martes, 20 de diciembre de 2016

IRREDIMIBLE MBARETÉ-POKARÉ...

¡CARACTERÍSTICA NUESTRA DE CADA DÍA!

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¿Quién en algún momento de su vida – recta o descarriada - no ha sido tentado por la debilidad de autoglorificarse? ¿Quién no ha sucumbido alguna vez ante la vanagloria y el becerro del oro del propio “ego”?

El pensamiento del Personalismo Comunitario, dice que el individuo es antítesis de la persona. Emmanuel Mounier llama individuo “a la dispersión de la persona en la superficie de su vida, y a la complacencia de perderse en ella. Se repliega sobre sí narcisista. Es su actitud básica la de poseer, y por tanto, la de reivindicar.

El individualista actúa como si fuera “gerente general del universo y ombligo del mundo”, ante quien todos deben postrarse. Sus gestos, caprichos, deseos y decisiones están más allá de la dignidad del semejante. La exaltación del “che la amandava”, es su combustible vital.

Según algunos escritores paraguayos como Helio Vera, Aníbal Romero Sanabria, Saro Vera y otros, en las conductas sociales de los paraguayos (varones y mujeres) se dan una serie de características casi exclusivas de la fauna guaraní:

Por ejemplo, el típico letradito pokarê (especialista en joder al otro) el vai, vai, el opa reí, el tranquilo pa, el vyroreí, la ley del ñembotavy, la hora paraguaya y naturalmente, la infaltable ley del mbarete,”, entre otras lindezas, para intentar justificar nuestra irredimible mala conducta.

Esta patología conductual que provoca enojos y angustias en las relaciones humanas está presente en casa, en la calle, en los programas de entretenimiento, entre miembros de la iglesia, en escuelas, en donde haya grupo humano.

Un ejemplo entre tantas barbaridades: Nadie ignora que las veredas – bien público – es utilizado por muchos como propiedad privada: las usan como negocios de todo tipo, desde pequeños kioskos, pasando por bodegas y hasta comedores populares; también sirven de improvisados estacionamientos y talleres de vehículos, depósitos de escombros, y hasta vertederos clandestinos de basura. (Si lo señalado no es sinónimo de mbareté-pokaré-tavy…entonces, qué es?)

Ante esta situación, los transeúntes no tienen más remedio que utilizar la calzada arriesgándose a que un vehículo los atropelle.

¿Qué calificativo merece esta fauna social? ¿Qué significa para estos matones, la sana convivencia humana y la ley N° 5.016 “Nacional de Tránsito y Seguridad Vial”, que dedica un capítulo entero a los peatones, estableciendo en su artículo 31: Queda asegurado al peatón la utilización de las aceras o veredas, paseos, franjas peatonales o pasajes apropiados de las vías urbanas (…)”. ¡NADA!

Si queremos verdaderamente paraguayos de bien, debemos ser diferentes de tantos corruptos, diferentes de malos políticos, diferentes de los haraganes, diferente de los irresponsables, mentirosos y traidores, diferentes de las plagas sociales que tanto dañan al país cuando, estúpidamente alegres, manifiestan: ¡Estamos en Paraguay!...como si nuestro país haya sido predestinado a ser solo una gran cloaca. 

Hay en nuestra sociedad - lo he repetido una y otra vez -, hombres de cultivada inteligencia y conciencia recta, que no están contaminados con los vicios ya mencionados y esperamos que tales hombres puedan iluminar nuestras intenciones y decisiones. Entre ellos se encuentran escritores, artistas, líderes sociales, profesores entre otras ciudadanos decentes, quienes podrían convertirse en útil ayuda para despertarnos de nuestra beata y caigue somnolencia.

¡Que el Niño Dios en esta Navidad oiga nuestras súplicas y pronto se produzca el tan ansiado cambio! Nos merecemos un Paraguay Mejor…

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