Es harto frecuente la generalizada queja de padres, profesores y autoridades sobre tanto desajuste moral en la sociedad. Pero el “plagueo”, al parecer, carece de convicción. ¿Por qué?...Porque poco o nada se hace para contrarrestar lo que tanto dice molestar. “Ser cristiano en el mundo de hoy implica ir contracorriente”, ha dicho Benedicto XVI.
Veamos sólo algunas de las tantas lacras conocidas que no podemos superar:
a- Muchas fiestas adolescentes, desde los 13 años, no pocas veces consisten en verdadero culto a Baco: alcohol, sexo y drogas. Liberados por efecto de la “bebida espirituosa”, fornicar con gran entusiasmo, es el resultado. Esta actividad perruna, se puede observar, al son de molestosos ruidos (le llaman música) en cualquier calle o al costado de alguna gasolinera, en ésta o aquella ciudad del país.
b- El salvajismo y brutalidad con que se conduce un vehículo, en ésta y aquella ciudad (criatura en regazo del chofer con el consabido riesgo para su vida; polución sonora golpeadora de tranquilidad de trabajadores que sufren por no poder descansar en sus casas; los disparos de arma de fuego de no pocos ignorantes brabucones, delirando o festejando quien sabe que cosa; molestosa quema de basura en los domicilios, etc.
c- Ante el riesgo de embarazo de hijas-niñas, delicadas mamás acuden a un buen número de medidas, entre las que se hallan la píldora abortiva (aborto químico), cuando no, los abortos quirúrgicos.
d- Muchos medios de información-prostitución, como las teleseries, redes sociales, la televisión, la calle, además de prostíbulos, huelen a semen y excrementos y son los verdaderos educadores de nuestros hijos, porque fomentan la homosexualidad, la pedofilia, entre otras desviaciones, y los padres pecamos de inacción ante tanto residuo tóxico para la salud moral.
¿Cuál es la solución?.¡Remar contra corriente! El origen de todos los males es la cómoda cobardía. Cobardía de los padres por no animarse a corregir a sus hijos. Cobardía de los profesores para no caer mal. Cobardía de las autoridades para no perder votos o para evitar “choques”. Cobardía de los medios que venden basura, sabiendo que son idiotizantes, pero que mantienen la audiencia.
Nada de lo dicho es nuevo. El que camina con la corriente, será siempre uno más del montón, haciendo lo mismo que dicen y hacen otros. Si queremos cambiar este caos establecido, “debemos ser valientes discípulos de Jesucristo, llamados a remar contra corriente”, nos recuerda el Papa.
El cambio depende de cada uno de nosotros primero. !Nadie puede hacer por mí lo que yo debo!
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