viernes, 15 de junio de 2012

POR QUÉ LA AUTORIDAD.....

¡Que nadie la tiene por nacimiento!

Los hombres somos diferentes, porque somos irrepetibles, Vivimos situaciones diferentes: nuestro carácter, gustos, biografía, hábitos adquiridos y cultura, son distintos.
La diferencia es una riqueza que no riñe con la igualdad, si entendemos ésta como ausencia de inferioridad. Los hombre somos iguales porque somos semejantes y al mismo tiempo, distintos. La semejanza procede del hecho que somos Persona, dueña de razón, voluntad y libertad. (Fundamentos de Antropología – Ricardo Yepes S. p. 321)

La diferencia de situaciones y la limitación humana de recursos, conocimientos y capacidades, siempre presente, de modo espontáneo y natural se de la inferioridad y superioridad de unos hombres frente a otros. Estas superioridades nunca son absolutas, sino relativas, y por tanto, adquiridas: del mismo modo que aparecen, se extinguen con el paso del tiempo. Entonces, aparece la autoridad, que dispone la de la libertad del otro, en orden a un bien.

Por tanto, el sentido de autoridad es disponer de la libertad de otros hacia los bienes que necesitan, y que por sí solos no pueden alcanzar. Todo lo que se aparte de esto implica corrupción de la autoridad, es decir, autoritarismo y prostitución de la libertad de otros, y de los bienes comunes. La perversión de la autoridad es el más grave daño que puede sufrir la comunidad.

Así las cosas, la autoridad nadie la tiene por nacimiento; por tanto, nunca es natural, sino adquirida; se llega a ella, no se nace con ella. Ningún hombre puede apropiársela, solamente puede recibirla cuando otros se la otorgan. Por ello, nada hay que dignifique más al hombre que ser una autoridad justa, y nada que le degrade más a él y a los otros, que ser una autoridad injusta, pues se vuelve corrupta.

J. Chevalier, en Historias del Pensamiento, p. 479 dice: Las formas de divinización de la autoridad humana es tan antigua como el hombre, y tienen una razón equivocada e inaceptable: la autoridad es un don suprahumano que pertenece genuinamente a Dios.
Y cuando el humano sufre de síndrome de diocesillo, utilizando el cargo como un Olimpo para ser vitoreado, aplaudido y elogiado como único salvador de las “catástrofes cósmicas”, se avecina el más deleznable sistema político conocido: la dictadura. (En cualquiera de sus formas...)
                                                           
En tiempos de encarnizada lucha política por el poder, una y otra vez nos prometen el oro y el moro, debemos abrir los ojos y oídos para otear el horizonte, pues han hecho promesas - y lo siguen haciendo – de otorgarnos verdadera libertad en democracia, cuando en realidad cada vez más, nos hunden en la desgracia.

Por consiguiente, para qué una autoridad si no es para servir....? Recordemos que la máxima AUTORIDAD en el mundo ha dicho: "No vine a ser servido, sino a SERVIR".(Marcos 10:45) 
                      Estimado lector, ¿Podrán nuestros políticos alguna vez, entender este mensaje?



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