domingo, 27 de marzo de 2011

¡O PROGRESÁ LA ATRASO!

¿Ficción o Realidad?

Paradójicamente, en esta sociedad que se jacta de transitar victoriosa por las anchas avenidas del confort, bienestar y supertecnología, un gran porcentaje de la humanidad vive hoy peor que hace 20 años. Veamos algunos datos proporcionados por C. Díaz  en el  “El hombre, animal no fijado”:

ü  En los países denominados de primer mundo, el 30% de la población mundial detenta el 80% de sus riquezas y rentas.
ü  Un niño norteamericano consume 500 veces más que un niño del tercer mundo.
ü  Alrededor de 4.000.000 de personas carecen de agua potable en el mundo.
ü  En América Latina, el 96% vive en situación de pobreza. El 4% goza vida regalada.
ü  En Inglaterra, veintisiete millones de personas obesas gastan cien millones de dólares para adelgazar.
ü  Elevado porcentaje de inteligencia y dinero se gastan en fabricar armamentos.
ü  En los países del tercer mundo, cada año, millones de niños y embarazadas mueren de hambre o de enfermedades perfectamente controlables, lo cual representa el 25% de todos los muertos en la segunda Guerra mundial, incluidos Auschwitz e Hiroshima. (El Paraguay está incluido en esta estadística)
ü  Una persona de cada cinco carece de techo propio. El 50% de la población mundial vive en ranchos de lata o cartón.
ü  Los empobrecidos de la tierra consumen diariamente la mitad que un perro en los países enriquecidos.

En 20 años todo ha empeorado para la cuarta parte de la humanidad. En efecto, 1.700 millones de personas han retrocedido, según el informe sobre Desarrollo Humano del Programa de la ONU para el desarrollo (PNUD). Con estos datos a la vista, hagamos un recorrido imaginario por nuestra fracturada realidad paraguaya:

La educación paraguaya es una de las peores del mundo; nuestra chatura cívica y moral no tiene nombre; nuestra justicia es cada vez más lenta, cara e injusta, es decir, huele cada día peor (a pesar de existir alrededor de 30.000 abogados en el país?); elevada cantidad de compatriotas mueren victimas del dengue; la economía informal gana terreno diariamente; Según UNICEF, 6.000 menores en situación de riesgo, viven acorralados por la drogas, la explotación y la prostitución; nuestras autoridades cada vez son menos creíbles, pero más rechazadas; la evasión fiscal goza de buena salud; nuestras autoridades son cada día cordialmente peores, ya que nos prometen igualdad, progreso y democracia, mientras más nos hunden en la desgracia, etc, etc...

Ante este desolador cuadro, quizá sea pertinente cuestionarnos: ¿qué responsabilidad tenemos cada uno en este desorden establecido? Y ¿qué podemos hacer para ayudar a revertir esta enana existencia. Quizá un soplo de patriotismo logre sacudir nuestra beata somnolencia.

Hemos sido dotados de inteligencia, libertad y voluntad. Utilicemos estas cualidades y pongamos todo de nosotros y así, al menos, tendremos una excusa valedera para festejar, aunque más no sea pálidamente, el bicentenario de nuestra enclenque existencia. Podemos, si queremos, porque la podredumbre social que nos envuelve no tiene la última palabra. Hagamos nuestra parte….de lo contrario, no nos quedará más remedio que otorgar razón al contradictorio adagio que la sabiduría popular ha acuñado:              
                                                       O progresá la atraso chamigo!!!


imagen:www.elcolombiano.com

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