jueves, 12 de septiembre de 2024

EL MODERNISMO … ¿Es bueno o malo?

 
Dice el escritor español Javier de Navascués: “En la Iglesia siempre encontraremos límpida la sana y perenne doctrina, muy beneficiosa y saludable para nuestra alma. No estemos ávidos de novedades, que son un veneno mortal”. 

Buscar otras “verdades” fuera de la Iglesia es locura y necedad, como también lo es dejarse embaucar por la teología moderna, apestada de herejías. A este respecto afirmaba Gregorio XVI en la Encíclica “Singularis Nos”: 

Es muy deplorable hasta qué punto vayan a parar los delirios de la razón humana cuando uno está sediento de novedades que se esfuerza por saber más de lo que conviene saber, imaginando, con excesiva confianza en sí mismo, que se debe buscar la verdad fuera de la Iglesia católica …”. 

El P. Antonio Gómez Mir, párroco de San Jordi de Barcelona y capellán de Hispania Martyr nos explica el modernismo y sus causas desde su raíz, así como las principales condenas del Magisterio de la Iglesia. 

¿Qué entendemos por modernismo y cuáles son las notas que lo definen? El modernismo es una crisis del pensamiento católico que se manifestó a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, que pretendía conciliar la fe con algunos principios de la “filosofía moderna” y con ciertas teorías de la crítica histórica. 

Las notas principales que lo definen son: agnosticismo y sentimentalismo, heredado del protestantismo liberal y la exaltación humanista. Para entender su desarrollo habría que retrotraerse a Lutero, o incluso a Erasmo de Rotterdam, que bien podría ser el primer modernista, el primer demócrata cristiano. 

¿Qué dice el posmodernismo sobre Dios? La religión posmoderna considera que no existen verdades ni leyes religiosas universales, sino que, la realidad está determinada por las circunstancias sociales, históricas y culturales según el individuo, el lugar y/o el tiempo. 

 “Lamentablemente, millones de personas siguen construyendo su visión en base a la fe, muchas veces imponiéndose con violencia frente a los demás que no comparten esas ideas. Dios ya no es necesario”. 

La religión puede interpretar lo que quiera, pero en la mayoría de los casos caerá en el error si intenta imponer la visión irracional a la realidad del mundo (…) El mayor logro de la especie humana, es la capacidad intelectual alcanzada hoy día.

El triunfo rotundo de la razón humana, como señala Hawking, puede ser vanagloriado con la extensión del pensamiento crítico y la sepultura de los dogmas. Es tiempo de no temer a la ciencia y olvidar a la religión. (Diario Abc color 05.09.2010) 

En claro desacuerdo con este escriba, respondo con lo escrito por el P. Jorge Loring: Dice Charles Robert Darwin al final de su libro Origen de las Especies -1859: “Es grandioso el espectáculo de las fuerzas variadas de la vida que Dios infundió en los seres creados haciéndose desarrollarse en forma cada vez más bellas y admirables 

Dijo el Premio Nobel de Medicina John C. Eccles, en el prólogo de “Las Fronteras del Evolucionismo”: “Cada alma es una nueva creación divina”. 

martes, 10 de septiembre de 2024

NO HAY “DERECHO” A EQUIVOCARSE

 

Con harta frecuencia se oye decir: “Todos tenemos derecho a equivocarnos, a cometer cualquier tipo de error o tomar decisiones erróneas. ¡Somos personas y como tales nos equivocamos! 

Y es verdad que nos equivocamos. Pero, es engaño decir tener derecho a equivocarnos. Por consiguiente, la fórmula: el hombre tiene «dere­cho a equivocarse» es ignorancia; mala fe o ambas cosas, porque nadie tiene «derecho» a cometer error. 

Tenemos “derecho” a ser com­prendidos por nuestras faltas, a ser aceptados con nuestros errores, a ser perdonados por nuestras estupideces, a ser reconocidos como seres que inevitablemente pecamos… setenta veces siete. 

