domingo, 23 de diciembre de 2018

NAVIDAD 2018

¿CRISTIANA O CONSUMISTA?

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Millones de personas festejan la Navidad. Pero no la cristiana, sino la consumista: Luces, arbolitos, el infaltable papá Noel, harta comida y bebida, ruido. Cada quien celebra como le viene en gana. La contradicción: para muchos cristianos…Navidad es igual a la de los “no cristianos”.

La Navidad consumista: “Ilumina tiendas con el árbol de Navidad, viste a los vendedores como Papá Noel, en nochebuena organiza grandes fiestas de baile, se vende tarjetas de Navidad, pero en ninguna aparece Jesús, solo paisajes”, sostiene Giuseppe Dido. 

¿No se puede  celebrar la navidad sin caer en el “consumo consumista que consume”? ¿Es necesario comprar, renovar lo que NO es necesario? En Navidad celebramos el nacimiento de Jesús, paz, amor y esperanza. Luego, ¿Por qué para tantos esta fecha genera preocupación, peleas y estrés?

Así se deduce que, el tan esperado Jesús, importa menos que las cosas de la casa, los arreglos de la mesa, compra de ropas, cambio de vehículo y celulares, entre otras cátedras dictadas por el dogma consumista: “Lleve 3, pague 2; la felicidad está en esta promo”. ¡No te lo pierdas!..bla, bla, bla...

La miseria humana hizo que Dios Padre enviara a su Hijo para redimirnos de pecados: robos, adulterio, corrupción, soberbia matonil (mbareté-pokaré que nace, se desarrolla…no muere) de una engañosa valoración de limitadas capacidades que nos lleva a pretender lograr resultados superiores a nuestros talentos… dirá el Prof. S. Núñez y agregará:

Si la vanagloria mira demasiado alto, la ambición desmedida entra en peligrosos juego, porque el ambicioso sin límites, acaricia las grandes acciones y el honor que de ellas se desprende, pero rechaza el cansancio y el esfuerzo que la magnanimidad exige.

El P. Miguel A. Peláez añadirá: El grado más alto de presunción es alcanzado por quien ostenta títulos de honor por cosas insignificantes o, peor aún, por cosas que nunca podrá hacer a un hombre grande: las riquezas, la arrogancia y la prepotencia”.

A propósito, el hermano Carlos Díaz sostiene: “La ecoausteridad define a la persona: un desaforado homo consumens termina siendo un  devorador devorado por el consumo que lo consume y una carcoma fagocitadora

Si nos rodeamos de capas de grasa de consumo vamos terminar aislados e insensibles al frío ajeno y a la voz de la propia conciencia. Quien se plantea la austeridad es quien puede salir de ella, no el que forzosamente está en ella”. (El hombre animal….p. 148)

Entonces, es hora de entender que la Navidad es más que un motivo para recibir regalos y manipular petardos. Cambiemos la filosofía de consumo por el de celebrar juntos el real objetivo de la Navidad: esperanza, reconciliación, paz. ¿Por qué no recrear la tradición del encuentro, la gratitud, la buena vecindad y demás valores del pasado?

La escritora Luz Guerrero sugiere como regalos navideños: A tu enemigo, el perdón. A tu oponente, la tolerancia. A un amigo, tu corazón. A un cliente, el buen servicio. A todos, la caridad. A los niños, un buen ejemplo. A ti mismo, respeto.

Todos en la vida cargamos algún tipo de problemas. No todo es color de rosa. Pero, en nuestra miseria humana, esperamos esperanzados las bendiciones del Niño Dios…¡eso es Navidad!

Por eso, rezar, alegrarnos, agradecer y perdonar, fortalecerá nuestra fe y ajustará nuestra vida a la verdad de Dios, es decir, abandonar nuestro “hombre viejo”, cantar y anunciar la bondad del “Dios con nosotros”, ésa es la manera cristiana de celebrar la Navidad. 

Que el niño Jesús no sea, otra vez, es el gran ausente en las fiestas navideñas!  ¡Feliz Navidad!

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