jueves, 30 de noviembre de 2017

¿DESPOJO “LEGAL”?…

¡AICHEIJÁRANGA PARAGUAY!

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En julio de este año, la viceministra de Tributación, Marta González Ayala, se embolsó 19.645.070 guaraníes en concepto de “otras transferencias corrientes”, es decir, por haber sido beneficiada con la distribución de las multas aplicadas a los contribuyentes, en virtud de la Ley 2421/04 de Reordenamiento Administrativo y de Adecuación Fiscal.

Los anteriores viceministros no han estimado necesario sacarle una tajada a la sanción pecuniaria, no así la actual, pese a que no es una funcionaria de carrera y que puede convertirse en juez y parte, ya que es ella la que en última instancia, en caso de apelación, debe decidir si corresponde o no aplicar una multa (…)

Es ofensivamente inmoral cobrarle al Estado un dinero extra por abstenerse de cometer el delito de cohecho pasivo agravado. Por lo demás, si ciertos funcionarios se embolsan el 50% de las multas canceladas, hasta les convendría que aumentara el número de infracciones y delitos fiscales. (Cfr. Diario Abccolor 15.09.17)

El año pasado se distribuyeron G.17.087 millones (USD 3 millones) entre los 900 funcionarios de la SET (ver infografía). Por ejemplo, el mes pasado la viceministra percibió un total de G. 56.110.150, de los cuales G. 33.240.550 correspondió al cobro de multas.

"Si corresponde o no corresponde, si es moral o inmoral esta situación, quiero decirles en este punto que no voy a incumplir la ley. En la ley esto está establecido y vamos a mantener, en tanto y en cuanto esté en la ley.... No voy a incumplir la ley", aseguró. (Abc 02.06.16)

Es inmoral que un funcionario público cobre un dinero extra por ser honesto. Cobrar por llegar a hora al lugar de trabajo o por no mentir, es grosera falta de respeto y descarada ofensa al contribuyente.

Una cosa es que vivamos nuestra enclenque democracia sin ningún entrenamiento cívico, es decir, con bestiaria chatura cívica (aunque denigrante, hasta cierto punto es tolerable); pero otra muy distinta, es hacer del delito un vicio legalmente aceptable.

¿Dónde están los honestos funcionarios y demás autoridades que debieran velar por el buen funcionamiento de las instituciones públicas? Estos y otros tantos empecinados desaciertos siguen golpeando a la gente. Y mientras la apática ciudadanía duerme, muchos titiriteros, siguen prestando manos y rodillas para aplaudir y rendir culto a muchos desatinos, al decir de S. Núñez.

Ser “honesto” a cambio de un puñado de dinero, choca con la ética personal y profesional. El imperativo categórico es no ser “pokare” y punto. Por lo tanto, hay que pulverizar la idea de que el funcionario público es nomás luego, un irredimible sinverguenza. Aunque pocos, hay gente honesta en la función pública, o al menos no, salpicada por algún fato.

Una cosa es que el funcionario reciba un premio-estímulo (reconocimiento social en algún acto público) por cumplir sus obligaciones. Pero repartirse el dinero del pueblo por cobro multas es inaceptable. Porque, no todo lo legal es moralmente lícito. Existen crímenes legales.
  
Pregunta: ¿Qué será de este menesteroso y errante país si se aplica el mal ejemplo de la SET y DNA a las otras instituciones: policía, gobernaciones, intendencias, ministerios, contraloría, fiscalías, y demás fagocitadoras de pira piré? Respuesta: Ud. ya lo sabe…

Por otro lado, la inestabilidad que generan los constantes cambios de normas tributarias, además de los burocráticos trámites para nuevos emprendimientos, provocan justificadas quejas de los profesionales contables. La exagerada pesadez burocrática es combustible de corrupción, afirman los entendidos.

En vez de premiar dando dinero a quienes cumplen con su obligación – que para eso están y cobran un sueldo-, lo que debe hacerse y ya nomás, es denunciar a los funcionarios deshonestos que se asocian con delincuentes, para saquear al Estado. Y este saneamiento debe comenzar por la justicia.

De seguirse con este colosal desatino, podríamos pensar con razón, que lo que se pretende es que se multipliquen los infractores, para recaudar más. Entonces, lo importante no será buscar mejorar una gestión institucional, sino la obstinación por hacer de la “prostituta universal” -como llama Shakespeare al dinero-, una segunda piel.

Abogo por un Paraguay donde la cómoda impunidad ya no deje pasar de largo la creciente corrupción, tanto del sector privado como público. Me niego rotundamente a aceptar aquel pobre argumento tantas veces escuchado y repetido: Es que, estamos en Paraguay, luego, “toda tilinguería y deshonestidad tiene carta de ciudadanía” 




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