martes, 18 de septiembre de 2018

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“LENGUA” MORDAZ (MALEDICENCIA)

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El diccionario define maledicencia, como la acción o hábito de hablar con mordacidad en perjuicio de alguien, denigrándolo. El Catecismo (2479) dice: La maledicencia y la calumnia destruyen la reputación y el honor del prójimo

Grave pecado de la lengua es la calumnia, que daña la reputación de otros dando ocasión a juicios falsos. Al aceptar falsas acusaciones contra el prójimo, nos hacemos cómplices de juicios temerarios. Comentar estas mentiras con otros nos hace instrumento del calumniador. Así, la maledicencia lesiona las virtudes de la justicia y la caridad” CIC 2478. Atenta contra el derecho natural de la persona, a su reputación y al respeto que se merece.
Quienes usan la lengua pretendiendo destruir a las personas -dice José Ingenieros- se
tornan peligrosos y nocivos. Detestan a los que no pueden igualar... Sin alas para llegar hasta ellos, los rebajan: su poca valía les induce a roer el mérito ajeno. Clavan sus dientes en toda reputación sin sospechar que nunca es más vil la conducta. (El Hombre mediocre p. 61).

Basta ese rasgo para distinguir al doméstico del digno, al ignorante del sabio, al hipócrita del virtuoso, al villano del gentilhombre. Los lacayos hurgan en la fama; los hombres excelentes no envenenan la vida ajena. La Envidia la precede; el Engaño y la Hipocresía la acompañan. Pasiones traidoras suman su esfuerzo implacable para el triunfo del mal.

Los maldicientes florecen en los cenáculos, en los clubes, en las academias, en las familias, en las profesiones, acosando a todos los que perfilan alguna originalidad. Hablan a media voz… en su afán de taladrar la dicha ajena, echando semilla de todas las yerbas venenosas. La maledicencia es una serpiente que se insinúa en la conversación de los envilecidos…

Mienten con espontaneidad tanto como respiran. Hablan con lengua viperina de lo que no están seguros y, callan el bien que deberían decir. No respetan las virtudes del prójimo; inyectan la gota de ponzoña que asoma como una irrupción en sus labios irritados, hasta que por toda la boca, echan bolsa de pus, pero, en vez de salir lengua, sale un estilete.” (p. 62)

Muchos somos “amigos” de personas que continuamente hablan de los demás, como si algún poder divino les hubiera otorgado esa autoridad. No lo hacen de modo “casual”, sino con maldad rutinaria, buscando la complicidad de otros en aquello que critican.

Nadie tiene derecho y menos los cristianos, de maldecir y calumniar. Porque, ¿quien asegura que no somos iguales o peores de aquellos a quienes criticamos? Por ello: ¡cuidado con quien habla mal de los demás!... o, vos y yo, ¿seremos la excepción?

El Libro sagrado condena la maledicencia: Si alguno se cree religioso, pero no pone freno a su lengua, sino que engaña a su propio corazón, su religión es vana(St.1, 26). El que murmura se perjudica a sí mismo, y el vecindario le detesta (Eclo 21,28)
Que no te llamen murmurador, no enredes a los demás con tu lengua, porque sobre el ladrón cae la vergüenza, y severa condena sobre el que habla con doblez(Eclo 5,14)
No hablen mal unos de otros, hermanos. El que habla mal de un hermano o juzga a su hermano, habla mal de la Ley y juzga a la Ley; y si juzgas a la Ley, ya no eres un cumplidor de la Ley, sino un juez. (Santiago 4,11)   Diálogo aleccionador. 

Un joven dice a Sócrates: ¿No te has enterado?.. 
¡Espera! Interrumpe Sócrates- ¿Pasaste por los tres filtros lo que vas a contarme?... ¿Tres filtros?...

Sí. El primero es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que vas a contarme es cierto? No. Comentaron unos vecinos Pero, supongo que al menos lo hiciste pasar por el segundo filtro, que es la bondad. Lo que deseas decirme ¿es bueno?
- No, en realidad, no. Al contrario…

¡Ah, tampoco pasaste por el tercer filtro que es la necesidad!.. ¿Es necesario que yo sepa eso que tanto querés contarme?.. A decir verdad, NO…Entonces, el sabio concluyó: Si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido”

¡Hay en la vida tantas cosas que valen la pena!..¿Para qué chapotear en fangos tan despreciables que no son verdades, ni buenos, ni útiles? No  perdamos de vista lo que dice la  biblia en Lucas 6:45 “De la abundancia del corazón habla la boca”

Cada quien opta por un corazón limpio y generoso… o por una pestilente cloaca.

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