Como habíamos señalado precedentemente, el Nuevo Orden Mundial (NOM), pretende arrinconar Los Diez Mandamientos de la Ley de Dios, porque “estos no consiguen la armonía y felicidad para el género humano”. Por tanto, hay que desecharlos y sustituirlos por los “4 Nuevos Paradigmas”, que los popes del NOM, proponen para regir al mundo con “equidad y respeto a la dignidad humana”. Estos modelos son:
1. El Desarrollo Sustentable: Sustentable o sostenible son neologismos frecuentemente utilizados por políticos o incautos que no comprenden bien su real significado. ¿Pero quienes disfrutarán del llamado “desarrollo sustentable o sostenido? Esta idea, ¿es aplicable a ancianos, discapacitados, enfermos incurables sin recursos económicos, hambrientos indígenas, niños de la calle y demás parias, o sólo disfrutarán unos cuantos con poder adquisitivo que viven la buena vida?
Más del 80% de la población mundial es pobre, luego, una mayoría no tiene la tan cacareada “calidad de vida”. El resto, que lleva buena vida – que no es igual a vida buena - es minoría. La gran pregunta: ¿Quiénes se encargarán de llevar a la práctica este “humanitario, filantrópico y digno” desarrollo sustentable o sostenido? ¿Será una minoría la que soportará esta gran carga social representada por la mayoría, o esta minoría de satisfechos es la que será sustentada por el trabajo y la explotación de niños, mujeres y hombres mal pagados, que son mayoría? No es tarea difícil responder.
2. El Paradigma de la Salud. El NOM, utiliza engañosamente el concepto salud. Salud, precisamente, es a la que pocos acceden. En el nuestro país mueren diariamente 10 mujeres y niños, por causas prevenibles. Con el lema “Salud para Todos en el siglo XXI”, se llevó a cabo la Conferencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Alma-Ata- 1978. Han pasado dos décadas y la mayoría no tiene derecho a la salud. En Paraguay, es simplemente patético. Si el enfermo no tiene plata... ¡muere!
El pomposo y humanitario nombre de “salud reproductiva” - NOM p. 57 - encubre el aborto legal y seguro, como si el embarazo fuera una enfermedad y el aborto un acto de salud. Por ello, se insiste en una educación sexual invitando a “conocer para cuidarse” y evitar riesgos de embarazo y enfermedades de transmisión sexual. Así presentado el proyecto suena agradablemente acaramelado. ¿Por qué, más bien, no se insiste en la abstinencia? Es que, abstinencia, suena a medievalesco, retrógrado y vaticanista, dicen los gurúes del libertinaje sin límites. Incautos y libertinos cantan loas a aquellos.
En las Conferencias de El Cairo, 1994 (sobre Población y Desarrollo) y de Beijing, 1995 (sobre La Mujer ), la señora Gro Harlem Brundtland – Directora General de la OMS – defendió con inflexibilidad la implantación del “derecho al aborto sin restricciones” El Nuevo Orden Mundial – p.93.
Nota: Con legalización o si ella, las mujeres pobres acudirán siempre a personas empíricas de escasa preparación - “parteras chaé”, para morir o corriendo el riesgo de morir, no por falta de una Ley el aborto, sino por falta de dinero. Y las que tiene dinero, con Ley o sin ella, seguirán practicando aborto seguro en cualquier clínica o sanatorio privado. (NOM p. 99)
3. Perspectiva de Género. Este novedoso paradigma, igual que la salud reproductiva y el aborto, postula la equidad de género, igualdad en todo. Esta hipócrita versión iguala género con sexo, y varón con mujer. Ni el hombre es igual a la mujer, ni sexo es igual a género. Todo ser humano normal nace mujer o varón. Hermafroditismo, virilismo, transexualismo son anormalidades. Son irregularidades, no la regla.
Perspectiva de género definen ellos, así: “La identidad de género es la convicción íntima y profunda, de que se pertenece a uno u otro sexo en un sentido que va más allá de las característica somáticas propias” Entonces, cada quien, más allá de ser mujer o varón, puede asumir “la perspectiva sexual que le guste, convenza o le convenga íntimamente”
De tal absurda afirmación, totalmente ajenas a las ciencias biológicas y a lo natural, de hoy en más, ser varón o mujer dependerá de cada uno, y no de los genitales con que ha nacido. Y por ahí es que viene la malévola frase: discriminación de género que tanto utilizan las minorías auto-discriminadas. Es que el novedoso vocablo ¡todo aguanta!
4. La carta de la Tierra. El borrador de este modelo fue escrito por un tal Jonh Mc Connel en 1970. Anteriormente publicó otro llamado “Declaración de los derechos planetarios”. Este paradigma inventado por un ciudadano común ¿pretende regir la vida y costumbre de más de 6.000 millones de habitantes? Es una tilinguería; peor aun si un escrito así quiere reemplaza la Biblia y a todos los libros milenarios del planeta, cuidadosamente predicados y practicados hasta hoy. Esta pretensión es un deliberado panteísmo. Pan, todo; theo, Dios. Es decir, ¡todos hemos sido engendrado y paridos por la madre tierra! La naturaleza es dios, luego, nosotros, también somos dioses.
En consecuencia, ya no debemos sentirnos reyes del universo, ni hijos de Dios, ni nada que nos haga sentir superiores a lo infrahumano, porque “la especie humana no es más que un eslabón efímero en la cadena de los vivientes”. “La humanidad, dicen, es parte de un vasto universo evolutivo. La tierra es nuestra hogar, está viva (sic)...! (Y es aquí donde nace el empalagoso tema de la ecología... los seres humanos debemos formar una comunidad global para cuidar la tierra (sic) y cuidarnos unos a otros ...(sic)
La redacción original de La Carta de la Tierra se hizo en Río de Janeiro en 1997 en reuniones del “Consejo de la Tierra ” bajo la dirección del famoso Mijail Gobarchov. Fue entregada a Kofi Annan, Secretario General de la ONU.
En apretada síntesis, se expone estos nuevos paradigmas - extraídos del libro “Nuevo Orden Mundial” (NOM) del Dr. Francisco de Oliveira y Silva - que muchos desconocemos, entre otras cosas porque estamos inmersos en el torrente del Vyroreí, que propician programas basura, tanto televisivos, radiales como escritos.
Hago votos para que estos comentarios sirvan, al menos, para protegernos de agradables mentiras. Amén.
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