viernes, 23 de diciembre de 2016

QUERIDÍSIMO AMIGO…

¡CUÁNTO SIENTO TU AUSENCIA!

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Mbaeíchapa che Anguiru, hace un buen  tiempo que perdimos contacto. En estos días, con cierta intensidad, me puse a pensar en los muchos momentos que pasamos, tan agradables, sobre todo en el trabajo, y la nostalgia no me abandona. Espero, chamigo, que estés bien en compañía de tu familia y recuerda que siempre te tengo presente.

Es que, pasamos tantos momentos gratos… y también… difíciles, que han hecho que te considere un hermano. Así, me viene a la memoria algunas anécdotas que me hacen reír. Tantas experiencias y muestras de confianza que nos dimos, no son cualquier Vyrorei.

Es por ello que quiero decirte que doy gracias al Cielo por haberte conocido y ser un retazo de mi historia personal.

Algunas veces, por cosas de la vida, nos vemos obligados a separarnos de los queridos amigos y compañeros de trabajo, que pasan a vivir a miles de kilómetros de distancia y nos imposibilitan visitarnos.

Déjame decirte que desde el día que nos separamos, queridísimo amigo, he sentido tu ausencia, pues fuiste mi apoyo y confidente cuando lo necesité y siempre me diste la confianza de que en vos podía confiar.

Estimado amigo, si bien hoy nos encontramos en distintos puntos de este mundo apu`a, no quiere decir que nuestros vínculos hayan terminado. Nuestra amistad es muy fuerte y sincera, por ello estoy seguro que siempre me encomiendas a la protección de nuestro Padre Misericordioso – me lo dijiste una y otra vez – y sé que me consideras también un hermano.

Ojala puedas leer esta plañidera carta y de ser así, espero que te comuniques conmigo para saber de vos, de tu familia, de tus proyectos… La amistad sincera es algo muy preciado y por lo tanto hay que cuidarla. “Un amigo es siempre afectuoso, y en tiempos de angustia es como un hermano”, dice el libro de los Proverbios 17,17.

Solemos recordarte con aquel amigo común, todas las veces que nos encontramos, de modo que tu amistad significa mucho para tus pocos amigos no siendo la distancia que hoy nos separa, motivo de olvido e indiferencia.

Esta Noche Buena deseo que se cumplan todos tus deseos. Nunca es fácil alcanzar nuestras metas – me dijiste una y otra vez - se requiere constancia, firmeza, determinación, como vos lo tenés.

Amigo, que esta Navidad inunde de dicha y prosperidad tu vida, tu casa y que no te desanime las dificultades y las tristezas que los trabajadores del campo de Dios tienen que soportar. Espero volver a verte pronto, mi querido amigo.

Tupâra’y arareñóipe Tahenyhê pende rekove Tesâi, mborayhu, py’aguapy, Arandu, vy’apavê, ha tekokatúgui¡ Vy’apavê opavavépe! (En la Natividad de Jesús, que sus vidas se colmen de salud, amor, paz, sabiduría, felicidad y plenitud. ¡Felicidades a todos!



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