jueves, 9 de septiembre de 2010

¡EL DÍA DEL PADRE...!

¿Vale la pena festejar...?

En el cuarto mandamiento de la Tabla de la Ley leemos "Honra a tu madre y a tu padre" ¿Puede existir una exhortación tan encumbrada como ésta? Me temo, sin embargo, que tal mandato bíblico hace tiempo ha sido repudiado por el homo sapiens, al menos, por una gran mayoría.
Se aproxima el día festivo. Los medios masivos de comunicación aceleran ofertas para regalar a papá en su día, avisos publicitarios asaltan los hogares y la maquinaria consumista empieza a dar sus agresivos pasos devoradores hacia la compra compulsiva. (Como intención, excelente y lo celebro). No obstante, me inquieta la pregunta: ¿Qué tan buenos padres somos? Los jóvenes de hoy, incluido niños - salvando las consabidas excepciones - no tienen noción del significado de "respeto", se ufanan en la grosera prepotencia aquí y allá, sin distinguir víctimas, así sean ellas sus propios padres; el lenguaje chabacano, el insulto y la violencia parecen ser la brújula que los orienta.
Sienten repugnancia hacia la familia, el colegio, el templo, la decencia y el buen gusto. Destruyen todo, autodestruyéndose. Visten y hablan "excelentemente mal" siguiendo los dictados de su majestad "la moda". El último grito de este desatino es la onda "emo", ndajé. Y no pocos adultos celebran esta superlativa idiotez. ¡Ah, cómo añoro la época de mi juventud! Naturalmente, antes había también bestias con pantalones, mal paridos y asesinos, pero irrebatiblemente, los padres eran obedecidos, ya sea por la dictadura familiar o por una correcta práctica del rol de papá. ¿Dónde hemos arrojado el mandamiento bíblico? ¿Por qué los padres hemos perdido la condición de "señor papá"?
Reflexionemos: ¿Qué respeto podemos esperar de los hijos a quienes les damos libertad sin límites, ropas estúpidamente caras, descontrol de horarios, coche y dinero en exceso? ¿Y cuánto de este lírico "bien vivir" no es fruto del delito, rapiña, coimas y demás etcéteras, es decir, del pokaré de papá avivado y letradito? Y para colmo de males, en nuestro portafolio lingüístico-familiar viven saludables y cómodos términos como "hijo de puta, perra, boludo, maricón de mierda" y otras lindezas de todos los tamaños y colores. Se ha escuchado a una chiquita de tan solo seis años, responder a su mamá: ¡Pará ya boluda...!
Este caos establecido en nuestra sociedad, sin embargo, no tiene la última palabra. Es urgente que los padres dejemos de ser sólo "chorro de espermatozoides" y nada más. Es hora de que nuestros hijos tengan Papá y no compinche. No deleguemos nuestra responsabilidad a la escuela o a la catequesis.
Cuando papá y mamá estamos siempre "muy ocupados", comienza la complicidad entre los padres y la futura delincuencia de los hijos. Las estadísticas gritan: si cada vez que un niño vuelve a casa y la encuentra vacía porque papá y mamá se encuentran trabajando para ganar más dinero (¿cuánto dinero?), sepamos que hemos comenzado a poner la primera carga para dinamitar nuestro hogar. No pretendamos sustituir el calor de nuestra presencia por la abundancia de ausencias envueltas en papel de regalos, pues los hijos necesitan "ser" más que "tener". Ayunemos, pues, de esta mala praxis.
En homenaje al día del Padre, propongo redimirme de algunos vicios, sobre todo del de doblar las rodillas y rendir culto al becerro de oro del dinero y del ñembotavy. Pretendo superar el pecado de ser solamente un "consumidor consumido por el consumo que me consume", regresar la mirada responsable hacia mis hijos para restaurar rumbos y no sumar a nuestro país más juventud errante, humanoide y maximísera. No hagamos de nuestros hijos monstruitos sociales que se volverán victimarios de propios y extraños. Esta juventud enferma es producto y consecuencia de ausencia paternal cuando no cobarde permisividad. ¡Basta..! Que los hijos tengan Papá, y éste no sea cómplice o rehén de aquel.
Por consiguiente, al elevar mi copa - pero sin ahogarme en ella - anticipo mis deseos de faraónica bendición y felicidad para todos los padres. ¡Salud!
LUNES|08|JUNIO|2009

DEBER vs PLACER

¡Qué aká rasy chamigo mí!


