miércoles, 15 de junio de 2022

¡NO JUZGUEMOS! ... “Las creencias de los demás”

 
En un mundo “despelotado” de confusión, en el cual chapoteamos, hace falta decir que muchas veces emitimos juicios temerarios. Y más, si nos declaramos “cristianos”, es necesario discernir para comprender al otro...y no pecar. 

El Señor Jesús advierte: “Pues Dios los juzgará a ustedes de la misma manera que ustedes juzguen a otros (…) (Mt.7, 22).  

Muchas veces juzgamos deprisa, lo que debilita o mata inútilmente la relación con los demás. A menudo juzgamos incorrectamente por hacer valer el “me gusta, yo creo”, etc....pero, ¡Quien piensa diferente…no necesariamente es un enemigo!... A propósito, me permito compartir, un comentario:

“Una mujer fue al médico y después de algunas preguntas, sobre su historia clínica, el médico que era católico le preguntó: 

- Usted es evangélica? - ¡Sí! Respondió la paciente. Y el médico comentó: 

- Me agradan los evangélicos, pero: Hablan mucho acerca de Jesús y no de María. *Silencio*.... 

- Doctor, ¿puedo hacerle una pregunta?  - Por supuesto…dijo el médico. 

- Doctor, si algún día yo llegara a su consultorio y su secretaria me dijera que usted no está, pero que su madre me puede atender ¿cree que me gustaría ser atendida por ella? 

- ¡Claro que no! -respondió el médico- ¡El graduado en medicina fui yo, no mi madre!

- La mujer siguió: Bueno, doctor. Quien murió en la cruz por mí fue Jesús, no su madre. 

Entonces el médico le respondió... ¡es verdad!... Pero si usted llegara a la recepción y encontrara a mi madre y resulta que ya no hay más turno y que además usted no tuviera dinero para pagar la consulta, y ella me pidiera que la atendiera... 

Yo con gusto la atenderé y hasta le daría gratis los medicamentos que necesitara…sabe ¿Por qué?... por el simple hecho de ser una petición de mi amadísima madrePorque, un “querer” de mi Madre, es un “hacer” para mi… 

Dice la Biblia: “Al tercer día hubo una boda en Caná de Galilea…Jesús y sus discípulos fueron invitados a la boda. Se acabó el vino, y la madre de Jesús le dijo: “Ya no tienen vino”. 

-Jesús le contestó:-Mujer, ¿por qué me dices esto? Mi hora no ha llegado todavía. --Ella dijo a los que estaban sirviendo: "Hagan todo lo que él les diga". 

Había allí seis tinajas de piedra…En cada tinaja cabían de cincuenta a setenta litros de agua. Jesús dijo a los sirvientes: -Llenen de agua las tinajas saquen un poco y llévenselo al encargado de la fiesta”…

Esto que hizo Jesús en Caná de Galilea fue la primera señal milagrosa con la cual mostró su gloria; y sus discípulos creyeron en él. (Juan 2:1-11) 

Conclusión: Jesús amaba a su madre, y ésta, se ocupaba de las necesidades de los demás. Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen y se les abrirá”. María es nuestra Intercesora ante su Hijo. 

Así que: ¡No juzguemos las creencias de los demás!.

lunes, 13 de junio de 2022

IGLESIA ¿Durmiente-Kerai-Kerana?

 
Fue en el Concilio Ecuménico de Florencia (S. XVII), donde se hizo tradición de fe para el catolicismo que el cuerpo espiritual de Cristo en la tierra lo forma la Iglesia universal y ésta a la vez consta de tres partes: 

Iglesia Triunfante: Son los miembros de la Iglesia que alcanzaron la meta, la victoria, y están en el cielo, en la presencia de Dios. Aquí no hay llanto, vacío ni dolor.   

Iglesia Purgante: Está formada por los que aún permanecen en el purgatorio. Aquí están las almas que si bien, están en la comunión de los santos, aún no están del todo en la presencia de Dios. (1 Jn 5:16). 

Iglesia Militante: Somos los que vivimos en este “valle de lágrimas”, llamados a hacer la voluntad de Dios. Y aunque es difícil, contamos con la ayuda de Dios nos prometió. 

Xosé Manuel Domínguez Prieto, irónica o graciosamente agregó una más: La Iglesia Durmiente Iglesia a la cual -con razón- pertenecen muchos cristianos. 

