¡Murió “anga” don Sentido Común!
Dice Pablo Rodríguez: El Sentido Común murió antes que sus padres: “Confianza y Verdad, de su esposa Discreción, de sus hijos Responsabilidad y Raciocinio”. Quedan 3 hermanastros: “Mis Derechos, Otro Tiene la Culpa, y Soy Una Víctima de la Sociedad”.
“Lloramos la muerte del querido amigo, Sentido Común, él estuvo con nosotros muchos años…pero lo recordaremos por haber cultivado valiosas lecciones: saber “tener los pies en la tierra”…y frases como “la vida no siempre es justa”; “tal vez fui yo el culpable”.
Don Sentido Común vivió con sensatas
políticas financieras (no gastar más de lo que se gana) y planes confiables como
“gobiernan los adultos, no los niños”.
Pero, ya no quiso vivir cuando los templos se convirtieron en empresas y los criminales recibían mejor trato que sus víctimas…cuando ligó una paliza al no poder defenderse de un ladrón en su propia casa, mientras que este podía demandarle por agresión.
Y decayó aún más cuando las escuelas fueron obligadas a lograr el consentimiento de los padres para dar loción bronceadora o una aspirina a un estudiante; pero no podían informar a los padres cuando una estudiante quedaba embarazada y quería abortar.
Su salud se deterioró rápida y terriblemente cuando las reglas bien intencionadas, pero ineficaces, fueron fijadas en su lugar. Noticias como la de que un mitãʼi-niñito de 6 años fue acusado de acoso sexual por besar a una compañerita de clase. O la de una maestra que fue despedida por reprender a un alumno indisciplinado.
Iba perdiendo fuerzas rápidamente, cuando los padres dejaron de disciplinar a sus hijos y se fueron en contra de los maestros que lo hacían, cuando los derechos humanos se confundieron dando mayor ventaja al delincuente que a la víctima…
Cuando algunos medios de comunicación vendieron su pluma, pisotearon la ética y olvidaron de ser imparciales. Cuando los políticos sin consciencia empezaron a robar y mentir descaradamente y, cuando la sociedad declaró que los valores pasaron de moda.
Sentido Común renunció finalmente a su voluntad de vivir, después de haber sido maltratado por practicar la corrección fraterna a un terrícola prepotente que arrojó su basura al cauce del arroyito, atentando contra el bien común.
Y su muerte se ocurrió un poco antes de solicitar educadamente a un simio con pantalones, estacionar correctamente y liberar la vereda donde estacionó su vehículo, para dar paso a una sexagenaria en silla de ruedas y evitar descender a la calzada.
Nota: la acera es de dominio público. No pertenecen al frentista, la jurisdicción compete al municipio y muchas de las prácticas (malas) que se realizan diariamente en nuestras ciudades violan las ordenanzas. Es distintivo que caracteriza a prepotentes e ignorantes. Estos menosprecian a los demás:
Cuando ven que los demás se destacan por su buena conducta y respeto al semejante y al bien común, la gente prepotente suele menospreciar sus virtudes. Se creen superiores, que siempre tienen la razón. Este tipo de gente afea y denigra la sociedad convirtiéndola en maximísera y errante.
El relato de don Sentido Común culmina así: “Fueron pocos los que asistieron a su funeral porque casi nadie se dio cuenta de que se había ido. Si quieres, compártelo. Si no, únete a la mayoría y no hagas nada”.