Estamos obligados a elegir, pero no a acertar, afirma José R. Ayllón, en su libro "Desfile de Modelos". Por eso es que necesitamos una brújula que nos guíe en el agitado y confuso mar de la vida. Porque la "vida buena" es muy fácil vivirla, no así, la "Buena Vida".
Luego, al hombre no le queda más remedio que diseñar un mundo habitable, algo que requiere elegir bien, para no acabar mal; respetar la realidad, respetarse a sí mismo; abrir los ojos y aprender a mirar; a superar la ley de la selva que vivimos en esta jungla de piedra; ya no ser "lobo" para el "otro"; practicar la sana convivencia; saber que el terreno está minado; estar dispuesto a sufrir las impertinencias de tantos gorilas con pantalones que habitan nuestra fauna, y demás etcéteras.
Tom Cruise dijo a aquel periodista (p. 24): "Vivo mejor con la conciencia tranquila que con una buena cuenta corriente". Pero, la conciencia tranquila, es legítimamente tranquila, sólo cuando aquella es limpia.
Se dice que Placer es estado afectivo agradable, unido a la satisfacción de un deseo o de una tendencia, al ejercicio armonioso de una actividad. Y Deber, lo que RAZÓN me dicta hacer. Y creo que éste tema es el problema.
Esta guerra interior de la razón contra las pasiones- dice aquel sabio- ha hecho que los que han querido vivir en paz hayan formado dos escuelas. Unos han querido renunciar a las pasiones y ser como "dioses"; otros han preferido renunciar a la razón y vivir como "bestias". Pero ni unos ni otros lo han conseguido. Y con frecuencia se han golpeado la cabeza contra el muro. ¿Cuántas bestias desfilan" en nuestra galería social hoy?
Actividad de pre-visión, visión previa que los romanos llamaron pro-videncia, deriva la palabra Prudencia: ver previamente, adelantarse a los acontecimientos, medir las consecuencias antes de obrar, verlas venir. Pero la Prudencia hay que conquistarla para vivir en sociedad (p33). .
"Al cuerpo sano no le conviene amputar la pierna, en cambio, amputar puede salvar la vida a un herido"...pero para qué esperar estar herido? ¿Por qué no pre-ver? Los jóvenes pueden ser muy inteligentes, pero no siempre prudentes, porque la prudencia es el dominio de lo particular, interior, al que sólo se llega por la experiencia. Y el joven no tiene experiencia, porque ésta se adquiere con la edad.
Por ello, no - pocos- adoptan conductas total y drásticamente contradictorias que atentan contra el deber, el sentido común, el respeto hacia las personas. (p.26)
¿Dónde está la "prudencia" de las autoridades, de los dueños de las estaciones de servicio que cobija a estos potenciales vándalos y también, dónde están los padres? Da la impresión que importa más a unos,vender alcohol, aun viendo que muchos de los que "aúllan" en la manada son menores. Y  otros, simplemente se hacen los ñembotavy.
Es hora que los mayores ayunemos de este grave pecado de omisión, y no esperar una sana juventud en el futuro si nadie hace algo por contrarrestar éste y otros males, producto de nuestra lacerante conducta posmoderna. Es prioritario para toda conciencia recta luchar por una juventud saludable, que ya es el presente.
Por tanto, necesario, conveniente y urgente es, que los padres, los profesores, las autoridades y todo hombre de bien, tomemos conciencia de esta grave responsabilidad, para que las buenas intenciones proclamadas en discursos aquí y allá, no sean sólo bellas palabras vacías de contenido.
La vida no es sólo placer, también es deber. Todos tenemos derechos y obligaciones. Vivamos,.entonces,, lo uno y lo otro. Con otras palabras, no dejemos que el "homo sentimentalis" aplaste al "homo sapiens". No dejemos que lo  irracional, mate a lo racional.

LA MODA NO INCOMODA PERO... "DESACOMODA"


La frustración del desarrollo personal

Las ciudades no son sólo jungla de asfalto y de piedras - dice Antonio Cruz - también son selvas burocráticas en la que la rivalidad de todos contra todos deviene del modo de vida habitual, pues habitamos una sociedad donde pareciera que, todos somos "sospechosos de todo".
De esta manera, las relaciones humanas se transforman en relaciones de posesión y dominio. Los jefes abusan de sus subordinados, mientras adulan a los que están por encima de ellos. El chantaje se utiliza como moneda de cambio. Lo importante es conseguir ventaja, aplausos o cuando menos, admiración o envidia de los demás. El espíritu solidario y fraterno no ha despertado de su larga siesta.
Este mundo de desencanto, en consecuencia, se vuelve brújula que orienta al mundo joven a disparar sin reparos al "regazo amantísimo de la moda". Así nace la acusada veneración hacia la persona famosa, no importa el buen o mal "olor" del vicio o virtud de tal celebridad.
Lo importante es la imagen y ésta, hace "parir" la masa de apasionados "fans" que se doblegan ante el ídolo; miles de brazos dirigen sus manos hacia las estrellas favoritas. Esta misma masa aborregada y sudorosa "aúlla" ante cualquier gesto del famoso.
Es el culto a la popularidad y a la apariencia, no siempre al buen gusto, a la decencia y a lo sano. Así, estimulados por los medios de comunicación, cultivan los sueños narcisistas de gloria efímera el hombre vacío, que quizá, en esos eventos descarga gritando desaforadamente toda su frustración.
Miles de jóvenes "burbujas", con familias cada vez más descuartizadas y sin rumbo, aprenden a identificarse con los famosos con quienes, al parecer, encuentran una identificación "socio-afectiva" que les brinda cierta seguridad y status, de las que carecen en su propio ambiente familiar y social.
Pero no existen estrellas ni astros que duren cien años, ni posmoderno que la aguante. Los ídolos se derrumban porque tienen pies de barro.
Todo exceso de imágenes llega a aburrir y por eso las "estrellas" se suceden velozmente, pues, lo que da placer no es el sentimiento de devoción al ídolo, sino la imposible realización personal del adepto, que anhela ser como el idolatrado.
Así la vida de muchos, se convierte en un rastreo interminable de ídolos para copiar su forma de vestir, hablar y hacer. Y cuando no se satisface esta opción, suceden los suicidios por su fracaso personal.
Ahí lo tenemos al venerable difunto Michael Jackson (cuya conciencia no juzgo, pero sí señalo el hecho), uno de los más famosos travestidos, pues ha sido cautivo de sus preferencias eróticas, la moda, el ritmo, las formas que lo llevó a convertirse en un ser mutante biológico. ¿Qué fue del encanto desfigurado, frustrado y frankensteniano Michael Jackson?
Se ha hecho rehacer la cara, desrizar el pelo, aclarar la piel, se ha reconstruido minuciosamente hasta convertirse en un famoso niño-prótesis, en un embrión de todas las formas soñadas de mutación (A. Cruz, p 80, El hombre posmoderno) que nos liberaría de la raza y del sexo. ¿Acaso este famoso como querido artista no es el ejemplo de la desdicha y el fracaso terrenal?
Así las cosas, las personas ya no se definen por lo que "son", sino por lo que aparentan "ser". Preferimos ser copias, antes que originales. No amamos nuestro cuerpo como es, no nos queremos como somos, preferimos ser lo que no somos, y así andamos de este taller en otro, tratando de "reparar" la cara, la nariz, las lolas, y demás etcéteras.
El reino de la apariencia, de lo efímero, de la estética y del cuerpo perfecto, es decir, del Vyrore-í, nos mantendrá siempre como parias de esta moderna esclavitud, a menos que urgentemente nos sacudamos de su tiranía.
Somos importantes así como somos a los ojos de nuestro Creador y ello, sólo ello importa. Lo demás es viruta. Abogo porque nuestra sociedad retome el sendero del desarrollo personal, para desinfectarnos del virus de la frustración y llegar a nuestro destino final que es la beatitud, pues sabemos que somos seres transbiológicos, y no, alimentos para gusanos al momento de vestir el último traje de madera.
Valoro los abundantes comentarios que hacen a mis artículos, aun cuando aquellos no me sean favorables, pues acepto y considero toda crítica como una enseñanza, por lo que les renuevo mis agradecimientos.
VIERNES|17|JULIO|2009

HOMENAJE A LA AMISTAD ¿TITULOCRACIA?

