Los niños, en general, no tienen mayores quebrantos, más que jugar, comer helados o recibir juguetes. A los adultos, las penas nos abruman: falta de trabajo, salud, el cuidado de la familia, las deudas, etc.
Y como si nos faltaran líos: “Se levantará nación contra nación (…) habrá escasez de alimento y terremotos. Estas cosas son principio de dolores y angustia” (Mt. 24:7-8). Algunos dicen: Estas son algunas de las profecías que se están cumpliendo y asustan: