viernes, 23 de agosto de 2019

"SENTIR" Y "VER"…NO ES

                   ENTENDER...  
Resultado de imagen para SENTIR Y ENTENDER.. Sentir. Dice el DRAE: Es experimentar o percibir sensaciones producidas por causas externas o internas a través de los sentidos: sintió la suavidad de la seda; sentir vibraciones. Oír, percibir por el oído: sentí que abrían la puerta.


Ver. Percibir algo material por medio del sentido de la vista. "desde la cima de la montaña se ve perfectamente toda la ciudad; si no enciendes la luz, no verás nada; ayer vi a tu hermana".

EntenderEs comprender, captar el sentido de algo: entiende inglés y francés. Conocer, penetrar: no entiendo sus motivos. Conocer el ánimo o la intención de alguien: entiendo que tengas que irte.

Aristóteles dirá que las ideas no son innatas, pues «nada hay en el intelecto que antes no haya pasado por los sentidos». Así, conocemos las cosas mediante las sensaciones que recibimos de los cinco sentidos. La cosa no es sólo lo que se ve, por eso es bueno distinguir entre ver y entender.

Ayllón dice: entender es un modo de conocer distinto del ver y del sentir. Millán-Puelles, filósofo y escritor español (1921-2005) dice con un claro ejemplo: entender el calor no calienta, mientras que sentirlo, .

Si lo que entiendo es el fuego, mi entendimiento no arde en llamas ni siente el menor calor. Eso no quiere decir que la inteligencia apague el fuego; si así fuese, no harían ninguna falta los bomberos.

Por tanto, el modo de ser de las formas en el entendimiento es un modo de ser inmaterial (y por eso entender lo que es el fuego no quema, y entender lo que es la muerte tampoco mata). (cf. José R. Ayllón “En torno al hombre” p. 60)

Los seres humanos vivimos en sociedad y no tenemos derecho a violar reglas básicas de convivencia. Es imperativo convivir en un clima de respeto, tolerancia, solidaridad y libertad. Estos valores están presentes en toda sociedad humana.

Nuestra costumbre social –en general- está gravemente corroída y mutilada por el cáncer de la matonil chatura cívica, con presunción de metástasis.

Veamos algunos síntomas: ¿Se respeta y cuida el espacio público: plazas, calles, veredas? ¿Se respeta a los vecinos al atropellar con polución sonora sus derechos al descanso nocturno?

El tránsito: ¿Se respeta la franja peatonal dando paso al peatón, que tiene prioridad?  ¿Se da prioridad niños, a mujeres embarazadas,  a ancianos y a personas con capacidades diferentes? ¿Ignoramos que se arroja basura en la calle y en lugares públicos?.  

 ¿Acaso es sorpresa ver correr agua servida a la calle? ¿No es costumbre que los buses paren en la boca calle para alzar o descender pasajeros? ¿No conoce a “gorilas” que estacionan sus vehículos violando reglas y derechos de terceros? La lista es larga y harto conocida…

Así las cosas, tristemente nos menercmos el vergonzoso mote de “delincuentes”. Al parecer, se inmuta al delinquir: el delito se hizo como una especie de "segunda piel” en el terrícola guaraní.

Horrorosa es la indignante expresión al uso: “Ñandé ko upeichante voi…Paraguay pe ñaimé”. Como si el Paraguay es nomás luego la cloaca de todo excremento y podredumbre. 
Rechazo categóricamente ser parte de esta letrina nacional

La recta conducta genera sabrosa convivencia, permite a la gente sentirse más dueñas de su ciudad. Crea un ambiente agradable, honesto e higiénico para el ser humano.

Por consiguiente, no basta con ver y sentir…hace falta entender el qué y el por qué de las cosas. Es necesario renunciar a vivir por debajo de nuestra existencia, estimando sólo valores secundarios.

Somos más que estómago y genitales. Hemos sido dotados de inteligencia, voluntad y libertad. No nos contentemos solamente con ver y sentir, como los cuadrúpedos. Necesario es ¡Entender! 


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