El vocablo semejante-tapichá significa “alguien cercano-próximo”. En nuestro idioma guaraní decimos “mi semejante-cherapicha”, persona que es objeto de caridad.
Jesús dijo: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. Es el más importante y el primero de los mandamientos. Pero hay un segundo, parecido a este que dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” (Mt 22, 33-34)
“Un hombre de Samaria viajaba por el mismo camino, al verlo, sintió compasión. Se acercó a él, le curó las heridas con aceite y vino… (Lucas 10,33-34)
Dice
un escrito de Álvaro Díaz Díaz: ¿Qué
significa el vocablo prójimo hoy? La pregunta sigue vigente luego de dos mil
años y aunque muchos nos jactamos de conocer el mandato de Cristo ¿Cómo entendemos
la desagradable petición de amar al prójimo?
¿Y qué historia es esa de ser solidarios con los desconocidos? ¿Acaso, hoy día, debemos ignorar el peligro de tratar con desconocidos? Además, la recomendación, por prudencia es precisamente, evitar a los desconocidos.
Y a pesar de todo, el mandamiento divino de amar al prójimo, sigue vigente: “Ámense los unos a los otros como yo os he amado” (Juan 13, 34) Dios al crearnos nos llama a vivir su ejemplo.
Otro desafío: “Ninguno busque su propio bien, sino el del otro” (1 Cor 10, 24). ¿Cómo aceptar vivir la caridad con el prójimo, si en esta era “progre y consumista”, el terrícola promueve una cultura de actitudes egoístas del “solo yo”, o sea, el chenteko-chentese?
Lo vital es que esté cómodo y bien, importa que aparezca el yo, que los otros se vean, nada desperdicies, ya que todo es caro, lo que importa es que cumplas tus deseos y seas exitoso, cómodos y seguros en esta corta vida.
Así, todo ideal de vivir la compasión por el necesitado, es tarea los curas o de la Legión de María y de otros grupos de laicos.
“Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15, 13) Jesús, no solo pide amar, fue coherente, encarnó lo que predico, “ombo ho o heovepe”, hizo carne en su vida el gran acto de amor como fue su horrible sacrificio en la cruz.
Amigo no es aquel que solo te acompaña placeres y la alegría. Amor y amistad se ven en el sacrificio por el otro. Se cumple así su Palabra al decirnos: “Cada vez que lo hicisteis con uno de estos más pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mt 25, 40).
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