martes, 5 de febrero de 2019

LAS DIFÍCILES RELACIONES HUMANAS (I)

Imagen relacionada
La “persona”, fuera de su credo, ideología, raza y nivel cultural, es depositaria de “valores fundamentales e inalienables”, porque en ella radica su “Dignidad”. Pero, en la sociedad actual, el crecimiento “científico–técnico” del mundo, no aporta a la calidad de vida del hombre.

No solo el conocimiento es imprescindible para la inserción del hombre en el mercado laboral, también, es innegable su formación ética, para la transformación de la persona y de la sociedad.

Por ello, es necesario que el estilo de vida humana se desarrolle en una esfera de valores: en ella se fundamenta toda conducta ética en el hogar, trabajo, vecindad, etc.

La crisis, violencia y degradación en que se halla sumida la sociedad hoy, se debe a malas relaciones interpersonales. Luego, es desarrollar una conducta coherente en lo personal, familiar y profesional.

Urge comprender que, ser Persona es un privilegio en el mundo... y las personas interactúan en un complejo espacio llamado Sociedad.

Naturaleza del Hombre:(Vida vegetativa, vida sensitiva, vida espiritual)

El Dr. S. Núñez en apretada síntesis dice: El hombre es un ser vivo. En medio de tantos seres vivos como las plantas y los animales, se destaca netamente. La vitalidad que el hombre ejercita es múltiple y de gran riqueza y despliega en tres niveles diferentes:

a) El hombre ejercita vida vegetativa, como comer, beber, digerir, respirar, crecer, generar, etc. Es una vida básica, fundamento de toda la constitución orgánica e incluso, fuente de todo el dinamismo humano. El bienestar o malestar biológico del hombre influye en todo su funcionamiento vital.

b) Luego sigue un segundo nivel de vida: la vida sensitiva. Es el amplio mundo de la sensibilidad. El hombre está en el pleno de sus sentidos. A este nivel sensitivo, pertenecen los varios sentidos así como las pasiones, emociones y sentimientos.

c) En un tercer nivel último y supremo, el hombre desarrolla la más elevada vida de su ser específico. Es la vida espiritual. Pensamos, razonamos, queremos; nos decimos, prometemos, y afirmamos o negamos con juramento.

Gracias a esta actividad espiritual vivimos con tanta altura y dignidad: “el hombre se hace en cierta manera a todas las cosas”, como decía Aristóteles. Dentro de esta rica y múltiple vitalidad que el ser humano vive, distinguimos tres líneas de operaciones o de acciones, distintas pero unidas entre sí. 

                         
En la figura observamos tres columnas diferentes: C, A y C; paralelas y contiguas. ¿Qué significan estas tres columnas?

La primera, es decir, la columna C, significa la vida cognoscitiva que puede darse a nivel sensitivo: ver, oír, oler, etc.; o puede darse a nivel espiritual, como pensar, juzgar, razonar.

La segunda columna A, significa la vida apetitiva o tendencial; vida oréctica, como dicen los psicólogos. Y que pueden también darse en el plano sensitivo: pasiones, emociones, etc.; o en el plano espiritual; querer, desear, amar, odiar, etc.

La tercera columna C, nos muestra la traducción externa de esa interioridad psíquica. Se traduce en expresiones de conducta: mímica, gestos, palabras, lágrimas, sonrisas y acciones.

Notemos que no todo acto realizado por el hombre es libre, es decir, fruto de su libertad o libre albedrío. Hay actos biológicos y psicológicos que no brotan del ser humano libremente, sino espontáneamente y como por impulso de un cierto determinismo.

Los actos generados por la voluntad libre del hombre son llamados actos humanos y constituyen la materia de la praxis regulada por la moral.

Finalmente diremos que, cada hombre podrá hacer uso y sacar provecho de la naturaleza y la cultura que recibe. Como podrá así mismo, gracias al compromiso de su razón, de su querer y de sus manos acrecentar o dilapidar esas riquezas. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario