miércoles, 22 de noviembre de 2023

EL BUEN CRISTIANO... ¿Cómo debe ser?

 
El catecismo de la Iglesia Católica en el N’ 1691, dice: 

Cristiano, reconoce tu dignidad. Porque participas de la naturaleza divina, no vuelvas a la bajeza de tu vida pasada. Recuerda a qué Cabeza perteneces y de qué Cuerpo eres miembro. Acuérdate de que has sido arrancado del poder de las tinieblas para ser trasladado a la luz del Reino de Dios 

No faltará quien diga: “un buen cristiano lee diariamente la Biblia, sirve a su iglesia, evangeliza y apoyar los trabajos misioneros y tareas sociales; participa activamente en las celebraciones litúrgicas, etc”. Pero, desplegar estas actividades es buena, pero no significa vivir la plenitud cristiana. 

Sería justo y necesario hacer diariamente un sincero chequeo de conciencia (petei py'a mongeta) para conseguir mejorar lo que deba ser mejorado. Así, haríamos costumbre tener técnica e ir mejorando nuestro modo de vivir. 

Dice un escrito: Luego, un cristiano es quien procura conocer a Dios y se vuelve a Él, luego de haber pecado. (2 Co 5:17) Un cristiano real-añetete conoce y glorifica a Dios, (Is 43:7; 2 Co 3:18; Jn 17:1-5, 22). Esta práctica, naturalmente, se volverá un agradable hábito. 

Jesús dijo: Ustedes son mis amigos si hacen lo que les digo" (Jn 15:14). También dijo: “Yo soy la vid verdadera…. Permanezcan en mí, y yo en ustedes.... 

Entonces, sirviendo en y a la iglesia, es el mejor modo de descubrir nuestros talentos. Así las cosas -dice aquel servidor- iremos descubrimos nuestros dones mientras servimos. Estos dones encontramos en Romanos 12:6-8 y 1 Cor 12:4-11, 28

Hay distintas clases de dones espirituales, pero el mismo Espíritu es la fuente de todos ellos. Hay distintas formas de servir, pero todos servimos al mismo Señor. Dios trabaja de distintos modos, pero es el mismo Dios quien hace la obra en todos nosotros. 

Ser un “buen cristiano” no se logra con tener dones o carismas. Se logra amando a Cristo y dejándose “moldear” por su Santo Espíritu que transforma vidas y corazones. Jesús nos da la fe (Heb 12:2), nos da la fórmula para nuestras vidas. 

La Biblia dice que cada uno recibió al menos un don espiritual para usarse en el servicio dentro del cuerpo de Cristo. “Como buenos administradores de los dones de Dios, cada uno de ustedes sirva a los demás según lo que haya recibido”.  

Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra que ministre conforme al poder que Dios le dio, para que en todo sea glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén” (1 Pe 4:10-11; comparar con Ef 4:11-16). 

Cada miembro de la iglesia debe servir de algún modo, y cada servidor del Señor recordará que es algo más que servir a los demás; es amarlos: “servíos por amor los unos a los otros”. (Gal 5:13). 

Se puede servir a la Iglesia de muchas maneras: cuidar a niños de una pareja que necesita viajar, dar de comer al enfermo, visitar al anciano o a la viuda que está sola, o simplemente tomar el teléfono y decir, “Cómo puedo ayudarte”. …. 

Se puede estar muy ocupado sirviendo, pero hacer mucho sin amor es vanidad (1 Cor13:1-3). Mientras servimos a Dios y a los demás, hagámoslo con un espíritu de humildad y amor fraternal (Fil 2:1-4).

¡Ta upéicha!

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