¡URGENTE
NECESIDAD!
“Que la paz
y la armonía te colmen de felicidad en esta dulce época del año, donde los
ruiseñores cantan y la gente goza del acercamiento a la gloria de Dios. Feliz
navidad y Próspero Año Nuevo”.
“Una Feliz
navidad te deseamos en este día. Que la paz siempre esté presente en tu vida,
pues somos ese granito de arena que el cielo desea que se expanda, creando una
conciencia de sabiduría. Felices Fiestas”.
Colapsan los mensajes con estas y otras
frases en esta época del año. Pero serán sólo expresión de deseo si no operamos
una verdadera metamorfosis social. ¿Qué hay que cambiar?. La lista es
extensa, pero podemos pensar cambiar – al menos - algunos hábitos malos, como
por ejemplo:
1. Nuestra irredimible “férrea voluntad
de permanecer cloroformizados”, es decir, quietos, en el perenne ñembotavy.
(¡nda hechai, nda hendui, ndai kuaai mba,é veté voi!), podría ser un gran desafío
para el cambio. Muchos males se anidan en la omisión.
2. Podríamos también abandonar la
costumbre de dictar cátedra desde nuestra casa, tomando cerveza o tereré. El
cambio necesita de acción en la calle, en la oficina, en el campo, en el
taller, en la Iglesia… es decir, en el lugar que nos encontramos. Practicar la
corrección fraterna con respeto, pero con firmeza. No se puede transformar nada
sólo con el pensamiento.
Esta tarea no es fácil, habida cuenta
que hay que salir de la comodidad-seguridad y participar activamente en el bien
común; re-generar lo de-generado, re-construir lo destruido;
tratar de hacer justicia en esta fauna terriblemente injusta, es decir,
convivir con los demás en la comunidad y
con humanidad, debido a que muchos
hacen mal, y los buenos nada hacen por contrarrestarla, dirá Carlos Díaz.
Todos sabemos que en sociedad debemos “con-vivir” respetando al
semejante, al medio ambiente, al bien común. ¡Titánica tarea che Dios! Y sin embargo, nuestro modo de vida es de
triunfal salvajismo. Bestialidad y ausencia de respeto es motor de nuestro modus vivendi-operandi, formando parte de la indeseable “comunidad de ombligocéntricos”.
Este vivir
por debajo de nuestra existencia reclama urgente y verdadera metamorfosis, ha
de comenzar a trabajarse en escuelas, colegios y universidades. Dicho de otra manera,
tenemos que cambiar la misantropía (aversión a la humanidad, que se aparta de la
gente), por la filantropía (amor a la gente), para lograr sana convivencia, respeto
y paz, tal como nos deseamos una y otra vez cada fin de año.
Que el 2015 sea el inicio de una metamorfosis
personal y social real. Los paraguayos no estamos condenados a vegetar como “miserables
mendigos morales”. Tenemos todas las condiciones para abandonar definitivamente
la condición de parias. Cada uno elige cómo quiere vivir y a dónde se propone llegar.
Sólo así, la famosa frase: "Que
la paz siempre esté presente en tu vida" – entre otras tantas – será bella realidad. Lo necesitamos y lo merecemos: Feliz año 2015.
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