JUVENTUD
MORALMENTE ENFERMA?
Paraguay se ha convertido en el país de farras, del que como alguien dijo: “A mí la diversión vulgar y chabacana me deprime”. Un ambiente feo que provoca crisis y depresión, no solo económica, sino además, irrespetuosa, ignorante y prepotente. El país está viviendo una sociedad libertina sin frenos ni barreras.
Paraguay se ha convertido en el país de farras, del que como alguien dijo: “A mí la diversión vulgar y chabacana me deprime”. Un ambiente feo que provoca crisis y depresión, no solo económica, sino además, irrespetuosa, ignorante y prepotente. El país está viviendo una sociedad libertina sin frenos ni barreras.
Al parecer, los mayores – padres,
docentes y autoridades en general –, hemos dado a los jóvenes carta blanca para
zambullirse en aguas del “pecado, vicio y perversión”, es decir, les estamos
invitando, por acción directa o por omisión, a vivir una sociedad
sodomítica-gorromina. En el artículo anterior, nos referíamos a padres
permisivos.
Los mayores asistimos a una verdadera
degradación moral de la juventud, evidenciada en desaforado consumo de drogas,
alcohol y desenfrenada delincuencia, según nos reportan diariamente los medios
masivos de información.
Nadie ignora que conductas patológicas
como prostitución juvenil, embarazos de niñas y adolescentes, entre otras
bajezas del lenguaje procaz de chicas como nunca antes visto ni escuchado. La
oferta de sexo y consumo sustancias que “divierten” a menores parece no
incomodar a padres ni a autoridades.
Al parecer se impone aquello de ¡Demos
libertad a los jóvenes…ya no más opresión…ya no más ataque a la libertad!
¡No
le hagan caso, ellos ko son jóvenes! Así se practica un hedonismo
trivial y un erotismo, estimulado muchas veces, por los mismos padres.
¿Qué ha pasado con la decencia, el
respeto a los demás? Se han invertido los valores. Los vicios, prostitución,
mbareté y perversión son actuales “valores y carta de presentación” de muchos
jóvenes con guiño cómplice de los adultos, cuando no, de sus propios padres.
Naturalmente, hay grados, aunque el
nivel de degradación es hoy elevadísimo, como nunca ha ocurrido en épocas
anteriores, también decadencia, no toda la sociedad o toda la juventud
está podrida es decir, enferma.
“La educación tiene que empezar en
casa”. No es correcto dejar en manos del Estado o de otras
instituciones la formación de la con ciencia moral de los hijos. Por otra
parte, a nivel de las autoridades no se hace mucho por revertir este caos
establecido. Cualquiera se siente impune cometiendo todo tipo de desmanes…
porque sabe que nada pasará.
De lo dicho se sigue que el otro
problema es la falta de referentes en nuestra sociedad. Parece que los “buenos
y decentes”, no se animan a llamar a la corrección fraterna cuando ven que
alguien comete algún desmán. Mira para otro lado o hace como que no escucha
nada.
¿Alguna autoridad -en la calle- solicita
al “mono con pantalones” que conduce su vehículo produciendo polución sonora,
bajar el volumen de su molesto ruido? ¿Se ve a la policía hacer lo mismo, como
una tarea educativa? En general NO.
Conclusión: Dice el arzobispo Ricardo Tobón
Restrepo: “Podríamos decir que una de las crisis del mundo de hoy
no es tanto la económica o las problemáticas sociales que vivimos sino
una crisis ética. El mundo de hoy tiene dificultades para
encontrar el comportamiento justo. Son periodos interesantes pero complejos
donde el hombre tiene que reacomodarse.
Y allí, en esos periodos, la parte ética
sufre terriblemente. Por se puede aseverar que realmente tenemos graves problemas
éticos en el mundo y en nuestra sociedad.
Cuando vemos la situación de la
familia,
la situación laboral y social nos damos cuenta que nos están faltando valores,
que tenemos dificultad para renunciar al egoísmo y para convivir en armonía y
respeto, es decir, para encontrarnos y caminar juntos.
Es notoria la ausencia de convicciones y
valores que nos guíen. En algunos aspectos, se diría que estamos en una
sociedad “moralmente enferma".
Que en este tiempo de reflexión nos ayude
a tomar conciencia de nuestras debilidades y que con el Paso (Pascua) de la
muerte cívica a la vida decente, sirva para redimirnos de nuestras humanas miserias.
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