CONFESIÓN PÚBLICA
Siendo un terrícola con"adolescencia prolongada", carente
de finura intelectual, me confieso imitando a don Miguel de Unamuno: “En mi vida poco admirable y menos única,
pero mía al fin, porque es la que más de cerca me ha tocado vivir”…rompo
los muros del anonimato, para presentarte sincero arrepentimiento por alguna
falta que te haya ofendido.
Por ello, como Guillermo
Rovirosa, me acuso de traidor, seguidor de Judas, digo: “Mi suciedad
congénita me lleva como a los chanchos a revolcarme en la primera charca
putrefacta que encuentro, o en la inmundicia que yo mismo me fabrico, sin
descanso y sin medida”…
No me acuso de
robar dinero público, asesinar personas, coimear, evadir impuestos, cobrar por
horas no trabajadas, ni de adulterio o fornicación; pero, con san Pablo digo: "Soy el último de todos,
soy un aborto…" (1ª Cor. 15,8).
Sí
me acuso de falta al amor al prójimo,
faraónico pecado. Me enoja y mucho por ejemplo:
* Quien
sabiendo que no va cumplir su promesa, con carretillada de excusas miente sin
ruborizarse mínimamente…
* Quien
siempre encuentra excusa para justificar no atender la llamada, pero afirma con
vehemencia: “Cuando quieras, contá conmigo, llamáme nomás”…
* Que se fije un horario
para una reunión, que no se cumple, porque “alguien”, ndajé,
todavía no llegó. Y no falta un buenito, de enano y pererí
cristianismo, ladrando: ¡seamos tolerantes como Jesús! ¿Fue
Jesús mentiroso, irrespetuoso?...si Tolerancia –eventualmente
- al estar justificada la falta; ¡nunca cuando el
error es la regla!...como es nuestra costumbre…
* Cuando el servidor de la
palabra pontifica sobre el modelo de conducta de Cristo a seguir…pero vive aplastando
a su “hermano” con usura; en concubinato; adulterio, es decir, sus acciones son
contaminadas de actitudes contrarias a la de Cristo, a quien a dice servir…
* Cuando algún servidor que
por ser tal, es conferido de ciertas atribuciones, comete simonía “comercializando”
lo sagrado en cualquiera de sus formas: liberando al requirente de ciertos requisitos
exigidos, como asistencia a los encuentros, pre-bautismal-matrimonial, entre
otros casos…
* La acción
del idiota que se jacta de inteligente, sin embargo, trata de mover la pesada
mesa llena de libros hacia la silla, en vez de acercar la silla a la mesa. ¿Y qué
del sentido común compadre?...
* Quien pretendiendo
justificar su inutilidad, busca cobarde e irresponsablemente echar culpas al
otro, gritando al mundo su infantiloide estupidez…¿Ha nde pio mba´é
rejapó kurí?
* En
fin, el modelo de cristiano que “sirve en el templo”
-donde goza de aplausos-, pero se “borra”, ignorando a sus vecinos, huye y vive
refugiado en su beata somnolencia, ajeno y dispensado de
todo lo que hace a su ambiente prioritario. (me
recordaba un amado hermano en la fe).
Además, mezclando frases de
uso común como: “Dios te bendiga hermano” o “la
paz sea contigo”, habla un lenguaje pedante y matonil, entre gestos y
bravuconadas que caracteriza a nuestra baja calaña, tan propias de la fauna
guaraní mbareté-pokaré. Dígase de paso, todo ello, por estar en
la iglesia…pero… ¿está o es él o ella, Iglesia?...
El cristiano es un ser integral,
lo es durmiendo, estudiando, gozando y muriendo: no cabe dividir su vida en
mitades segmentadas…Quien posee esta identidad revela “katúetereí”,
inevitablemente en su acción, donde quiera que esté. (C. Díaz - Corriente
arriba p.89).
“El conocimiento de
Dios sin el de nuestra miseria produce orgullo. El conocimiento de nuestra
miseria sin el conocimiento de Dios produce desesperación” (Blaise
Pascal).
Hermano, ¿te das cuenta de
lo malo, débil y menesteroso que soy, aunque nadie me acuse de ladrón, asesino
o adúltero?..Por todo esto y mucho más pido… ¡perdón hermano, perdón!
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