¡Que no pueda ser perdonado!
No es fácil, porque todo ser humano nace hambriento, necesitado y con tendencias al mal, mal que se anida con amargura en el corazón. Más aún si queda en el corazón una lista de cosas que me hirieron: desprecio, falsas acusaciones, esto o lo otro.
Ya dijo Papa Francisco: “recordemos que no existe ningún pecado que Dios no perdone. Solo aquello que se esconde a la divina misericordia no puede ser perdonado, como quien se oculta del sol no puede ser iluminado ni recibir calor”, por ejemplo, como el que sigue:
“Dios perdonará todos los pecados…pero no perdonará a quienes ofendan al Espíritu Santo. Perdonará incluso a aquel que hable contra el Hijo del hombre; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no perdonará ni en este mundo ni en el venidero (Mt 12, 31-32).
Dice Santo Tomás: pecan contra el Espíritu Santo: a) Los que dudan de su misericordia. b) Los que rechazan la verdad para seguir pecando tranquilamente. c) Los que se niegan al arrepentimiento, desprecian la conversión y se empeñan a seguir pecando.
Este pecado no será perdonado ni en este mundo ni en el otro (Mt 12,32). Pero, nada cierra la misericordia divina, que puede causar la conversión del corazón más cruel, si pide sincero perdón al Todopoderoso que además, es infinito Amor.
“Dichoso el hombre que pone su confianza en Dios” (Sal 40, 5). “En Dios sólo descansa, alma mía; de El viene mi esperanza; sólo El mi roca, mi salvación, mi ciudadela; no he de vacilar; en Dios mi salvación y mi gloria, la roca de mi fuerza” (Sal 62, 6-8).
Me ayuda lo que dijo A. Milagro: “No me hago viejo por vivir muchos años, sino cuando pierdo el entusiasmo de mi ideal. Santos fueron, no los que comenzaron, sino los que continuaron y continuaron continuando; los que no se cansaron de continuar”.
Hay 4 clases de hombres: *Aquel que no sabe nada, y no sabe que nada sabe; es un ignorante; apiádate de él. *Aquel que no sabe nada, y sabe que nada sabe: es sencillo; enséñale lo que necesite. *Aquel que sabe, y no sabe que sabe: duerme, despiértalo. *Aquel que sabe, y sabe que sabe: es un sabio; imítalo.
“Dios pasó por alto la ignorancia de la gente, pero ahora ordena a todos…que se vuelvan a él. Porque fijó un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por medio de un hombre que Él escogió; y de ello dio pruebas a todos cuando lo resucitó”.
El Señor pide a todos los hombres arrepentirse; porque estableció un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos. (Hechos 17:30-31)
“Si obedecemos a Dios, nos salvaremos” (Hch 16:31) Es único medio de salvación. No hay otro, si queremos escapar al juicio y vivir felices en la eternidad. Los condenados lo serán porque no quisieron creer.
“Quien cree en el Hijo tiene vida eterna; pero quien
rehúsa creer no verá la vida, porque que la ira de Dios está sobre él” (Jn
3:36) “El mundo con sus deseos pasa; pero el que hace la voluntad de Dios
permanece para siempre” (1 Jn 2:17).