miércoles, 11 de julio de 2018

EL ARTE DE GOBERNAR

¡NO SE OBTIENE POR MAYORÍA!

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“¿Cómo gobernar las democracias si hay que ser popular para ser elegido e impopular para reformar?” Estamos metidos en una gran turbulencia política. Campea la interpretación de las normas “a mi manera”. (Luc Ferry, filósofo francés)

Hoy, temor, angustia, mbareté y amenazas, comparten morada. Políticos, juristas y demás iluminados de nuestra fauna chapotean en este fango de confusión. Todos dicen tener razón, pero sigue el apokyta sin solución. ¿El canibalismo político es insuperable? ¿Vamos corriendo hacia un estado de terror político-jurídico?

Cacarean las autoridades (los ciudadanos clase “A”) poseer  virtudes de servicio al pueblo y patriotismo…pero, ¿cómo es que no pueden dialogar y ponerse en civilizado acuerdo para zanjar diferencias, así como lo hacen para autoasignarse groseramente, privilegios a costas del pueblo?.

Verdad es que una mayoría de votos instaló en el poder a ciertos ciudadanos. Pero no es verdad que en democracia la mayoría “o mandá lo mitá”. En democracia manda  la Constitución y las Normas establecidas. En nuestro fracturado país, la Constitución y las leyes son continuamente violadas, en nombre de una mayoría cuantitativa.

Sin una limitación al comportamiento humano, sin una regulación de la conducta –nacidas voluntariamente del debate– solo es posible la anarquía. Una vez aceptada la regla, mayorías y minorías están obligadas a cumplirla. (A. González D. 02.04.17)

“Actitud dictatorial puede darse en democracias consolidadas: Alexis de Tocqueville en La democracia en América, alertó acerca del poder absoluto de la mayoría. La mayoría es también un inmenso poder de hecho y de opinión. En Estados Unidos “cuando un hombre o un partido padece una injusticia (…), ¿a quién queréis que se dirija? ¿A la opinión pública? Es ella la que forma la mayoría.

¿Al cuerpo legislativo? Representa la mayoría y le obedece ciegamente. ¿Al poder ejecutivo? Es nombrado por la mayoría y le sirve de instrumento pasivo. ¿A la fuerza pública? La fuerza pública no es otra cosa que la mayoría bajo las armas. ¿Al jurado? (…). Por inicua o irrazonable que sea la medida que los afecte, no tendréis, pues, más remedio que someteros a ella”.

Por ello, para que la democracia se consolide y perdure, el Estado democrático ha de fundarse en la ley que a todos iguala, tanto por los derechos que consagra como por los correlativos deberes que establece. En suma, la igualdad de todos decae cuando se pretende proclamar el derecho preferente de algunos. Entonces, la democracia queda reducida a un cascarón vacío. (cf. Juan José López Burniol - La Vanguardia 18.03.17)

Dijo Nicolás Murray, político y premio Nobel de la Paz, en su discurso “Verdadera democracia y la Falsa”: <El Parlamento es una asamblea deliberante de una sola nación, con un solo interés, que es el de la totalidad; en donde no deben servir de guía los fines ni las preocupaciones locales-grupales sino, el bien general, que resulta del discernimiento del cuerpo deliberante en su conjunto

Entonces, de la voluntad mayoritaria de terrícolas no demócratas, en nuestra enfermiza democracia, ¿cabe dudas que el triunfo del despotismo democrático es inevitable? Creo, no obstante, que en el nuevo cuerpo legislativo, hay una minoría que cumplirá su labor.

La mayoría democrática se mueve en el terreno cuantitativo; la ética y el patriotismo, en el ámbito cualitativo. Entenderá esa mayoritaria clase aburguesada, carente de virtud social, infantiloide, cívicamente chata y ponciopilatiana? ¡Averígüelo Vargas!

Dice Eduardo Jorge Prats (Hoy digital 03.04.15) La democracia de Pilato. Hans Kelsen, en su obra “Esencia y Valor de la Democracia”, ilustra su idea de democracia de una parte del Evangelio de Juan cap. 18. Para Kelsen, Pilato, al no conocer que es la verdad, se comporta como un verdadero demócrata; y se somete a la voluntad de la mayoría.

La conclusión de Kelsen, como bien lo ha dicho el constitucionalista italiano Gustavo Zagrebelsky, es que “Jesús, firme en su verdad, sería el campeón de la antidemocracia, mientras que el personaje positivo, desde el punto de vista democrático, es Pilato, que no sabe, no quiere saber y tampoco cree que se pueda saber qué cosa sea la verdad”.

¿Es verdaderamente democrático Pilato? Zagrebelsky, en su libro “La crucifixión y la democracia”, responde: “(…) La multitud que gritaba ¡crucifícale! era exactamente lo contrario de lo que supone la democracia crítica: tenía prisa, era totalitaria, no tenía instituciones ni procedimientos, inestable, emotiva, extremista y manipulable…

Una multitud terriblemente parecida al ‘pueblo’, ese ‘pueblo’ al que la ‘democracia’ podría confiar su suerte en el futuro próximo. Esa turba condenaba ‘democráticamente’ a Jesús y así reforzaba el dogma del Sanedrín y el poder de Pilato. A la pregunta quién, en aquella escena, ejercía el papel de verdadero amigo de la democracia, Hans Kelsen contesta: Pilato. Cosa que equivaldría a decir: el que obraba por el desnudo poder”.

Muy saludable sería que nuestros políticos tuvieran en cuentas los siguientes adagios:

- Nunca he considerado a un hombre como mi superior, ni en mi vida fuera ni dentro de la cárcel” (Nelson Mandela Abogado y político sudafricano).

- “Todas las artes han producido sus maravillas: el arte de gobernar sólo ha producido monstruos; hemos buscado con atención nuestros placeres en la naturaleza y nuestros principios en nuestro orgullo(Luis de Saint-Just, político francés) 


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