¡NO SE OBTIENE POR MAYORÍA!
“¿Cómo gobernar las democracias si hay que ser popular para ser elegido e impopular para reformar?” Estamos metidos en una gran turbulencia política. Campea la interpretación de las normas “a mi manera”. (Luc Ferry, filósofo francés)
Hoy, temor, angustia, mbareté y
amenazas, comparten morada. Políticos, juristas y demás iluminados de nuestra
fauna chapotean en este fango de confusión. Todos dicen tener razón, pero sigue
el apokyta sin solución. ¿El
canibalismo político es insuperable? ¿Vamos corriendo hacia un estado de terror
político-jurídico?
Cacarean las autoridades (los ciudadanos
clase “A”) poseer virtudes de servicio
al pueblo y patriotismo…pero, ¿cómo es que no pueden dialogar y ponerse en
civilizado acuerdo para zanjar diferencias, así como lo hacen para autoasignarse groseramente, privilegios a costas del pueblo?.
Verdad es que una mayoría de votos
instaló en el poder a ciertos ciudadanos. Pero no es verdad que en democracia
la mayoría “o mandá lo mitá”. En
democracia manda la Constitución y las Normas
establecidas. En nuestro fracturado país, la Constitución y las leyes son
continuamente violadas, en nombre de una mayoría cuantitativa.
Sin una limitación al comportamiento
humano, sin una regulación de la conducta –nacidas voluntariamente del debate–
solo es posible la anarquía. Una vez aceptada la regla, mayorías y minorías
están obligadas a cumplirla. (A. González D. 02.04.17)
“Actitud dictatorial puede darse en
democracias consolidadas: Alexis de Tocqueville en La democracia en América,
alertó acerca del poder absoluto de la mayoría. La mayoría es también un
inmenso poder de hecho y de opinión. En Estados Unidos “cuando un hombre o un
partido padece una injusticia (…), ¿a quién queréis que se dirija? ¿A la
opinión pública? Es ella la que forma la mayoría.
¿Al cuerpo legislativo? Representa la
mayoría y le obedece ciegamente. ¿Al poder ejecutivo? Es nombrado por la
mayoría y le sirve de instrumento pasivo. ¿A la fuerza pública? La fuerza
pública no es otra cosa que la mayoría bajo las armas. ¿Al jurado? (…). Por
inicua o irrazonable que sea la medida que los afecte, no tendréis, pues, más
remedio que someteros a ella”.
Por ello, para que la democracia se
consolide y perdure, el Estado democrático ha de fundarse en la ley que a todos
iguala, tanto por los derechos que consagra como por los correlativos deberes
que establece. En suma, la igualdad de todos decae cuando se pretende proclamar
el derecho preferente de algunos. Entonces, la democracia queda reducida a un
cascarón vacío. (cf. Juan José López Burniol - La Vanguardia 18.03.17)
Dijo Nicolás Murray, político y premio
Nobel de la Paz,
en su discurso “Verdadera democracia y la Falsa”: <El Parlamento es una asamblea
deliberante de una sola nación, con un solo interés, que es el de la totalidad;
en donde no deben servir de guía los fines ni las preocupaciones
locales-grupales sino, el bien general, que resulta del discernimiento del cuerpo
deliberante en su conjunto”
Entonces, de la voluntad mayoritaria de terrícolas
no demócratas, en nuestra enfermiza democracia, ¿cabe dudas que el triunfo del
despotismo democrático es inevitable? Creo, no obstante, que en el nuevo cuerpo
legislativo, hay una minoría que cumplirá su labor.
La mayoría democrática se mueve en el
terreno cuantitativo; la ética y el patriotismo, en el ámbito cualitativo.
Entenderá esa mayoritaria clase aburguesada, carente de
virtud social, infantiloide, cívicamente chata y ponciopilatiana? ¡Averígüelo Vargas!
Dice Eduardo Jorge Prats (Hoy digital 03.04.15) La democracia de Pilato. Hans Kelsen, en su
obra “Esencia y Valor de la Democracia”, ilustra su idea de democracia de una
parte del Evangelio de Juan cap. 18. Para Kelsen, Pilato, al no conocer que
es la verdad, se comporta como un verdadero demócrata; y se somete a la
voluntad de la mayoría.
La conclusión de Kelsen, como bien lo ha
dicho el constitucionalista italiano Gustavo Zagrebelsky, es que “Jesús, firme
en su verdad, sería el campeón de la antidemocracia, mientras que el personaje
positivo, desde el punto de vista democrático, es Pilato, que no sabe, no
quiere saber y tampoco cree que se pueda saber qué cosa sea la verdad”.
¿Es verdaderamente democrático Pilato?
Zagrebelsky, en su libro “La crucifixión y la democracia”, responde: “(…) La
multitud que gritaba ¡crucifícale! era exactamente lo contrario de lo que supone
la democracia crítica: tenía prisa, era totalitaria, no tenía instituciones ni
procedimientos, inestable, emotiva, extremista y manipulable…
Una multitud terriblemente parecida al
‘pueblo’, ese ‘pueblo’ al que la ‘democracia’ podría confiar su suerte en el
futuro próximo. Esa turba condenaba ‘democráticamente’ a Jesús y así reforzaba
el dogma del Sanedrín y el poder de Pilato. A la pregunta quién, en aquella
escena, ejercía el papel de verdadero amigo de la democracia, Hans Kelsen contesta:
Pilato. Cosa que equivaldría a decir: el que obraba por el desnudo poder”.
Muy saludable sería que nuestros políticos
tuvieran en cuentas los siguientes adagios:
- “Nunca
he considerado a un hombre como mi superior, ni en mi vida fuera ni dentro de
la cárcel” (Nelson Mandela Abogado y político sudafricano).
- “Todas
las artes han producido sus maravillas: el arte de gobernar sólo ha producido monstruos;
hemos buscado con atención nuestros placeres en la naturaleza y nuestros
principios en nuestro orgullo”
(Luis de Saint-Just, político francés)
No hay comentarios:
Publicar un comentario