Se
trata de una sensación de “no tener nada dentro”, de “sentirse solo” o de que
“algo falta en mi vida, pero no sé lo que es”. Ese sentimiento de vacío nos
avisa de cosas de nuestra personalidad que hay que trabajar o equilibrar.
Según expertos, el vacío interior es un estado en el que es difícil tener la sensación de que alguien está allí. No te conectas con los demás. El vacío interior se relaciona con la separación matrimonial, enfermedad, problemas laborales, grandes decepciones, etc.
Así, no hay esperanza de que una relación pueda continuar. El sentido de estabilidad en la relación permanece perturbado, por lo que es difícil sentir tranquilidad en la propia vida. Necesitamos de alguien que nos apoye en nuestras necesidades y sentimientos.
El vacío aleja vínculos. Es necesario construir relaciones con los demás, sabiendo que no existen personas perfectas y que temprano o tarde, la persona podría fallarnos…y nos enojamos-ñánde pochy. Cortamos relaciones, olvidando que también nosotros fallamos.
Y así negamos que hace un momento era gente cercana e importante en nuestras vidas. A veces optamos por no involucrarnos en relaciones cercanas para no sufrir una dolorosa decepción.
Nuestro interior no debe depender de que otros alimenten nuestra vida mental. Un modo de sentir un vacío insoportable puede ser la dependencia de estafadores de “Promoción de la autosuficiencia”, pues hoy es muy fácil caer en las redes de estafadores de conciencia.
Pero, la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. (Flp 4:6-7) Si ponemos toda nuestra confianza en el Señor, debemos esperar su ayuda. “Dichoso el hombre que pone su confianza en Yahveh” (Sal 40, 5)
“En Dios descansa mi alma: de El viene mi esperanza; sólo Él es mi roca, mi salvación,.. no he de vacilar; en Dios mi salvación y mi gloria, la roca de mi fuerza”, dice el Salmo 62, 6-8). ¡Ta upéicha!
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