domingo, 4 de septiembre de 2016

BAUTISMO…

                                         COMPROMISOS Y EXIGENCIAS

Resultado de imagen para bautismo catolicoEn general, tenemos una costumbre de bautizar a los hijos para “ser cristiano”. Ello supone “tener compadres”.


 ¿Tienen conciencia los papás y los padrinos de su compromiso con el hijo y ahijado a ser bautizado que el compadrazgo no se trata de una mera conveniencia social y económica, sí en cambio, en una relación de gran compromiso cristiano?.

Ser bautizado es “plantarnos” en el espíritu de nueva criatura en Cristo y dentro de una comunidad. No nacemos del agua y del Espíritu para nosotros mismos nada más, adoptamos, además, una dimensión y trascendencia comunitaria. Ello requiere obtener gracia de la fe.

"El Bautismo es el sacramento de la fe. Pero la fe tiene necesidad de una comunidad de creyentes. Sólo en la fe de la Iglesia puede creer cada uno de los fieles. La fe que se requiere para el Bautismo no es una fe perfecta y madura sino un comienzo que está llamado a desarrollarse" (CIC 1 253). "En todos los bautizados la fe debe crecer después del Bautismo" (CIC 1254).

Por tanto, padres y padrinos son los primeros y principales responsables de "formar a sus hijos en la fe y en la práctica de la vida cristiana, mediante la palabra y el ejemplo", es decir, el testimonio de vida coherente.

Así las cosas, se puede decir que la celebración del Bautismo tiene una dimensión familiar porque, la familia es la comunidad privilegiada para la transmisión y la educación de la fe. No la escuela, el Estado (MEC) o el servicio militar obligatorio, como lamentablemente algunos sostienen.

Por consiguiente, es exigencia de padres y padrinos ayudar a sus hijos, iniciarlos en la oración personal y comunitaria, educarlos en la conciencia moral, en el desarrollo del sentido del amor humano, del trabajo, de la convivencia y del compromiso en el mundo, dentro de una vida cristiana.

Lamentablemente, todavía, muchos padres de familia piden el Bautismo para sus hijos sólo por tradición, pero no por una decisión de seguir a Jesucristo en sus vidas. Por eso, a quien va a recibir el Bautismo se le ha de dar un padrino, cuya función es con los padres, presentar al niño que va a recibir el bautismo y procurar que después lleve una vida cristiana congruente con el bautismo y cumpla fielmente las obligaciones inherentes al mismo".

Tristemente los padres y padrinos perdieron mucho el sentido de ser representantes de la comunidad cristiana que garantizan, junto con los papás, la educación e iniciación progresiva del nuevo bautizado en la vivencia de la fe dentro de la comunidad eclesial.

Con frecuencia notamos que se da más importancia a los "compadres" por estatus, apoyo económico que al mismo ahijado en la tarea de educarlo cristianamente. De ahí que la Iglesia pide ciertas cualidades para que alguien pueda cumplir el difícil rol de Padrino.

Ha de tener la suficiente madurez para cumplir esta responsabilidad. Ser católico y haber recibido los tres sacramentos de iniciación cristiana: Bautismo, Confirmación y Eucaristía. No estar impedido por el derecho canónico para cumplir con esta obligación.

Por el bautismo recibimos una semilla: "la semilla de la fe" que deberemos fortalecer y hacer fructificar durante toda nuestra vida. El bautizado, siendo miembro de la Iglesia, ya no se pertenece a sí mismo (1ª Cor. 6,19), sino al que murió y resucitó por nosotros. Debe defender su fe, ante todo.

Al quedar incorporado en el "Cuerpo de Cristo", tiene la misión ineludible de "confesar a Cristo", es decir, mostrar con su vida y palabra que "Cristo ha muerto y resucitado" por todos y cada uno de nosotros. En resumen, el Bautismos nos hace Sacerdote, Profeta y Rey. 

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