Nos equivocamos por ignorancia, sin querer o queriéndolo… ¡No por derecho! Quien mata a su mamá lo hace por rabia, locura, venganza, accidente… nunca será por “derecho”, porque, nadie tiene derecho al desatino, al error.

Ya Sócrates decía: “Quien pregunta si es licito pegar a la madre…no merece explicación, sino azote 

Una cosa es aprender de los errores para no volver a cometerlos y otra muy diferente, es decir, “errar es humano”, y por eso nos equivocarnos. No falta quien diga: “equivocándote es como aprendes. No es verdad, aprendes cuando ya no te equivocas. 

Si insistimos en la idea de que todos tienen el derecho de equivocarse, es que, definitivamente, viviremos en el error. Una cosa es decir que el que se equivoca de buena fe no debe ser castigado y otra, sostener que la equivocación es algo loable. 

Un ejemplo: Si alguien afirmara que Ciudad del Este es la capital de Francia, le diríamos que está equivocado, y si no lo convenciéramos, pensaríamos que anda mal de la cabeza. Nadie tiene “derecho” a equivocarse. La imposición de una mayoría, no siempre es lo correcto. 

Un ejemplo: Así se abren dos caminos en un colegiado: uno, autoritario que impone una mayoría y salva a los colegas de las garras de la justicia y se excomulga a la minoría. Y otro, permisivo, que balbucea “abstención” … 

Dirá Ricardo A. Guibourg, Director de Filosofía del Derecho de la UBA: “No hay, pues, derecho a equivocarse, sino dificultad para demostrar quién se equivoca. 

Como no se “cambiar a los médicos por curanderos, sería absurdo dar pie a proyectos políticos científicamente descabellados”. Conclusión: nos equivocamos por ignorancia o por sinvergüenza. Errar es humano. Pero nadie tiene derecho a matar o decidir sobre la vida de otro ser humano 

lunes, 9 de septiembre de 2024

¡AMISTAD! … ¿Palabra devaluada?

 
Afirma el escritor José A. Veiga: “La palabra amistad se está devaluando. No cabe duda, la usamos con una facilidad asombrosa, se la ponemos a personas que conocemos y en un periodo de tiempo muy reducido ya le llamamos amigo. 

Y no me refiero solo a los amigos de las redes sociales, muchos de los cuales no conocemos físicamente, nunca les abrazamos, ni sabemos cómo miran ni como sonríen, pero son amigos. Presumimos de tener cientos o miles de ellos y parece que quien no tiene el número más alto es un mindundi en esto de la amistad.  

Quiero hablar de AMISTAD en mayúsculas, con personas que saben que podemos contar con ellas en lo bueno, pero sobre todo en los momentos malos, cuando nos encontramos en apuros y deseamos o necesitamos esos ojos amigos que nos entienden, esos oídos que nos escuchan y esas manos que con un simple roce nos tranquiliza. 

En días de alegrías, de situaciones donde todo es Paz y felicidad, están todos, los AMIGOS y los amigos. A mis alumnos les digo que una vez leí un proverbio que decía algo así: “Cuando encuentres un amigo por cada letra de la palabra amistad, grábalo con letras de oro y guárdalo cerca de tu corazón” …

¿Qué buscamos en una persona para considerarla AMIGO? Enumera las características que crees que debería tener tu amigo ideal, una vez que las hayas escrito, piensa si tú las tienes, para poder ofrecérselas a esa persona. Porque muchas veces pedimos o exigimos algo que nosotros no podemos dar, algo que carecemos (…).