La "patología cartoncrática".

No pocas veces se ha escuchado afirmar que la falta de autoestima provoca en el ser humano cierta "carencia". Naturalmente, esta idea es discutible, pues no faltarán argumentos a favor o en contra.
Personalmente pienso que algo de verdad existe en la afirmación citada, a juzgar por las conductas de no pocos "profesionales que pueblan nuestra fauna nacional" Obviamente, señalo el hecho, no aludo a ninguna persona ni profesión en particular. Los ejemplos son sólo eso, ejemplos para ilustrar el hecho.
Pareciera que si nuestro título o eventuales méritos no son constantemente destacados, perdemos terreno y corremos el grave riesgo de "disminuirnos" en la sociedad. Algunos ejemplos:
"¿Le conoce al ingeniero Sinfó?"; "Le presento a la licenciada Clandé"; "Ella es mi hermana ¡la Escribana!"; Peor aún, cuando alguien usurpa el título y se hace llamar doctor. "El doctor "Pillus" y familia les hacen llegar sus salutaciones por Navidad."
¿Por qué mencionar una y otra vez el título? Los espacios sociales de revistas y periódicos están abarrotados de estos y otros ejemplos que cultúan el Vyroreí y nos traen noticias como: "El Piloto Aviador Militar, Sargento 1º Cañitus Fortín, contrajo matrimonio con la Perito en Ciencias Contables y Administrativas Mastikastosontoki";"El Master en Administración Goyín Santoró le presenta sus saludos por el día de la Amistad". "La Medalla de Cuero de las Competencias Barriales, Señor Poco Caso, presentó su propuesta a la Comisión Vecinal...." Ni el venerable difunto escapa de esta "onda".
Así leemos en los avisos fúnebres: "El excombatiente de la guerra del Chaco, héroe de Cañaverales, Cabo 2º don Caramayola Tapa....."
A los gloriosos excombatientes no se les rinde culto alargando inútilmente su jerarquía, pues resulta estéril, si luego de la guerra, mientras cuidaban autos o limpiaban parabrisas en las calles, hayan mendigado el resto de sus vidas, mientras recibían maltratos cuando deberíamos haberles prodigado atención y respeto.
Los títulos se deberían utilizar sólo en ocasiones solemnes, porque son como galardones, o en ocasiones en que exijan la presentación de currículo. Hace falta comprender que toda persona, cualquier persona, más allá de sus logros, es importante y digna por el hecho de ser persona, única e irrepetible.
Además, un título significa asumir ciertos compromisos en la sociedad y pesa en la conducta de "acartonado". ¿Cuántos "poseedores" de varios títulos nos dan todos los días cátedra de hábitos sólo aceptables en bestias? ¿Cuántos de aquellos "profesionales" no son sino vergüenza y pena, tanto para los suyos como para otros?
Por lo dicho se concluye que hay o puede haber "buenos profesionales", pero ello no garantiza que aquellos sean buenas personas. ¿Qué significa un título universitario otorgado a tantos "intelectualoides" que pululan en nuestra enanizada sociedad?
Un título es logrado con esfuerzos físicos, intelectuales y económicos y, por tanto, motivo de sana satisfacción es festejarlo, puesto que alimenta la ilusión de transitar por un mejor porvenir. Sintámonos, por tanto, agradecidos por ello, pero cuidémonos para que un cartón no nos envuelva en el estúpido como grotesco "edredón de la soberbia vanagloria".
La Amistad, finalmente, es el más grande título que el ser humano puede ostentar, pues el amigo, porta, soporta y comporta. La amistad comparte morada con la humildad. Por consiguiente, culmino esta reflexión amistosa diciendo a todos los lectores: ¡Felicidades AMIGOS!
Jueves 30 Julio 2009 | 11:07Hs.

¡TODOS MORIREMOS! ... ¿CUÁNDO...?

¡¡Advertencia...!! Válido sólo para cristianos inteligentes.

