A un año del “golpe técnico-legal”, diversas reacciones se escucharon de los mismos acusadores de Lugo. El senador Galaverna afirmó que la causa del juicio no fue la masacre de Curuguaty, sino, el mal desempeño sus funciones (TV 21.06.13). El abogado Adolfo Ferreiro manifestó que el juicio político trasgredió garantías (ABC, 22.06.13 p.4). Pero dejemos a Lugo y sus pecados, para formular “ingenuas” preguntas:
Si la causa de su destitución fue “por mal desempeño de sus funciones”, (1) ¿quién y qué Institución tiene autoridad moral para destituir a otro, tan “malo” como quienes -salvando las consabidas excepciones - se constituyeron en “Sanedrín” para inculpar a alguien de igual calaña?. (2) ¿Acaso se ignora que lo meramente legal demasiadas veces es harto inmoral?
Si el criterio “justo” es condenar a todos los que se desempeñaron mal en sus altas funciones - y que fueron muchos, según las crónicas y denuncias bombardeadas por la prensa - presidentes, ministros, legisladores, jueces, etc., (3) ¿por qué no se actúo de la misma manera con todos ellos?... (4)¿o es que hay Judas malos y Judas buenos?
A días nada más de “compartir morada” en el legislativo, acusadores y acusado, me pregunto si habrá suficiente ánimo para pensar en el país. Me tienta la idea maléfica que se pasarán pasándose “facturas” en esa gran “bolsa de gatos” que hoy es el Congreso.
Dice Gloria Rolón en su blog de UH, el 28.05.13: “El Parlamento, por ejemplo, no es sino una maqueta de nuestro querido "Paraguay profundo": repleto de señores y señoras con un nivel de formación que raya la mediocridad -por supuesto que existen honrosas excepciones-, y para quienes la ética y la honestidad son términos casi desconocidos y su práctica, alejada de su cotidianidad.
Por eso no debe sorprendernos que casi el diez por ciento de los legisladores electos un mes atrás, tengan cuentas pendientes con la Justicia (son investigados por hechos que van desde evasión de impuestos, pasando por lesión de confianza, omisión de auxilio y ¡¡¡hasta asesinato!!!)”.
Ojalá me equivoque. Que sepan superar rencores y aplastar oscuros interese en bien de este maximísero país, hambriento e ignorante, precisamente por culpa de malas autoridades fungiendo de pretores, aplastando a todo un país.
Dicen: la esperanza es lo último que se pierde, abogo, por tanto, que esté profundamente equivocado y todo amargo comentario que se oye aquí y allá, por izquierda y por derecha, ayer y ahora, no sea sino una triste anécdota que deseamos sepultar.
NOTA. El presente artículo ni remotamente pretende constituirse en defensa del Sr. Lugo.
NOTA. El presente artículo ni remotamente pretende constituirse en defensa del Sr. Lugo.
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