VIVIR EN PAZ ¡Con autodominio!

 
“El verdadero equilibrio interior surge de la paz de Cristo” y, frecuentemente el significado de la palabra paz, puede “ser mal entendida o trivializada”: proviene de su Cruz, genera nuevas formas de amar. Esta vida como hijos de Dios, buscan y encuentran a sus hermanos, es la verdadera felicidad”, dice el Papa Francisco. 

Afirma Alfonso Milagro: “Todos consideramos como una verdadera alabanza el que digan de nosotros que tenemos gran personalidad. Pero, la propia personalidad no se forma sino con el dominio de sí mismo, con el acero de la voluntad, que sabe negarse muchas cosas y ser fiel a otras. 

No traicionar la propia conciencia, es lo mismo que no traicionar a Dios. Al contrario, se toma como terrible insulto que nos digan que somos “cobardes”; pero, para adquirir una personalidad propia es necesario el valor; valor que sepa decir que sí cuando hay que decirlo, y no dudar en decir que no cuando no se pueda decir que sí. 

Ser valiente, ser cobarde; tener personalidad, no tenerla. Es la voluntad la que debe regirnos; pero esa voluntad debe ser iluminada por el entendimiento y por la gracia del Señor; entonces, debemos pedir esa luz y esa fuerza y con ellas lanzarnos sin titubeos, sin miedos, sin angustias de ninguna clase. 

Si realmente creemos ser hijos de Dios, esa conciencia deberá regir todos nuestros actos. “Corresponde ahora el bautismo que los salva, y que no consiste en quitar la suciedad del cuerpo, sino en pedir a Dios una buena conciencia por medio de la resurrección de Jesucristo” (1 Pe, J, 21). 

La séptima bienaventuranza (Mt 5,9) dice: “Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios”. Explicó que para entender esta afirmación en la que se habla de quienes “trabajan por la paz” es necesario aclarar en qué consiste la paz verdadera. 

 “Urge entender que la inteligencia emocional no se opone a la inteligencia racional, no es triunfo del corazón sobre la cabeza, es el encuentro de ambas”. Dice David Caruso, profesor- Universidad de Yale. 

El obispo Ricardo Valenzuela, pidió a todos los feligreses “buscar y luchar por la verdadera paz”. Instó a no caer en lo que el mundo ofrece. “Cristo es el gran restaurador de la paz (…) desde el pesebre hasta la cruz, trabajó por la paz reconciliando a todos los hombres con Dios”. 

“Todos los seres buscan la paz y cada uno la desea tener en su corazón, en el seno de cada familia y en la sociedad. Agregó que sin paz no hay felicidad ni progreso. Según San Agustín, la paz es la tranquilidad del orden y las personas que ocupan su lugar y hacen lo que deben hacer”. 

Si se produce el desorden, se produce intranquilidad, discrepancia y guerra” … “la paz interior consiste en la orientación tranquila y estable de todas nuestras tendencias y deseos a Dios, que orienta todo lo que existe”, pero desaparece “cuando el hombre va contra la razón, se desvía de Dios y busca lo que ofrece el mundo”. 

“Vivimos un clima de decadencia moral, por deshonestidad. Estamos sometidos a los vaivenes del mundo”. San Pablo nos recuerda: Ámense sinceramente unos a otros. Detesten lo malo y amen lo bueno. Ámense los unos a otro. Vivan alegres por la esperanza; soporten con valor los sufrimientos; nunca dejen de orar. 

Reciban bien a quienes los visitan. Bendigan a sus perseguidores. Alégrense con los que están alegres y lloren con los que lloran. No sean orgullosos, pónganse al nivel de los humildes. No presuman de sabios. No paguen a nadie mal por mal. No tomen venganza ustedes mismos, sino dejen que Dios sea quien castigue. 

“A mí me corresponde hacer justicia… dice el Señor” … “Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber…”. No te venza el mal. Al contrario, vence con el bien el mal. (Ro 12, 9-21) 

Se dijo: Acepta la realidad como es. Medita. Pasa Tiempo en la Naturaleza. Aprende el Poder de la Sonrisa. Mira el Panorama General. Preocúpate por los Demás. Nunca Pierdas la Esperanza. Abraza tus Creencias. ¡Ta upéicha!