Pareciera que un sentimiento de vaciedad embarga al hombre posmoderno, haciendo que muchos no encuentren real sentido a sus vidas. Pero si nos tomáramos un tiempo para reflexionar sobre tan angustiante tema, pienso que:
- No derrocharíamos excesivo esfuerzo por acumular dinero.
- Daríamos más veces gracias a Dios por lo mucho que nos da, en vez de quejarnos por lo ínfimo que nos falta.
- Nuestras autoridades no se comportarían como pretores ni "tribunos de la plebe"
- Los cónyuges no cometerían tanto adulterio.
- Los solteros serían menos fornicarios.
- Los hombres no serían "lobo" para otro hombre...en fin, amplíe la lista a su gusto.
Es decir, nos alejaríamos menos de Dios, creeríamos más en su Palabra y no viviríamos en este insoportable caos. Además, muy provechoso será llevar en cuenta lo que dice S. Pablo: "Se muere una sola vez y después vendrá el juicio"
¿Es de inteligentes ignorar algo que es tan seguro como la muerte de cada uno? ¿Cómo no estar atentos a esta verdad, si el mismo Jesucristo nos advierte que estemos preparados y alertas? Hacer caso omiso a esta recomendación es reverenda estupidez. Aquí la palabra clave es: "Se muere una sola vez, luego vendrá el juicio" ¿Qué sentido tiene un juicio?
La certeza que tenemos es que en el tribunal celestial se impartirá real justicia. No habrá compra-venta de absoluciones. No tienen cabida jueces, ni fiscales, ni abogados corruptos y ladrones. No habrá hedionda chicanería, ni enanizado proceso como la práctica del retorcido derecho terrenal.
Ahora bien, ¿cuándo ocurrirá tu muerte, mi muerte, nuestra muerte? "Vivo la vida para obtener cosas, sudo y lucho para crecer, abrir mi negocio, cuentas bancarias, aportes jubilatorios, casa quinta, estancia, coches, honores, etc. Corre el tiempo y me ocupo de cumular bienes, seguridad, prestigio, aplausos, es decir, "Participo de la loca carrera del quien tiene más, en el menor tiempo posible y muchas veces, no interesando los medios"
Y, de repente, un día todo se acaba. Un día cualquiera, siento un extraño dolor en el pecho ¿infarto?; o al desvestirme, el espejo me muestra una mancha fea en la espalda - ¿qué será?; o bien, estoy conduciendo la motocicleta y sin darme cuenta hice una maniobra brusca... escuché bocinazo y... ¡zas! O quizá, esperando un colectivo en la parada un "tatacho" me atropella. Sigo imaginando....
En un instante, toda la carrera, el esfuerzo, los sacrificios, las preocupaciones y noches en vela... muere.... Todo termina y nada llevo conmigo, pues el último traje de madera con el cual me van a vestir, por muy caro y principesco que sea, no tiene bolsillo.
Suena espantoso ¿no? Pero es así. Ni la ciencia, ni la técnica, ni nadie NUNCA podrán cambiar esta realidad.
