¡Respeto al bien común!
El imperativo categórico de Chiara Lubich (1920-2008) era: “Obra de tal modo que no tengas que arrepentirte, en aquella hora, de haber amado demasiado poco”.
El día 1° de mayo, en que la Iglesia celebra la Fiesta de San José obrero y Jornada internacional del trabajo, el Papa dijo: “Les pido a quienes tienen responsabilidad política de no olvidar dos cosas: la dignidad humana y el bien común”.
Definen bien común como el bien que no es propiedad privada de ninguna persona, sino que, por el contrario, corresponde a todos y utilizado por todos como, el aire, el agua de lluvia, el mar, los parques, las plazas, las carreteras, la paz y la tranquilidad…
En calles de nuestra ciudad y en otras, abundan lugares convertidos en basurales gracias a inadaptados vecinos o caminantes, cuando no, de quienes, desde sus vehículos arrojan desperdicios a la vera del camino. ¿Cómo se explica la cantidad de “vertederos callejeros”?
La paz, es violada por prepotentes quienes en pandillas y al mando de ruidosas motocicletas, realizan peligrosas piruetas, tomando por asalto avenidas poniendo en riesgo sus vidas y la de otros.
¿Qué significa para esta indeseable fauna el sagrado derecho del trabajador a descansar, así como el derecho debido a personas enfermas o a quienes simplemente desean paz en sus hogares? ¿Es sancionada la polución sonora con que los delincuentes azotan a la ciudadanía decente?
Como si no fuera suficiente con la basura, muchas calles están llenas de baches y cráteres cubiertos con agua servida (arrojadas por propios vecinos). Ignorancia y prepotencia, gran problema de conciencia y colosal chatura cívica.
Nada digamos de propietarios de patios baldíos que ponen en riesgo la salud pública. También quienes queman basura e inundan al vecindario de humo y desagradables olores. Y agregue otras conocidas perlas de nuestra alegre fauna guaraní…
¿Y qué de autoridades, quienes, ante cámaras cacarean sobre democracia, mientras que por omisión e inoperancia nos hunden cada vez más en la desgracia, al no sancionar a infractores? ¿Por qué los delincuentes hacen lo que quieren sin ser importunados?
Urge que las autoridades cumplan su rol, pues no fueron obligados a ocupar sus cargos; “pidieron votos y prometieron servir a la ciudadanía”. Urge, por consiguiente, que cumplan sus deberes: sancionar a irresponsables y enemigos del bien común y de la ciudadanía.
Señala el premio Nobel Camilo José Cela: “Hay que huir de las actitudes testimoniales, de los gestos inoperantes y grandilocuentes”. Y el recordado Juan Pablo II decía: “El infierno está lleno de buenas intenciones y el cielo de buenas obras.”
Como ya lo oímos a muchos decir: “me niego a permanecer callado ante tanta bestialidad, sólo por no caer antipático”. También yo, me niego a aceptar como “algo normal” lo que es anormal, porque, ¡Obras son amores y no meras justificaciones!
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