El Padre Manfredo, al referirse una y
otra a la puntualidad, sobre todo, a la celebración eucarística graciosamente
decía: “Hay gente que es capaz de llegar tarde hasta a su propio funeral”.
Afirma Aníbal Romero Sanabria en “La Globalización y los 10 pecados capitales del paraguayo”: La “hora paraguaya”, las 8.00 no son las 8.00, sino las 8.30 o quizás las 9.00. Es un círculo vicioso el ser impuntual, pues saben “luego” que otros llegarán tarde,… No le damos valor al “tiempo que es oro”
Todos conocemos algún especialista en llegar siempre tarde a donde vaya, es decir, nunca llegan a la hora prevista y siempre, con alguna excusa en la punta de la lengua. Aunque haya jurado la consabida expresión: “no te preocupes, ya estoy llegando”. ¿Por qué algunas personas sufren el “síndrome de tardanza”?
Afirma la doctora Judit Castellà: La impuntualidad se relaciona también con cuestiones éticas y a menudo se califica como falta de respeto, lo que sitúa a los tardones crónicos en la esfera de los maleducados, irrespetuosos o poco empáticos. “En realidad a muchos de los impuntuales no les gusta serlo, querrían luchar contra ello, pero les cuesta porque es un hábito muy interiorizado”.
Y tú, ¿qué tipo de impuntual eres? Distraído: Personas olvidadizas, propensas a la distracción, con déficit o falta de atención, que no prestan suficiente atención al paso del tiempo, no tienen una percepción realista de él y les cuesta gestionarlo.
Optimista: Algunos subestiman el tiempo (…) o sobreestiman sus recursos para cumplirla en un determinado plazo y planean demasiadas cosas para hacer y acaban siendo irresponsables.
Maleducado: A veces la impuntualidad es una conducta aprendida en casa porque los padres nunca llegan a la hora indicada, porque reforzaron esa mala conducta.
Narcisista: Cree que puede
llegar tarde porque está por encima de los demás, y utiliza el control del
tiempo y el retraso como una forma de imponerse.
Histriónico: Llega tarde, para
que todos le estén esperando, llama la atención y ser el centro de la reunión.
Los psicólogos relacionan este tipo con personas inmaduras y baja
autoestima.
Fóbico social: Quienes prefieren llegar tarde para asegurarse de que ya se habrá reunido un grupo, habrá comenzado la reunión, y no serán ellos quienes tengan que iniciar las conversaciones a medida que llegue el resto.
Obsesivo-compulsivo: Se obsesiona con comprobar tantas cosas antes de salir de casa el gas, la luz, el agua, las puertas… que siempre llegan tarde a sus citas.
Perfeccionista: Pasan horas y horas acabando sus tareas, le cuesta finalizar todo lo que hace.
Depresivo. Le falta decisión y energía para realizar todas las tareas programadas, le da pereza salir de casa, no sabe qué ponerse, qué transporte elegir, y su indecisión y ambivalencia le hacen llegar tarde (o incluso no llegar) a muchas de sus citas.
Postergador: Hay tardones que necesitan adrenalina para
hacer las cosas, que les gusta sentir la presión de tener que acabar todo en el
último momento.
Relativista: Dice “15 minutos no es para tanto” y se disgusta con “la rigidez” de los otros.”
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