“Gran parte de sus miembros no son ni fríos ni calientes, ni viven el Evangelio, ni quieren renunciar a ritos ni a costumbres (que por otra parte, tanto critican) Ni sí, ni no. Se dicen creyentes y lo son, por creer en el consumo, en el éxito y en el confort sin límite. 

Bautizan a sus hijos y gustan de convocar a muchos sacerdote para celebrar ritos privados (porque toman como criterio de distinción y clase), pero pasan el resto de sus vidas ignorando a esa Iglesia a la que dicen pertenecer. 

Espiritualistas el domingo de 8 a 9 horas y materialistas el resto de la semana, viven con desgana y vyroreí todo lo que suene a religioso. 

Iglesia durmiente, grupo que intercambia ritos por seguridad, buscador de precauciones, de virtudes adornadas de hermosas flores rojas y blancas. Falsos creyentes a los que su tibieza les llevó a considerar virtuoso, lo que no es. 

Así llaman mansedumbre al débil carácter, humildad a su impotencia, resignación a su cobardía. Son los que al final, terminan por protestar y enojarse cuando Dios no acata su voluntad: “Hágase mi voluntad así en el cielo como en mis negocios”. 

Iglesia durmiente, que se acuerda de ella sólo para criticarla. Hábil para no dejar en paz al que sirve. Son expertos en criticar al Papa; si viaja porque viaja. Si es viejo, porque es viejo; si es viejo y viaja, peor. Critican al obispo, al cura, al laico servidor, a todos. 

Sólo ellos, más allá del bien y del mal, parecen estar en y con la verdad sobre lo que la Iglesia debiera ser. Pero a la vez que critican, no mueven un dedo por mejorar las cosas. Y a quien algo hace le “dispara” con malos comentarios, con todo tipo de críticas, burlas, calumnias...Ellos, ni hacen, ni dejan hacer. No se comprometen, pero están en contra de los que se comprometen. 

Esta Iglesia durmiente es la que despierta sólo para asistir aburridamente, a veces a alguna procesión, a alguna boda o a la “primera comunión” del niño, lo cual cada vez, consiste, más en copiosa comida postsacramental; sin entender un “pito” el significado del rito. 

Tampoco falta algún desatinado que aconseje al cura que “termine rapidito” el asunto porque, el asado “está a punto, ja okái pátama”. Es la Iglesia aturdida, perdida, distraída que se avergüenza de sí misma porque no sabe que está llamada a ser comunidad. 

Los miembros de la Iglesia durmiente asisten religiosamente a ver el partido de fútbol, sin importar costo ni distancia; llegarán incluso tres o cuatro horas antes del inicio, pero a la Eucaristía, asistirán sólo si se les da la gana, y no llegarán a hora. 

Dormidos el fin de semana y estresados durante toda la semana, pondrán siempre todo tipo de excusas para no asistir a alguna reunión formativa, y de paso, murmurarán contra la “Iglesia”, a la cual dicen pertenecer. 

Pero tendrán tiempo para el viajecito de fin de semana, para la pesca o para echar algunas horas extras en la empresa. Es que, chamigo, el dinero-pirapire... es el dinero. La Iglesia durmiente rechaza la opinión de la jerarquía: por ser “imposición intolerable, retrógrada”. 

Pero, se abrirá gustosa a cualquier opinión ajena, sin importarle cuán descabellada sea la calumnia de quienes atacan a su propia Iglesia, sin hacer el mínimo esfuerzo de verificar la veracidad de lo que se dice. Estará muy atenta al chisme, de los excesos del cura o del laico; nunca tendrá ojos, tiempo, ni oídos para reconocer el trabajo intenso y fecundo hecho por los católicos militantes. 

Iglesia durmiente, Iglesia tibia-pereri-kerana, sin amor a sí, desencantada, triste, la peor, la más estéril de la historia, ya no cree en nada, porque ignora la alegría de la Salvación. La Iglesia durmiente perdió su primer impulso, su entusiasmo, su vigor. 

No es fría ni caliente. Ya no sabe quién es ni se acuerda de lo que recibió. Es una Iglesia de corazones cobardes y manos débiles. No milita, no hace penitencias, ni goza. Solo critica. Una Iglesia así no sirve para nada, ni para nadie. 

Cristianos que van al templo “ocasionalmente", al cual llegan tarde, vestidos de cualquier modo, sin respeto al culto ni a los semejantes, donde a los niños -ante la mirada despistada de sus padres- les da igual jugar, correr, gritar”, como si estuvieran en un parque. 

Una Iglesia así, sólo puede dar una buena noticia al mundo: la de su desaparición.