Nacemos llorosos, hambrientos, desnudos, necesitados, inacabados, con los puños cerrados; y moriremos con las manos abiertas y vacías. Nadie puede prolongar su vida ni siquiera una hora, por mucho dinero, prestigio, poder o belleza que posea. Nadie. Y todo esfuerzo por conquistar la inmortalidad será vano.
Y sin embargo, el hombre quiere desesperadamente prolongar su vida y no escatima esfuerzos en pos de su objetivo. Los faraones construyeron grandes pirámides llenándolos de riquezas materiales, esperando aprovecharlas en la "otra" vida. Pero los "mondahá kuera" se han llevado todo. ¡Pobre angá Faraón!
Hay quienes procuran vivir más allá de sus sepulcros. ¿No lo cree?
Pues, piense en aquellos que procuran extender su vida a través de las "glorias" del deporte; de los negocios; del arte; de la literatura; la política, etc.
Así lo tenemos, entre muchos otros a Mozart, Picasso, H. Ford, Hitler, A. Senna, "Che" Guevara,... e incluya usted otros individuos que viven como si nunca fueran a morir. Ya sabe a lo que me refiero.
No es secreto para nadie que Walt Disney, dispuso congelar su cadáver en su cementerio especial, esperando que la tecno-ciencia, pueda por algún medio, devolverle la vida. ¡Pobre angá señor Disney!
Suponiendo que alguien lograra vivir más allá de su tumba, por lo "inmortal" de su arte, prestigio, negocio, literatura o lo que fuera, ¿qué aprovecha el venerable difunto de todo aquello? ¡Nada! Lo cierto es que el cuerpo se pudre en la tumba y luego se vuelve polvo. Ni siquiera puede identificarse si el cadáver pertenece a un rico o a un paria. Haga la prueba, abra la tumba de un monarca y de un pordiosero. ¿Qué verá usted? Sólo osamenta.
Entonces, ¿qué sentido tiene buscar afanosamente padecer de "Depresión de la Abundancia? Ante este requerimiento, alguien podrá intentar inútilmente justificar: "En realidad yo no acumulo nada para mí, sino para mis hijos, pues no quiero que ellos sufran los malos momentos que yo he pasado.
" Mejor invertimos en su formación espiritual y académica, de tal manera que puedan forjarse por ellos mismos su destino.
Casos y casos registra la historia sobre personas que han heredado grandes fortunas, y con éstas también, grandes vicios:
- Vivieron en libertinaje, con todo el caos que ello significa.
- Perdieron el deseo de trabajar (¿para qué trabajar si heredan mucho dinero?)
- Despilfarraron sus bienes, al igual que el Hijo Pródigo.
- Y no pocos, a pesar de todo, se han matado.
Es mejor que los hijos hereden valores y principios correctos. Ello no quita que no debamos ayudarles a dar los primeros pasos como, obtener una casa u otro tipo de ayuda que les impulse a "arrancar" los primeros pasos en la vida.
LUNES|17|JULIO|2009

