lunes, 26 de diciembre de 2016

ACCIDENTE MÁS TRÁGICO DE LA NAVIDAD

25 DE DICIEMBRE DE 2016 

Acababa de alzar el artículo anterior con el título: “JUVENTUD MORALMENTE  ENFERMA… ¿QUIÉNES  SON  RESPONSABLES?”, cuando aparece en los medios de información que un menor al volante estaba involucrado en un fatal accidente en Limpio, cobrándose la vida de tres miembros de una familia.

Al parecer, las causas han sido alta velocidad e imprudencia. Uno de los vehículos era conducido por un menor, de nombre Sebastián Sarabia Burgos, de 16 años, fallecido en el accidente más trágico de la Navidad. Según datos facilitados por la Comisaría de Villa Madrid, el menor conducía un Subaru Impreza con placa BZF 554. (¡Un menor conduciendo!...¿quién le autorizó?)

Mario Asunción Garcete Valiente (39), por su parte, conducía un camión de mediano porte, repartidor de bebidas. Él pudo ser rescatado con vida - pero con serias heridas - de entre los hierros retorcidos, pero su esposa, Andrea Soledad Gaona (36), y su hija -que nació hace tres meses- perecieron en los restos del camión.

El choque entre ambos vehículos fue frontal y el velocímetro del automóvil del adolescente quedó atorado en 160 kilómetros por hora. (cfr. Abccolor 26.12.16)

Sobre el punto, el Dr. Aníbal Filártiga, director del Hospital del Trauma, indicó que el accidente en Limpio es prueba de la inconsciencia que existe pese a campañas. "El menor de 16 años causó el accidente, pero son los padres quienes deberían ser imputados", expresó.

¿Por qué ocurren estas tragedias que enlutan familias? Porque los padres, en primer lugar, han perdido autoridad. ¿Y las autoridades?… muy bien, gracias. Los llamados férreos controles por parte de los responsables de aplicar la Ley de Tránsito, no logran los resultados esperados.

Las estadísticas señalan, por ejemplo, que al año se registran unos 12.000 accidentes en de motocicletas y el Estado (nosotros los contribuyentes) gasta millones de dólares en atención médica.

Somos un país con “saturado de leyes”…que no se cumplen. ¿Qué significa ciertas normas de respeto y sana convivencia como las de prohibición de fumar en lugares públicos, prohibición de ruidos molestos o reglas de tránsito, prohibición de transitar o estacionar sobre la vereda, etc. etc.?. Más bien se han convertido en reglas para ser sistemáticamente violadas, (Mónica M. C. Cáceres La Serna)

Hace falta superar la tendencia hacia la corrupción que aqueja a la vida ciudadana. “El delito, además de ser una violación o desgarrón del orden jurídico, es al mismo tiempo violación perniciosa del orden moral que como sabemos, alimenta y fecunda las múltiples relaciones del ámbito familiar, social y político.

La delincuencia intoxica la convivencia humana y debilita todos los recursos y energías espirituales que sostienen e incrementan el modo de vivir y la cultura de los ciudadanos. Estraga y corrompe la ecología moral de los pueblos” (cfr. Secundino Núñez. Sociedad y Política p. 148). Vivimos una crisis de valores. El mundo de hoy tiene dificultades para encontrar el comportamiento justo. 

Mientras los padres, sociedad en general y las autoridades nos cruzamos de brazos, mirando pasar, con beata somnolencia, el desorden que hemos establecido por inacción u omisión , es decir, por no cumplir con nuestras obligaciones, seguiremos lamentando más muertes, más caos, más corrupción y más pobreza.

Hago votos para que el 2017, usemos inteligencia y voluntad para redimirnos definitivamente de nuestra INGENTE CHATURA CÍVICA. ¡Amén!

 


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