Como dice la frase “La amistad no tiene precio” La verdadera AMISTAD no tiene precio, pero la amistad que vemos en la actualidad está rebajada, tanto que cuando conseguimos lo que deseamos de esa persona ya no nos sirve y cambiamos de “amigos” (Eclesiástico 6:5-7) 

La verdadera amistad. “La conversación agradable atrae muchos amigos, y al que habla amablemente todos lo saludan. Que sean muchos tus amigos, pero amigo íntimo sólo uno entre mil. Si consigues un amigo, ponlo a prueba; no confíes demasiado pronto en él”. (Eclesiástico 6:5-7)

Una moderna y atractiva narrativa de la amistad hoy es: La de amigos con derecho” amistad con derecho a roce -llamado popularmente como amigos con derechos -es una simple y llana relación sexual. Según ciertos expertos, las reglas para ser amigos con derechos son:

Menos charla y disfrutar. Estar bien con uno mismo. No es amor. No hacer reclamos. No llevar problemas. Que sea alguien emocionalmente estable. Manejarse con cuidado. Tiene final. No hay que olvidar que es algo pasajero y depende de ambos cuánto se prolonga.

jueves, 5 de septiembre de 2024

SER SANTO HOY… ¿Es posible?

El Papa Francisco dice que, hoy también, todos los cristianos están llamados a ser santos. Se refiere a la santidad ordinaria –a la santidad que llama de la “puerta de al lado”– para mostrar que no es un objetivo inalcanzable o exclusivo de algunos. (Aciprensa)

Con la ayuda de la gracia, todo cristiano puede vivir con amor y ofrecer “el propio testimonio en las tareas de cada día, allí donde cada uno se encuentra”, como se lee en el primer capítulo del documento.

Son santos los padres que, con esfuerzo, crían a sus hijos; aquellos que afrontan la enfermedad o el sufrimiento con espíritu cristiano; quienes se compadecen del pobre y del necesitado; los que superan la tentación de la murmuración…

A lo largo de toda la exhortación apostólica, el Papa ofrece ejemplos cotidianos y sencillos que muestran las oportunidades que el día a día ofrece para identificarse con Cristo y “construir, con él, ese reino de amor, justicia y paz para todos”.

Los enemigos de la santidad. En el documento Gaudete et exsultate denuncia dos “falsificaciones de la santidad”: el gnosticismo y el pelagianismo, tendencias que, cada una a su modo, esclerotizan el dinamismo de la vida cristiana, lo encorsetan y olvida lo esencial.

“Solamente a partir del don de Dios, libre y humildemente recibido, podemos cooperar con nuestros esfuerzos para dejarnos transformar más y más”. Lo testimonia la vida de los santos. Es más: precisamente nuestra falta de confianza en la gracia es lo que “impide que Dios actúe en nosotros”.

Ese falso camino de santidad se traduce en “una autocomplacencia egocéntrica” que somete la vida de la gracia a las “estructuras humanas” y así fosiliza los impulsos del Espíritu y empobrece la fe y la vida cristiana.

Pero ¿cómo alcanzar la santidad? La clave está en las bienaventuranzas: “En ellas se dibuja el rostro del Maestro, que estamos llamados a transparentar en lo cotidiano de nuestras vidas”. Nos anima a vivirlas con plenitud, pues  “santidad no puede entenderse ni vivirse al margen de estas exigencias, a ser testigos de Cristo”.

Testigo es el que testifica, el que da fe de algo o de alguien; es afirmar la veracidad y la rectitud de algo o de alguien, comprometer la propia palabra y la vida por defender a esa persona o a esa posición. Todos debemos ser testigos de la verdad y del bien; en todas partes debemos dar testimonio de la verdad y del bien.

Siendo testigos, estamos dispuestos a dar la cara por la verdad; aunque ello suponga incomodidades, pérdida de ciertas conveniencias, ya que por encima de todo eso, debemos ser testigos de la verdad y del bien.  Cristo es la Verdad y el Bien. ¡Ser santos hoy, es posible, aunque no es fácil! Un ejemplo:

Carlo Acutis, de 15 años y aficionado programador de informática, documentaba milagros y apariciones marianas aprobadas en todo el mundo, y subía toda esa información en un sitio web que creó antes de  morir por leucemia, demuestra que ser santo hoy, es posible” ¡Ta upéicha!