hijos, compañeros de trabajo o alumnos, en el subconsciente pueden intervenir rápidamente un torrente de defensas psicológicas: “Es que ellos no tienen ideas de los que es vivir”; “son unos egoístas y no valoran lo que se hace por ellos”; “son unos haraganes y mal agradecidos....”
Quien consigue darse cuenta de sus limitaciones y se tiene confianza, cambia de hábitos. Desde esta perspectiva está automáticamente en condición de ir desactivando paulatinamente, miedos, falsos orgullos, vergüenzas, y resentimientos provocados por la baja autoestima.
La persona con elevada motivación tiene dirección y sabe cómo actuar para llegar donde quiere. Es Proactiva en lugar de Reactiva. Por eso la gente que mejor se enfrenta con las dificultades, propias de la vida, tiene un fuerte sentido de su valía personal. Para ello es necesario poseer autoestima, que es sencillamente valorarse uno mismo, tal cual es. La persona con autoestima se valora, reconoce y acepta serenamente sus limitaciones.
Un grave problema que nos amenaza hoy es la desesperanza por causa del fatalismo, para entregarnos al abandono, a la dejadez. Por ello pensamos: “Yo ko soy así nomás luego y no puedo loo cambiar”. Esta fatalidad fomenta la apatía y nos cierra todas las puertas del desarrollo humano.
Qué bien nos haría decir con convicción: “Yo valgo por ser Persona, más que por un título, billetera, aplausos, status, corbata, etc. Ser persona es un privilegio en el mundo. Y, yo soy Persona. Y soy digno por ser hijo de Dios, la Persona por excelencia. ¿Qué más necesito?”
Una de las cosas más trágicas que puede sucedernos es renunciar a vivir. Soñar con un jardín de rosas, en lugar de disfrutar de las rosas que crecen en nuestro propio patio. Tampoco seamos esclavos del pasado. Sí, arquitectos del futuro, viviendo con sabiduría el presente. La mayor operación exitosa para el futuro, es invertir bien en el presente.
Robin Sharma nos aconseja cuanto sigue: La mente es como un jardín lleno de hermosas flores, petunias, rosas, claveles. ¿Qué pasa si diariamente echamos residuos tóxicos, preocupaciones, ansiedades, nostalgias del ayer, rencores y preocupaciones por el futuro, en el jardín de nuestra mente? Fatalmente, destruiremos nuestro mundo interior. No nos permitamos, entonces, ni un solo pensamiento negativo. Así evitaremos engrosar el ya elevado número de suicidios, que por baja autoestima, no pocas veces, anticipamos el viaje a la tumba.
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