viernes, 7 de diciembre de 2012

ADVIENTO Y MARÍA…

¡Modelo de preparación y espera!

El Adviento, en el que la Iglesia celebra el misterio del Cristo esperado, recuerda a la Virgen como modelo del pueblo de Dios que espera al Salvador. Al comienzo del Adviento tenemos la solemnidad de la Inmaculada Concepción (Caacupé) que constituye una preparación radical a la venida del Mesías.

Del 17 al 24 de diciembre, la liturgia hace referencia a María leyendo episodios relativos al nacimiento de Jesús. La Anunciación, la visita a Isabel, el Magnificat, el nacimiento de Juan Bautista y el cántico de Zacarías.

En Adviento, la Madre se integra perfectamente en el misterio del Hijo. Ella es la dulce espera, de Aquel, fruto bendito, que de su vientre nacerá. Para nosotros los fieles, María es el ejemplo de espera y recibimiento de su amado Hijo, Salvador del mundo entero.

María es la primera evangelizadora y misionera del mandato de Dios. No la estamos poniendo por encima de Cristo. ¿Pero podemos impedir que Dios envíe a la mamá de su Hijo, para darnos importantes mensajes? ¿Acaso María no ha dicho “hagan todo lo que Él les pida”? ¿Quién como ella ha sufrido los más terribles tormentos de su inocente Hijo?

No olvidemos que María ha conquistado muchas almas para Cristo. Nunca ha trabajado para su propio beneficio ni halago personal. Dios la eligió, precisamente por su total entrega a sus designios y por su inigualable humildad.

Quizá uno de los propósitos elevados puede orientarse a desterrar inútiles rivalidades que suscitan los tantos títulos que se atribuyen a la Virgen. Ella no los pidió. Son sus devotos y miles de almas que han recibido su ayuda y protección quienes los invocan.
Pero ningún culto de veneración a María, desdibuja la grandeza del Rey de Reyes, su Hijo.

En la Anunciación, por tanto, puede considerarse como uno de los mejores piropos que la Bienaventurada Virgen María ha escuchado del propio Dios, a través del ángel Gabriel: “Te saludo favorecida de Dios, el Señor está contigo… no temas María, pues tú gozas del favor de Dios…el Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Dios altísimo descansará sobre ti como una nube…! (Lc. 1, 28-32)

Qué mujer en el mundo ha recibido tan encumbrado elogio? Nadie. La más amante de las madres, por tanto, es modelo de espera para el más amoroso de los hijos: Jesús. Que Adviento no sea, una vez más motivos para llenarnos de regalos, de comida y abundante bebidas, para volver a festejar el cumpleaños más importante de la historia, pero muy curiosamente, en miles de casos, sin el cumpleañero.

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