Esta fiesta, asimilada por la iglesia católica, se remonta al siglo III en Roma, donde un sacerdote llamado Valentín, se opuso al emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, considerando que los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras y vínculos sentimentales.
Valentín, comenzó a celebrar en secreto matrimonios para jóvenes enamorados (así se popularizó que San Valentín sea el patrón de los enamorados). Al enterarse, Claudio II lo sentenció a muerte el 14 de febrero del año 270, alegando desobediencia y rebeldía. Por este motivo, se conmemora todos los años el Día de San Valentín.
Muchos piensan que este día se celebra desde hace poco debido a los centros comerciales. Pero, como católicos debemos aclarar algunos detalles. Su origen viene de una linda historia de la época del Imperio Romano, y señala como protagonista a Valentín.
La celebración cobra fama en el siglo XIV, con el nombre de Día de los Enamorados… Amor y Amistad. Valentín nació en la ciudad de Terni, a unos 100 km al norte de Roma, cerca del año 175.
La costumbre dicta que los enamorados, novios o esposos expresen su amor y cariño mutuamente. Mientras más grande sea el detalle más grande el amor. Pero, el comercio-consumo compite por vender, al punto de que el comercio es tan competitivo como la fiesta de la Navidad.
En este día, le gente se divide en dos grupos: las románticas empecinadas que festejan el día con flores, chocolates, comidas y tarjetas; y los descarados-forever alones-los solo para siempre, consideran solo una artimaña comercial para sacar provecho del amor.
Dicen que, en países como Chile, Cuba, Ecuador, Puerto Rico, Paraguay, República Dominicana y Uruguay, se celebra también el 14 de febrero, un día en el que los regalos más recurrentes son flores, cartas o bombones, entre otros. Así las cosas, para todos… feliz día hoy y siempre. ¡Ta upéicha!
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