miércoles, 16 de mayo de 2012

SINSENTIDO DE LA VIDA

¡Qué problemón chamigo!

Vivir es la capacidad de forjar proyectos y después, llevarlos a cabo. Somos felices en la medida que alcanzamos aquello que aspiramos; una vida lograda. Aquí surgen preguntas: ¿Qué significa para mí tener una vida lograda, ser feliz?. ¿Lo soy realmente?, ¿Acaso lo puedo ser?. ¿Tengo vida buena o buena vida?

Vida Buena (no buena vida) es poseer los bienes más preciados: la familia y el hogar; los buenos amigos y una moderada cantidad de bienes materiales que alejen de nosotros la desgracia, la enfermedad, la ignorancia. Y sobre todo, una vida nutrida de práctica de virtudes y valores como verdad, libertad. Integridad es igual a vida esclarecida.

Una fuerte crisis de valores morales que carcome nuestro mundo interior nos envuelve hoy. Se aplaude con fanático frenesí la tecnología y la cibernética. El hombre se vuelve un coloso tecnológico, pero “pitufo” moral. Por tanto, el sentido de la vida, es un sinsentido, pues el hombre se ha vuelto una cosa más entre tantas cosas, diría Secundino Núñez. Y donde no hay esperanza, hay des-esperación.

El lema hoy es: Vive de prisa y muere joven. La escuela anarcisada nos capacita para correr a toda velocidad hacia ninguna parte. Importa más informar al estudiante que formarlo. La característica de nuestro tiempo es la Obsolescencia. Todo lo nuevo ahora, en seguida es obsoleto. Nacemos póstumos, diría Carlos Díaz.

R. Yepes Stork afirma que para esta “fauna”, sólo hay dos soluciones posibles: (1) “Atomización de la vida, la equiparación, siempre fraudulenta, de los placeres o de éxito con la felicidad. Este tipo de persona hace trampas y deja introducir la falsedad, en su vida”. (2) Reconocer con sinceridad la pérdida del sentido de la vida: Es el Nihilismo. La Nada. La felicidad no es no posible, no existe; es inútil buscarla. ¡Desesperación!

Cuando la vida es insoportable, el suicidio aparece como una solución. Ningún animal se suicida, porque ninguno es capaz  de caer en la desesperación. El des-esperado es el que ha dejado de esperar, aquel para quien el futuro no depara bien alguno.

El absurdo. Es la vivencia del sinsentido. La vida es una representación teatral hipócrita y falsa, sin lógica, pues el sistema social obliga al hombre a comportarse de una manera determinada, para él absurda, incluso cómica o trágica. La aceptación del absurdo entraña cierto fatalismo pesimista: el hombre es un muñeco en manos de fuerzas impersonales. (Ricardo Yepes S. – Fundamentos de Antropología p.226)

El nihilismo es una experiencia amarga, en la que el hombre es profundamente infeliz, y de la que trata de escarpar, aunque sólo sea por un rato. Para salir de la postración anímica busca entonces un estado de euforia que compense el sentimiento negativo. Busca afirmarse eufóricamente en la vida, del placer pujante y esplendoroso. Se congela en una ebriedad (exaltación y estimulación delirantes) (Mbarté, pokaré, ñembotavy)

Embriaga el alcohol, las drogas, el sexo y otras conductas bestiales que conocemos. Es tan miserable que no consigue un poco de alegría sin ebriedad. Es un poco de sal a su aburrida vida. El ebrio tiene debilitada su libertad, es muy vulnerable, por eso sustituye su real miseria humana, por una pequeña dosis de situación irreal. Su mayor logro puede ser vanagloriarse, en haber “chupado” en la noche, con otras bestias de igual calaña, litros de cerveza y haber “fagocitado” un montón de asado. ¿Qué vida es esa?

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