LA FUNCIÓN PATERNA

"¿Tuvo papá responsable alguien que secuestra y mata?"


Para meditar. Hace unos 3.000 años ocurrió un hecho que hoy vale la pena reflexionar, pues la historia se repite (2ª de Samuel 13,19). El nombre de la persona es la figura de lo que los padres desean que ésta sea, dice el Lic. Jorge A. León, Revista Vida Feliz y que a continuación transcribo parcialmente.
El rey David le puso a su hijo el nombre de Absalón, porque esperaba que fuera su sucesor. Ab-shalóm. En hebreo Ab, significa padre y shalóm, paz. Pero lo simbólico no siempre es verdadero y por lo tanto puede ser engañoso, como ocurre en el caso que nos ocupa.
David llama a su hijo "padre de la paz", sin embargo, su conducta como padre encamina a su hijo a convertirse en "padre de la guerra". Las buenas intenciones no alcanzan para cumplir, en este caso, la función paterna.
David no castigó a Amnón por haber violado a Tamar su medio hermana y hermana de Absalón. La falta de no cumplir la ley, por parte del padre, crea resentimientos en el hijo. Como ocurre hoy, existía una tensión familiar que estaba escondida, como "dormida" sobre un volcán que se prepara para entrar en erupción cuando menos se espera.
Absalón lleva a su hermana a vivir con él para protegerla de la brutalidad de su medio hermano. El rey parece mirar para otro lado (oñembotavy) para no darse cuenta de nada.
No imagina el descontento de su hijo por el maltrato que recibió Tamar, que también era hija de David. Este se preocupaba más por ser rey que por ser papá.
Absalón, el "padre de la paz" se preparaba para la guerra. Con toda frialdad planea una fiesta familiar, a la cual invita a todos sus hermanos.
Cuando Amnón menos lo esperaba, Absalón se venga y lo hace asesinar en presencia de Tamar, su hermana ultrajada. Problemas de familia ocurrido hace 3.000 años, también suceden hoy, aquí y ahora.
David lloraba por su hijo todos los días. No lloraba tanto por Amnón, su hijo asesinado, como por Absalón que se había escapado. David sufrió por un hijo....que no sabía que su papá lo amaba. (Hoy también hay hijos que no se sienten amados por sus padres).
La historia bíblica nos dice: "Y el rey deseaba ver a Absalón; pues ya se había consolado acerca de Amnón que había muerto"
Este papá deseaba ir a ver a su hijo, pero no fue. Amaba, pero no demostraba. Hoy como ayer, encontramos estas fallas en muchos padres...
LO QUE EL HIJO DESEA DE UN PAPÁ
Todo parece indicar que David fue un desconocido para sus hijos, por lo menos para Tamar y Absalón. Tamar y Absalón deseaban tener un papá. Pero "papá" no consoló a Tamar, no castigó a Amnón, no dio satisfacción alguna a Absalón. Nada.
Tamar y Absalón querían tener un "papá", pero sólo tenían un rey. Y hoy, ¡cuántos hijos tienen Status, Billetera, Prestigio Social, Casa Principesca, Caravana de Coches, Aplausos, Prensa, etc. a través de papá.....pero no tienen Papá!. Muchas "cosas" tienen, así como poca ternura; muchas "cosas" para la casa, poco tiempo para los que habitan la casa.
Aunque como hemos visto, el rey amaba a sus hijos, pero le faltaba la capacidad para comunicar su afectividad. (Hoy, ¿cuántos hijos no se consideran " comprados") . Continuemos....
El rey ordenó a su subalterno que fuera a buscar a su hijo Absalón, pero al volver éste, no lo recibió por dos años. Aquí se nota una gran contradicción en el actuar de este personaje bíblico a quien solemos idealizar y admirar.
Es necesario reconocer su fracaso como papá, porque él no es el modelo de papá que un hijo desea y necesita. Primero lloró por su ausencia; luego cuando lo tuvo cerca, no lo recibió.
¿Dónde está su amor?... debió haberse preguntado Absalón.. y nosotros también. Absalón perdió la paciencia con su papá. No podía resistir tanta indiferencia.
Por consiguiente, su amor se transformó en odio. Aquí tenemos que recordar a Freud quien dijo: "Lo contrario del amor no es el odio, sino la indiferencia"
El hijo renegado logra invadir Jerusalén. Esta vez es David quien escapa, por miedo de su hijo. ¡Qué nivel de incomprensión entre papá e hijo!. Los que se aman en secreto se persiguen públicamente. Dos que una vez se persiguieron no saben que el otro lo ama. ¡Qué incomunicación! Tanta como la que hoy existe entre papá e hijo, aún cuando los medios para comunicarse se encuentran hasta el hartazgo.
Finalmente las tropas del papá vencieron a las del hijo. El general en jefe del ejército vencedor no podía entender que pudiera existir amor entre papá y el hijo rebelde.
Cuenta la Biblia que Absalón al verse derrotado, intentó escapar. Pero quedó enganchado en las ramas de un árbol y el propio jefe se encargó de matarlo cuando estaba indefenso.
Enseñanza: Si el papá se hubiera presentado ante su hijo y le hubiera expresado su amor, ¡cuánta sangre derramada se hubiera evitado! El papá no hubiera enterrado a su hijo.
Además Absalón era el heredero del trono; sólo tenía que esperar un poquito para ser rey. Es la falta de la ley paterna, la falta de hogar y la falta de de amor expresado en palabras y en actos lo lleva al "padre de la paz" a convertirse en "padre de la guerra" para morir en ella.
¿Tuvo papá responsable alguien que secuestra y mata? Ignoramos acaso que, cuando se peca de irresponsabilidad, siempre, alguien paga por ese pecado".
SÁBADO|29|AGOSTO|2.009

