¡POSTURAS
DISÍMILES DEL HOMO SAPIENS!
Afirma el Padre Ramón Lucas
Lucas, en El hombre espíritu encarnado (Compendio de filosofía del hombre). Colección
Síntesis. pp. 241-242):
Postura A) “El hombre es el
ser-en-el-mundo, que se relaciona con los demás hombres y se siente interpelado
por el Absoluto (…) Es obligatorio hacer referencia al existencialismo. Lo
mismo para Heidegger que para Ortega y Gasset, el hombre es el ser-en-el-mundo (…)
Todo hombre es uno, individual,
intransferible; sin embargo hay, en el hombre un profundo afán de convivencia
con los demás. De lo hondo de nosotros mismos emerge un ansia radical de
compañía. Esta ansia de sociedad surge de lo que Ortega y Gasset ha llamado la
«textura social» del hombre. En todo hombre hay un sentimiento de forzosa
solidaridad con los demás que no sentimos hacia el animal, la planta o la
piedra (…)
Estar abierto hacia el otro es un estado permanente y constitutivo del hombre, previo a cualquier acción o relación social. Es una apertura constitutiva, y como tal, neutra. No se determina si está abierto hacia el bien o hacia el mal. El robar a otro o el sonreírle implica, anteriormente al hecho, una apertura hacia él. En la base de ambas acciones sociales o antisociales se encuentra la apertura como raíz común.
El hombre como ser
finito, individual e imperfecto, tiene necesidad de complementarse actuando el
dinamismo dramático de su ser. Para perfeccionarse necesita de los demás
hombres y se da a ellos mediante el conocimiento, el amor.., hallando así su
complemento. Pienso que sólo en la sociedad se desarrollan los valores más
sublimes de la vida personal espiritual: el conocimiento y el amor.
Darse espiritualmente
no es empobrecerse sino enriquecer el propio ser hombre. «Cuanto más nos
abrimos a los otros, tanto más profundizamos en nuestra interioridad. Existe
una apertura al exterior solamente exterior... Existe, sin embargo, otra
apertura al exterior que nos interioriza, cuando este exterior es un exterior
dotado de interioridad, de subjetividad» Cierto, siendo el hombre libre es
capaz de orientar su actividad y realizar su vocación de modo auténtico o
inauténtico….
El espíritu finito encarnado, en cuanto espíritu, es capaz de estar abierto al otro en un recíproco intercambio de bienes, donados y recibidos por medio del conocimiento y el amor; y en cuanto espíritu encarnado y finito, necesita de la ayuda de los demás para lograr realizar plenamente su vocación humana”.
El espíritu finito encarnado, en cuanto espíritu, es capaz de estar abierto al otro en un recíproco intercambio de bienes, donados y recibidos por medio del conocimiento y el amor; y en cuanto espíritu encarnado y finito, necesita de la ayuda de los demás para lograr realizar plenamente su vocación humana”.
Postura
B)
Por otro lado, en opinión de Pedro Gómez Silgueira,
bajo el título de “Brutos
citadinos” – Diario Abc 25.09.16, se lee: “A diario, en la ciudad
convivimos con gente necia e incapaz. Torpe y viciosa. Violenta, ruda, carente
de miramiento y civilidad. Gente tosca y sin pulimento a las que la educación y
buenos modales pasan por la tangente.
El reflejo se percibe en distintas
situaciones que se suceden a diario en las calles de Asunción y se multiplican
en las redes sociales. Quizás antes no nos enterábamos y por eso habrán pasado
desapercibidas, pero actualmente es imposible que no queden en evidencia.
Veamos.
Motovías de hecho. La vereda del Jardín
Botánico y Zoológico de Asunción se ha convertido en un “carril exclusivo” para
motos en horas pico. En tropel y a toda velocidad los biciclos se desplazan
sobre la acera –que debiera ser reservada a los peatones– para evitar el atasco
entre ómnibus y automóviles. Para no ser atropellados, los peatones debieran
trepar las rejas ante el aluvión motorizado.
Otra forma de actuar de los “analfabetos
funcionales” que pululan en la ciudad es robar hasta los carteles de
señalización de calles. ¿Para qué los quieren? Para souvenir es muy grande y
para otra cosa poco o nada sirven. Destruir señales no es una falta, ni
travesura. Sencillamente es un delito, por el cual nadie fue penado alguna vez...
No es posible que en pleno siglo XXI las
calles o direcciones sigan siendo localizadas con la planta de un mango, una
verja verde, un balcón que sobresale o una colorida pared, como ocurre en el
interior en la muestra del paraguayismo más auténtico.
Huecos peligrosos. Los robos de tapas de
medidores de la ex-Corposana quedan convertidos en un profundo pozo, una trampa
para los peatones. La mentalidad recolectora ha sobrepasado los siglos y hay
quienes se llevan estos elementos. Como anteriormente eran de bronce, la Essap
los reemplazó por un plástico bien resistente. Increíble, pero igual hay gente
que los arranca y los lleva.
Todavía estamos lejos de la Civilización
urbana. Quizás los jóvenes y niños que nacieron en la era digital sean mucho
más educados que toda una generación de paraguayos que todavía no sabe
adaptarse a la vida de ciudad. ¿Cuál de estas posturas es la nuestra?
No hay comentarios:
Publicar un comentario