miércoles, 16 de febrero de 2022

“A VOS NOMÁS”…

 ¡Te cuento…pero no le digas a nadie!... ¿Seré yo Señor?... 

Lengua “viperina: intención y pretensión de dañar: pérfida, venenosa, ponzoñosa, malvada. Es decir, similar a una víbora, venenosa”, define el diccionario.   

Así, una lengua viperina está relacionada con el desprecio, engaño, calumnia y chismes. Esta lengua habla mal de otros, busca dañar diciendo cosas hirientes, crueles y mala fe. 

Muchas veces afrontamos casos que ponen a prueba nuestra paciencia: enojos que nos hace “escupir” palabras hirientes. Un encuentro agradable, incluso, puede abrir la puerta a chismes y calumnias. 

La Biblia habla del daño que hace la lengua venenosa. “Con el viento del norte vienen las lluvias; con la lengua viperina, las malas caras.” (Proverbios 25:23) 

La lengua es un fuego, un mundo de maldad. Está en nuestros miembros, mancha todo el cuerpo e inflama la creación, y ella misma es inflamada por el infierno” (St 3:6). 

La primea lectura del día de la fecha dice: Recuerden queridos hermanos: ustedes deben estar listos para escuchar; en cambio deben ser lentos para hablar y para enojarse. Porque el hombre enojado no hace lo que es justo ante Dios.  

Así, despójense de toda impureza y de la maldad que tanto abunda, y humildemente acepten el mensaje que ha sido sembrado; pues ese mensaje tiene poder para salvarlos. 

No basta con oír el mensaje; hay que practicarlo, o si no, se estarían engañando a sí mismos. Quien oye el mensaje y no practica, es como el hombre que se mira la cara en un espejo: se ve a sí mismo, pero en cuanto da la vuelta se olvida de cómo es.  

Pero el que no olvida lo que oye… y permanece firme cumpliendo lo que ella manda, será feliz en lo que hace. Si alguno cree ser religioso, pero no sabe poner freno a su lengua, se engaña a sí mismo y su religión no sirve de nada". 

La religión pura y sin mancha ante de Dios el Padre es ésta: ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y no mancharse con la maldad del mundo”. (Stg. 1: 19-2)

Por su parte, Alberto Cajal dice cómo controlar nuestras lenguas de víboras:

- Piensa lo que vas a decir: “Si no es bueno, no digas nada”. Toma  unos minutos antes de hablar, evalúa si lo que está a punto de decir es beneficioso o necesario. 

- Discúlpate: Por muy duro que sea, si dices algo que es inútil, sólo, discúlpate. Muchos tenemos problemas para disculparnos y aceptar errores, así que seamos cuidadosos. 

- Cuida con quien te rodeas. Sólo se necesitan dos para chismear. Quien calumnia, no lo hace todo el tiempo y con todas las personas. Si te das cuenta que ciertas personas hacen que sea más fácil que active tu lengua viperina, ¡aléjate! 

- Discreción. Mejor callar, ser discretos, no te enredes en chismes y calumnias. Porque  solo envenenan nuestro entorno y alteran nuestra paz. Somos dueño de nuestro silencio, pero esclavo de nuestras palabras. 

Señor, líbrame de los malvados...de los que traman el mal y a todas horas provocan peleas. Su lengua es aguda, como de serpiente; sus palabras son como veneno de víbora (Salmos 140: 2-4)   

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