El diccionario define virtud como: a) Disposición
habitual para hacer el bien. “El camino de la virtud”. b) La capacidad que tiene
una cosa de producir un determinado efecto positivo. “La virtud medicinal de
una planta”.
Josef Pieper en su libro “Las virtudes fundamentales” dice: virtud es la elevación del ser en la persona humana, es lo máximo a que puede aspirar…en lo natural y sobrenatural. El virtuoso hace el bien obedeciendo a sus inclinaciones más íntimas. (p.15).
Para los cristianos, virtudes teologales, son hábitos que Dios inspira en la inteligencia y en la voluntad humana, para ordenar sus acciones. Son, fe, esperanza y caridad.
La prudencia es madre de las demás virtudes: justicia, fortaleza y templanza. La virtud es una capacidad del hombre como ser espiritual, que no alcanzará “perfección”, mientras no se base en la prudencia.
Nos enseñaron que todo extremo es vicio y que las virtudes se encuentran en el punto medio de dichos extremos. Pero, a juzgar por la conducta del terrícola, pareciera buscar vivir en los excesos, a pesar de las malas consecuencias de vivir exagerando en todo.
Una sociedad falsamente libre produce feo ambiente, provoca crisis y abatimiento. Es irrespetuosa y arrogante. Una sociedad que vive con prepotencia y libertinaje, es sociedad enferma y salvaje, porque desconoce límites y barreras: ¡Carece de punto medio entre vicios!
Los excesos acaban con la decencia y el respeto a los demás. Invierten los valores. Los deseos viciosos son grosera “carta de presentación”. Pareciera que se teme a la decencia. Quizá, porque “para muchos”, decencia equivale a debilidad.
Así, el “goriloide” no se avergüenza al exhibir su estúpida y cretina conducta prepotente, porque el combustible que le da largo aliento -en muchos casos- es la ineptitud de sus padres o autoridades. Quien así actúa, transita con "éxitos", las anchas vías del delito.
Donde hay virtud hay paz y respeto. Nadie tiene derecho a pisotear a otros. Por ejemplo: con el bestial hábito de cacarear: Estoy en mi casa y hago lo que quiero. ¿Desde cuándo la casa te da derecho a atropellar derechos de tercero?... ¡Colosal ignorancia!
Así cobra fuerza la frase atribuida a Hobbes: “el hombre es lobo para el hombre”.
“El ignorante no tiene idea de sentido común. El virtuoso diferencia lo verdadero de lo falso. Sabe para qué vive, con ideales y altura. Rechaza la mediocridad. No dice: mejor el “mal conocido” que lo bueno por conocer.
“Razona con lógica. Tiene
clara opinión. Valora a las personas…estudia, no desconfía de su imaginación, no
teme a nuevas ideas. Siente pasiones nobles, no esquiva ayudar, vive y muere
haciendo el bien. Practica virtudes aunque le exija esfuerzo.
Rechaza ambientes rebajados, estériles o domesticados. La pereza no es su rutina. Lucha contra la hipocresía, que nace de la soberbia, siente necesidad de ayudar a los demás. No vive de los demás”. (José Ingenieros) ¿Hace falta agregar más?
Hay que aceptar a la gente, aun con sus diferencias, para ser aceptados como somos. Y no seremos juzgados por nuestras diferencias ni por nuestras expresiones. Es regla de la reciprocidad….nada más.... ¿Hasy eterei pio ña entende hagua... anguiru?
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