lunes, 3 de octubre de 2022

¿SER… O TENER?

 ¡Tener dinero no es pecado!


Alguien hizo estas preguntas: ¿Conocemos a mucha gente satisfecha con su suerte? ¿No estamos más bien rodeados de gente siempre insatisfecha? Quizás yo mismo aspire a algo más de lo que tengo: Un auto más nuevo, una casa más grande, más ropas…etc. 

Nuestro mundo de consumo -consumista consumido por el consumo que lo consume- sabe muy bien aprovechar este descontento y lo explota con fines comerciales: propone toda clase de productos que, según hace creer, saciará a quien los obtenga. 

Acaparar cosas, es cultura “del tener”, que nunca satisface al ambicioso corazón. Porque quien nunca se contenta con lo que tiene, acaba siendo una “cosa” más entre sus cosas. El filósofo Blaise Pascal, decía: “En cada hombre hay un gran vacío de Dios”. Pero mucho antes de Pascal, Jesús dijo: “La vida es más que la comida, más que el cuerpo o que el vestido” (Lc 12:23). 

Una sociedad codiciosa aspira saciar todos sus deseos a su vida vegetativa, es decir, a su cuerpo, pero olvida o ignora, que lo primordial es su vida espiritual, su vida interior. 

Jesús, a nadie mandó saturarse de cosas materiales. La vida que Él propone, no llenará mi carrito de compras, mi armario, ni mi billetera. Pero, sí rebozará los corazones de alegría y de paz. Lo demás, vendrá por añadidura (Mt. 6-33) 

Pero, el consumista ignora lo valioso y se jacta de vanidades. Jesús pide cambio interior, cambio de condición de vida -ñande rekove. Por eso nos ofrece su amistad, su amor y perdón. Luego, el valor no depende del “tener”, sino del “ser”. 

“El que bebe del agua que yo le doy, no tendrá sed jamás; el agua que Yo doy es fuente de vida eterna” (Jn 4:14) ¿Qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se pierde a sí mismo? (Lc 9:25) 

Las redes sociales nos muestran “expertos en ganar dinero-pira pire”; basta seguir algunos pasos mágicos y ya somos ricos; todo a cambio de que compremos su curso y ya nos nos volvemos ricos. 

Urge entender que para lograr prosperidad, necesitamos trabajar duro, ser honrados e íntegros. Solo así aseguramos una correcta vida que agrada a Dios y por lo tanto, sus bendiciones nos alcanzarán. ¡Conocemos personas con dinero muy solidarias con el prójimo!... dígase de paso.

Uno de los rasgos del terrícola es querer prosperar en todo, acumular lo más que pueda, en el menor tiempo posible, y casi siempre, sin importar los medios, por cuya codicia, a veces acaba pagando un elevado precio. 

De esto se aprovechan muchos “letraditos-Pokarẽ”; ofrecen soluciones rápidas y sencillas a “muy bajo costo”. Pero, acaban teniendo problemas aquí y allá, en casa, en la calle, en el trabajo… 

Otros se dedican a los juegos de azar; o buscan ser millonario en poco tiempo. Otros pierden la salud a causa de ansiedades y son rehenes del temor. Sus vidas están fuera de control. Desean el poder que jamás tendrán y las culpas los entorpecen y paralizan. ¿Qué vida es esa

En un mundo pagano donde la universal prostituta del dinero abre las piernas (W. Shakespeare) ¡no es posible llevar a cabo con una vida sosegada! Entonces la pregunta es… ¿Ser o Tener? 

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