¡Necesidad de un “py'a guapy”… hoy!
Nuestro convulsionado mundo, está cada día más atacado de dolores y ansiedades. Luego: “Vive de prisa y muere joven”, parece ser el slogan idóneo. Así, el sosiego parece una tarea imposible.
Dicen: La quietud es cosa de antiguos monasterios en las montañas o en los confines de la tierra. Entonces, la serenidad no es virtud que se valore, pues la mayor ansiedad es la de consumir, tener, mantener y ostentar bienes materiales y hacer ruido.
Antoine De Saint-Exupéry, distinguió la “falsa serenidad” como pasividad del espíritu, y la “auténtica serenidad”, como la conquista del espíritu. Unos científicos -dice Mario Pereyra- elaboraron un test y descubrieron seis procesos sobre la virtud del Sosiego:
*Apartarse: Es liberarse de los deberes por algún tiempo. Ejemplo: Hay personas
que estando de vacaciones no pueden liberarse de pensar en sus actividades.
Apartarse es tomarse un tiempo para reposar el espíritu y estar en comunión (común-unión)
con Dios.
*Buscar refugio interior: Puede ser un lugar físico o simplemente un tiempo de descanso temporal. Algunos optan por la pesca en algún lugar tranquilo, otros por la música o la lectura. Hay quienes prefieren estar en contacto con la naturaleza.
Jesús lo hizo. “Vengan, vamos nosotros a descansar un poco en un lugar tranquilo”. Porque iba y venía mucha gente, y ellos no tenían tiempo para comer. (Mc 6,31)
*Aceptar y empatizar: Una fase de esta actitud es la autoaceptación. Reconocer y asumir las propias fallas. Solo aceptando nuestras propias limitaciones podremos ponernos en “el zapato” del otro, ya que permite entender al semejante desde mi propio yo.
*Perdonar: La persona serena, está en paz con su pasado, con los otros y consigo misma. El resentimiento es un terrible veneno en la vida interior. El perdón es la vacuna que lo neutraliza. El perdón, se ha dicho con sobrada razón, es eficaz elemento de sanación.
*Vivir el presente: Es saber vivir cada día enfrentando dificultades, como disfrutar de los momentos placenteros, que también nos depara la vida. El futuro no existe como campo de acción. El hoy es un regalo divino, por eso se llama “presente”.
*Confiar: Vocablo de difícil comprensión. Confiar es creer en los otros y en que, pase lo que pase, todo estará bien, nos ha dicho Roger Texier. “Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes le aman…de acuerdo con sus propósitos”. (Ro, 8-28)
Todos pasamos momentos muy feos en estos dos años. La Covid provocó dudas, peleas, pobreza, dolor y muerte, condenando a miles de personas a estados de miedo cercanos al terror, a la desesperanza, a la frustración y a la impotencia.
Para lograr el espíritu sereno se sugiere hacer una parada en este afanado trajín del “querer todo para no tener nada” y “viajar a toda velocidad hacia ninguna parte” como -parece- ser característica del hombre “progre”.
Una auditoría de nuestra gestión personal es útil. Si el resultado arroja saldo negativo, accionar inmediatamente los resortes de la voluntad, inteligencia y libertad, dones que generosamente nuestro Creador nos ha regalado.
Cristo nos da la receta para recibir todas las cosas: “Por tanto, busquen primero el Reino de Dios y su Justicia y todas las demás cosas se os dará por añadidura”. (Mt 6,33).
¡Sonoro y bendecido brindis sea con todos el 2022!
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