“Piensa lo que quieras, pero solo di lo que sea correcto, así controlas tu lengua”. Si no tenés nada positivo para decir, sonríe con educación y cambia de tema con sutileza.
“En este tiempo en el que se habla de guerras y se pide tanto la paz, es necesario un gesto de conversión (…) No hay habladurías inocentes” (Papa Francisco) y agregó:
“La lengua, citando al Apóstol Santiago, es para alabar a Dios, “pero cuando la usamos para hablar mal de los otros, matamos a Dios”, “la imagen de Dios en el hermano”.
La fuerza destructora de la calumnia, es “algo más” que un pecado porque nace del odio y busca destruir la obra de Dios. Tal es el caso del el primer mártir de la Iglesia, que es llevado ante el Sanedrín por su testimonio del Evangelio.
Esteban fue una víctima de la calumnia. Se le acusa de “falso testimonio” y no causa una “lucha justa, entre hombres de bien” porque sus enemigos eligieron el camino de una pelea sucia, “el camino de la calumnia”.
“Calumnia es imputar a alguien un delito con conocimiento de su falsedad y desprecio hacia la verdad”. Pero… ¿por qué se calumnia? Causas…odio, rabia, envidia…no lo sé.
El querido pa´í Ed Broom, sugiere estas Reglas para el control de la lengua: Jesús dijo que daremos cuentas de todas las palabras que salgan de nuestra boca. Santiago, en el capítulo 3 de su epístola, claramente nos invita a usar la lengua para alabar a Dios:
1. Ora al Espíritu Santo. Los apóstoles, antes de Pentecostés huyeron. Pedro negó a Jesús con su lengua.
Después de Pentecostés, hay una transformación radical. Pedro habla y
convierte… ¡a 3000 personas! ¿Cómo? Invocando al Espíritu Santo”.
2. ¡Piensa! Deberíamos ser rápidos para escuchar y lentos
para hablar. ¡Así se evitar la impulsividad! ¡Piensa antes de hablar para no herir
y pagar graves consecuencias!
3. La Regla de Oro. “Haz a los demás lo que
quieres que los demás te hagan”. Podemos aplicarlo al hablar: “Dile a los demás
lo que quieres que ellos te digan a ti” (Mt.7-12)
4. ¡Calla! “Si no tenés algo bueno que decir, entonces no lo digas”. Entonces, “Ekiriri minte”.
5. ¿Estás nervioso? En momentos de agitación, es mejor no hablar. Reza, luego regresa a la conversación calmado. En la agitación, el mal espíritu afecta a lo que decimos.
6. ¡Da ánimos! Aprende palabras de ánimo. Todos necesitamos apoyo y
consuelo. ¡Sé un Bernabé!, que significa “hijo de la consolación”.
7. ¡Perdón! Cuando te equivoques y hieras a tu prójimo, sé humilde y valiente para decir:¡Lo
siento! “Errar es atributo humano, perdonar es atributo divino” (Shakespeare).
8. Lee la biblia. Si estamos vacíos interiormente, poco de bueno diremos. Hará falta una buena lectura espiritual.
9. ¡Recuerda la Santa Comunión! Recuerda que hablas con la misma lengua con la que recibes al Señor
eucarístico. Así, lo que hablemos ¡reflejará a quién comulgamos!
10. Imitemos a María. ¡Qué modelo de vida! ¡Cuánto amor, atención, amabilidad, dulzura, humildad, alegría, Discreción…!
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