¡Por su
perturbada clase política… o progresá
la atraso!
Más de 30 años pasaron desde la caída de Alfredo Stroessner; las raíces del sistema institucionalizado de corrupción, siguen en la transición democrática. Modelo que deja graves secuelas al Paraguay (UH-Daniel Espinoza 30.07.21).
Una clase política deteriorada no representa a la ciudadanía. El Parlamento Nacional sigue teniendo en sus filas a varios congresistas investigados por la Justicia. Pese a ello, gozan de los privilegios del cargo. ¡Hay excesiva desconfianza en la esfera pública!.
Paraguay sigue en el 5º lugar en el ranking de los países más corruptos de América Latina, según Transparencia Internacional (TI), y que la región fue incapaz de hacer progresos significativos. (www-lanacion.com.py-24-01-20).
En Suiza -1915- Eligio Ayala escribió un
artículo que tiene más vigencia que nunca. “Para
fabricar salchichas se requieren aptitudes especiales; para ser legislador o
ministro del Paraguay, el talento y los conocimientos son superfluos.
La preparación, el carácter, la honestidad a veces estorban. Valen más
ciertas contorsiones y genuflexiones del cuerpo que 20 años de estudio, que la
decencia y la probidad. Los que ocupan los puestos públicos creen saber todo,
se creen aptos para todo, pierden la conciencia de la propia ineptitud.
En el Paraguay para brillar con reputaciones falsas basta ser diputado,
senador, o ministro. Luego, es lógico que la pasión dominante sea la de adquirir
esos puestos y que para eso en vez de estudiar, prepararse y dignificarse, se
intrigue o se implore servilmente.
Por esta razón la mayor parte de los que ejercen los elevados cargos
políticos son los verdaderos arribistas petulantes. Todas las magistraturas han
sido profanadas por la ineptitud más franca y por la nulidad más absoluta.
Así se han llenado el Parlamento y los ministerios de aprendices, que se
instruyen en almanaques del pasado y destrozan la equidad económica nacional
con sus caóticos y torpes ensayos legislativos”.
Todo se hace al
azar, por tanteo, por instinto como en un acceso de sonambulismo, todo se
reforma sin necesidad y nada se reforma de lo que es preciso reformar.
En un mar flotante
de pasiones y apetitos, sin principios, sin sistemas, sin
conocimientos, sin brújula, la intervención del Estado en la esfera económica
se ha convertido en un oportunismo de detalle.
No se respeta el mérito, no se desprecia el vicio, nadie se indigna sinceramente contra la injusticia, pocos son justos.
Los culpables
pierden la conciencia de sus faltas, los hombres virtuosos, el pudor, y los
partidos su nobleza. Buenos y malos viven en cada partido en una camaradería
hipócrita, sin sinceridad, sin confianza recíproca, sin gratitud, sin
generosidad.
El interés los
divide y los une y reconcilia sucesivamente. Los enemigos de ayer conspiran
juntos, los amigos de hoy se venderán mañana. En vez de partidos se forman
círculos esporádicos y convulsivos de pequeños ambiciosos.
Los partidos tradicionales en vez de ser útiles a la patria, utilizan la patria; en vez de servir sanos intereses nacionales en el Gobierno, hacen que el Gobierno les sirva a ellos. (www.dx..com.py-la clase-política-paraguaya).
Más que nunca hace falta rescatar la memoria de Eligio Ayala, para que este sea el modelo ciudadano y un espejo en el que se mire, alguna vez, nuestra clase política. (ultimahora.com/eligio-ayala-un-espejo-el-que-debería-mirarse-la-clase-política). ¿Cómo salir de este hediondo fango?
Naturalmente...como no existe el mal absoluto...-hay personas honestas y patriotas- para quienes este comentario, es absolutamente trivial, sin importancia, intrascendente.
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