LA IGLESIA DURMIENTE

Opinión

Concuerdo plenamente con mi hermano en la fe, Xosé M. Domínguez Prieto quien dice: Antaño se enseñaba que los miembros de la Iglesia católica formaban tres grandes grupos; la Iglesia militante, que es la aún "peregrina" en la tierra trabajando por el Reino.
La Iglesia purgante, formada por aquello que, tras su muerte, están purificándose para poder entrar en la Vida Eterna, y la Iglesia triunfante, formada por aquellos bienaventurados que ya están en la presencia del Padre.
Pues bien, hoy deberíamos revisar esta clasificación para añadir otra categoría más. Y no es cuestión baladí, pues se trata hoy de un grupo numeroso: la Iglesia durmiente.
La mayor parte de los que son miembros de la Iglesia católica no son ni fríos ni calientes, ni viven desde el Evangelio, ni quieren renunciar a ritos ni a costumbres (que por otra parte, tanto critican).
Ni sí, ni no. Se dicen creyentes y dicen bien. Porque realmente creen en el consumo sin límite, en el éxito sin límite y en el confort sin límite.
Bautizan a sus hijos por la Iglesia y gustan de convocar a un montón de sacerdotes para celebrar el funeral del padre o de la madre (pues hasta eso cuantifican y toman como criterio de distinción y clase) pero pasan el resto de su vida ignorando a esa Iglesia a la que dicen pertenecer.
Espiritualistas el domingo de ocho a nueve horas y materialistas el resto de la semana, viviendo con desgana y Vyroreí todo lo que suene a religioso.
Iglesia durmiente, conjunto de practicantes-traficantes que intercambian ritos por seguridad, buscadores de precauciones, de prudencias, de virtudes adornadas de hermosas flores rojas y blancas. Falsos creyentes a los que su tibieza les llevó a considerar virtuoso lo que no es.
Y así terminan por llamar mansedumbre a la debilidad de carácter, humildad a su impotencia, resignación a su cobardía. Son los que al final, terminan por protestar y a enojarse cuando Dios no se pliega a su voluntad: "Hágase mi voluntad así en el cielo como en mis tierras"
Iglesia durmiente, que se acuerda de la Iglesia-institución sólo para criticarla. Y en esto andan bien despiertos para no dejar a todo el que sirve. Son especialistas en criticar al Papa; si viaja porque viaja; si no, porque no viaja. Si es viejo, porque es viejo; si es viejo y viaja, peor aún.
Y critican al obispo, al cura párroco y a este y a aquel movimiento.
Sólo ellos, más allá del bien y del mal, parecen estar en y con la verdad sobre lo que la Iglesia debiera ser. Pero a la vez que critican, no mueven un dedo por hacer las cosas bien; ni para hacerlas mal.
Y a quien hace se le "dispara" con todo tipo de malos comentarios, sometiéndolos a todo tipo de críticas, enmiendas, recomendaciones, sermones. Ni hacen, ni dejan hacer. No quieren compromisos, pero están en contra de los que se comprometen.
Esta Iglesia durmiente es la que despierta sólo para asistir aburridamente algunas veces a alguna procesión, al rito de alguna boda, o para la "primera comunión" del niño, lo cual cada vez, consiste más en copiosa comida postsacramental que el mismo sacramento, no entendiendo un pito el significado del rito; además, no faltando nunca algún dasatinado que aconseje al cura que "termine rapidito" el asunto porque el asado "ya está secándose".
Esta Iglesia también despierta para participar de algún funeral u otro acontecimiento, por supuesto, sin tener la más pálida idea del motivo que lo llevó al templo. Es la Iglesia aturdida, perdida, distraída que se avergüenza de sí misma porque no sabe que está llamada a ser comunidad.
Los miembros de esta Iglesia durmiente asisten religiosamente a ver el partido de fútbol, sin importar la distancia; llegarán incluso tres o cuatro horas antes del inicio, pero a la Eucaristía asistirán sólo si se les da la gana.
Dormidos el fin de semana y estresados durante la semana, pondrán siempre todo tipo de excusas para asistir a alguna reunión formativa.
Pero siempre tendrán tiempo para el viajecito de fin de semana, para ir de pesca o para echar algunas horitas extras en la empresa. Es que, chamigo, el dinero es el dinero.
La Iglesia durmiente rechaza toda opinión que venga de la jerarquía católica como imposición intolerable, pero se abrirán sin inconvenientes y atolondradamente, a cualquier opinión ajena, dicha por cualquier persona, en cualquier lugar, no importando cuan descabellada sea, especialmente a aquellas que atacan a su propia Iglesia, sin hacer el mínimo esfuerzo de verificar en las fuentes la verdad de lo que se dice.
Pero estarán siempre atentos al chisme acerca de los excesos del cura o de tal o cual laico; nunca tendrán tiempo, ojos ni oídos para reconocer el trabajo intenso y fecundo hecho por los católicos militantes.
Iglesia durmiente, Iglesia tibia, sin amor a sí, desencantada, triste, la peor Iglesia posible, la más estéril de la historia, porque ya no cree en nada, porque ya no conoce la alegría de la Salvación. La Iglesia durmiente perdió su primer impulso, su entusiasmo, su vigor.
No es fría ni caliente. Ya no sabe quién es ni se acuerda de lo que recibió. Es una Iglesia de corazones cobardes y manos débiles. Ni milita, ni hace penitencias, ni goza.
Una Iglesia así no sirve para nada. Ni para los creyentes ni para la sociedad. Una Iglesia así, sólo puede dar una buena noticia al mundo: la de su desaparición.

Domingo 20 Setiembre 2009 | 11:09Hs.